Métodos budistas para lidiar con la vida

Esta noche vamos a estar hablando acerca de cómo utilizar métodos budistas que nos ayuden en la vida diaria. Cuando hablamos de métodos budistas o enseñanzas budistas, la palabra en sánscrito que se utiliza para ello es “Dharma”. Si buscamos qué significa realmente la palabra “Dharma”, encontraremos que significa “algo que nos contiene”. El Dharma es algo que nos contiene o que nos previene del sufrimiento y de tener problemas.

Las Cuatro Verdades Nobles

Lo primero que el Buda enseñó fue lo que es conocido como las “Cuatro Verdades Nobles”. Lo que esto significa es que hay cuatro hechos que cualquier ser altamente realizado y que pueda entender la realidad entendería como verdaderos. Estos cuatro son:

  • Los problemas verdaderos que todos enfrentamos.
  • Las causas verdaderas que los generan.
  • ¿Cómo sería si hubiera una cesación verdadera de esos problemas de tal modo que ya no los tuviéramos nunca más?

El budismo tiene mucho que decir sobre los problemas y sobre cómo lidiar con ellos. De hecho, todas las enseñanzas budistas pretenden ayudarnos a sobrellevar las dificultades en la vida. El enfoque es en realidad muy racional y aterrizado. Dice que cualesquiera sean los problemas que tengamos, todos provienen de causas. Entonces debemos mirar muy honesta y profundamente dentro de nosotros mismos para ver cuáles son las dificultades que estamos enfrentando. Para muchos de nosotros no es un proceso nada fácil. Es bastante doloroso en realidad echar un vistazo a cuáles son las áreas difíciles en nuestra vida. Muchas personas se encuentran en negación. No están dispuestas a admitir que tienen problemas, por ejemplo, en una relación insana y aún así experimentan infelicidad. Pero no podemos dejarlo sólo al nivel de “soy infeliz”. Necesitamos profundizar en cuál es realmente el problema.

Las verdaderas causas de nuestros problemas

Después necesitamos observar para descubrir cuáles son las causas de nuestros problemas. Los problemas no existen simplemente por sí mismos, ni surgen de la nada. Tiene que haber una causa, y por supuesto hay muchos niveles de factores que están involucrados en producir una situación insatisfactoria. Por ejemplo, cuando hay conflictos de personalidad en una relación, puede haber factores adicionales que compliquen el asunto, tales como la economía (que no haya suficiente dinero, etc.), problemas con los hijos o problemas con otros familiares. Puede haber todo tipo de circunstancias que estén contribuyendo al problema. Pero el Buda dijo que debemos profundizar cada vez más para encontrar cuál es la causa más profunda de nuestros problemas; y la causa más profunda de nuestros problemas es nuestra confusión sobre la realidad. 

Tenemos infelicidad, tenemos dolor y eso, por supuesto, proviene de algún tipo de causa. Por ejemplo, podríamos estar actuando de un modo muy inquietante, con mucha ira. Nadie es feliz cuando está enojado, ¿verdad? Entonces necesitamos reconocer que la ira está causando nuestra infelicidad y que tenemos que deshacernos de ella de algún modo.

Nuestro problema, el que nos está haciendo infelices, también podría ser que nos preocupamos todo el tiempo. Preocuparse es un estado mental muy desagradable. Nadie es feliz mientras está preocupado, ¿verdad? Shantideva, un gran maestro budista indio, dijo que si estás en una situación difícil y puedes hacer algo para cambiarla, ¿por qué preocuparse? Simplemente cámbiala. Preocuparse no va a ayudar. Y si no puedes hacer nada para cambiarla, ¿por qué preocuparse? Eso tampoco va a ayudar. Así que tenemos confusión sobre lo inútil de preocuparse, y por lo tanto continuamos preocupándonos. El punto es que no se obtiene ningún beneficio de preocuparse.

También tenemos otro nivel de problema que es el problema de no estar nunca satisfechos. Experimentamos momentos de estar felices, por supuesto, pero desafortunadamente no duran para siempre, y siempre queremos más. Nunca es satisfactorio. No estamos satisfechos con comer nuestra comida favorita sólo una vez, ¿verdad? Queremos comerla una y otra vez. Y si comemos demasiado de ella en una sola sentada, entonces la felicidad que teníamos al principio se transforma en un dolor de estómago. Así es que estamos un poco confundidos sobre este tipo de felicidad. En vez de simplemente disfrutarla por lo que es y darnos cuenta de que no va durar y nunca nos va a satisfacer, nos colgamos de ella; y cuando perdemos esa felicidad, nos sentimos muy infelices.

Es como estar con un amigo querido o un ser amado que luego nos deja. Por supuesto que van a dejarnos en algún momento, por eso necesitamos disfrutar del tiempo que estamos con ellos. Hay una imagen muy bella que usamos en ocasiones. Cuando alguien maravilloso que amamos muchísimo llega a nuestra vida, es como un pájaro salvaje que se posa en nuestra ventana. Cuando el pájaro salvaje viene a nuestra ventana, podemos disfrutar de la belleza de su compañía, pero tras un rato el pájaro se irá volando, por supuesto, porque es libre. Y si somos muy gentiles tal vez el pájaro volverá. Pero si atrapamos al pájaro y lo ponemos en una jaula, el pájaro va ser muy infeliz y podría incluso morir. Asimismo, esta gente llega a nuestra vida como este precioso pájaro salvaje, y lo mejor que podemos hacer es disfrutar el tiempo que están con nosotros. Cuando se marchan por cualquier motivo, por la cantidad de tiempo que sea, bien, esto pasa. Si estamos relajados y en calma al respecto y no hacemos demandas del tipo “no me dejes nunca, no puedo vivir sin ti” y ese tipo de cosas, entonces lo más probable es que vuelvan. Si no, nuestro aferramiento y nuestra actitud demandante sólo los ahuyentarán.

Cuando estamos confusos sobre la naturaleza de nuestra felicidad ordinaria y los placeres en la vida, por supuesto que tenemos problemas. No podemos ni siquiera disfrutar de los momentos felices que tenemos porque estamos preocupados y temerosos de que vamos a perderlos. Somos como un perro con un plato de comida: el perro está comiendo pero también está mirando alrededor y gruñendo para asegurarse de que nadie venga a quitársela. A veces somos así, ¿cierto? En lugar de simplemente disfrutar lo que tenemos y aceptar que cuando termina, termina. Por supuesto que esto no es tan simple como suena, tal vez ni siquiera suena simple, pero requiere entrenamiento, acostumbrarnos a diferentes formas de ver las cosas en la vida.

La verdadera cesación de nuestros problemas

El Buda dijo que es posible cesar nuestros problemas para siempre y la forma de hacerlo es deshaciéndonos de las causas. Ese es un enfoque muy racional, muy lógico. Si te deshaces del combustible, no habrá más fuego. Y es posible, dijo el Buda, deshacerse de estos problemas de forma definitiva.

No queremos estar satisfechos simplemente con una libertad temporal de estos problemas, ¿verdad? Es como ir a dormir; cuando duermes no tienes el problema de las relaciones difíciles. Así que esa no es la solución, porque cuando te despiertas el problema aún está ahí. Es como cuando vas de vacaciones a algún lugar pero tienes que volver a casa, y cuando vuelves a casa los problemas siguen ahí. Entonces las vacaciones no son la mejor solución, la solución más profundamente duradera.

El Buda tampoco estaba diciendo que simplemente nos callemos, aceptemos nuestros problemas y convivamos con ellos, porque esa tampoco es una muy buena solución, ¿o sí? Porque entonces nos sentimos bastante impotentes, no hay nada que podamos hacer, así que nos damos por vencidos y ni siquiera lo intentamos. Es muy importante que intentemos superar nuestros problemas. Incluso si no hacemos un gran progreso, al menos sentiremos que lo hemos intentado.

Métodos para detener nuestros problemas

Pero si realmente queremos conseguir una verdadera cesación de estos problemas, un verdadero final de ellos, entonces está el cuarto hecho que el Buda enseñó, el cual es que necesitamos seguir algún tipo de método y alcanzar cierto tipo de entendimiento correcto para liberarnos de la causa más profunda que es nuestra confusión. Pero alcanzar un buen entendimiento no es suficiente si no podemos recordarlo todo el tiempo, así que necesitamos desarrollar la concentración. Pero para que la concentración sea capaz de recordar y permanecer enfocada en tal entendimiento, necesitamos autodisciplina. Así que los métodos budistas generales que usamos para prevenir nuestros problemas son: seguir algún camino de disciplina, concentración y entendimiento correcto (a veces llamado “ sabiduría”). 

Además, una de las mayores causas de nuestros problemas es nuestro egoísmo. Mucho de nuestro egoísmo está basado en la confusión sobre la realidad, porque de algún modo parece que pensamos que somos el único que existe en este mundo. Incluso si tenemos conocimiento de que otros existen, somos claramente los más importantes en el universo, el centro de nuestro universo. Debido a esta idea equivocada pensamos: “Siempre tengo que hacer las cosas a mi manera. Siembre debo conseguir lo que quiero”, y si no se hace a nuestra manera entonces somos muy infelices. 

Pero esa es una visión muy confusa de la realidad porque no hay nada especial en nosotros en ese sentido. Todos somos iguales en el sentido de que todos queremos ser felices, nadie quiere ser infeliz; todos queremos conseguir lo que queremos y nadie quiere no conseguir lo que desea. Y de algún modo tenemos que vivir juntos, porque vivimos juntos. Así que necesitamos añadir amor y compasión, consideración por los demás y altruismo a la forma de sobrellevar los problemas o prevenirlos. Así como nos gustaría que los demás nos ayudaran, asimismo a ellos les gustaría que nosotros los ayudáramos.

Lidiar con las emociones perturbadoras

Por supuesto, no todo el mundo es un santo o un bodisatva, eso es muy cierto. Todo el mundo está confundido en algún nivel u otro. Debido a que estamos confusos, actuamos bajo la influencia de emociones perturbadoras. Por ejemplo, si pienso que soy el centro del universo y que soy lo más importante, entonces la sensación que me acompañará será la inseguridad, ¿cierto? Cuando estás confundido eres inseguro y piensas: “Bien, yo debería ser lo más importante, pero la gente no siempre me trata como si lo fuera”. Así que hay inseguridad ahí.

¿Cuáles son las estrategias que podemos usar cuando nos sentimos inseguros, estrategias para tratar de hacernos sentir más seguros? Una de ellas es: “Si puedo simplemente tener suficientes cosas alrededor mío, de algún modo eso va a hacerme sentir seguro. Si tan sólo pudiera tener el dinero suficiente o la atención suficiente o el amor suficiente, de algún modo eso me haría feliz”. Pero entonces, como vimos, la naturaleza de este tipo de felicidad es que nunca tenemos suficiente, nunca estamos satisfechos y siempre queremos más.

Piensa en ello. Tiene sentido. ¿Realmente queremos que nuestro ser amado nos diga “te quiero” sólo una vez? Si lo dicen sólo una vez, entonces es suficiente, ¿realmente nunca tienen que volver a decírnoslo? Nunca nos sentimos seguros con eso. Siempre queremos escucharlo una y otra vez y otra vez, ¿no es así? Y nunca alcanzamos el punto en el que digamos: “Bien, no tienes que decírmelo más. Lo sé”. Así que cuando hablamos sobre ser codiciosos, no es sólo codicia por cosas materiales y dinero. También somos codiciosos por amor, y la mayoría de nosotros somos especialmente codiciosos por atención. Vemos eso en los niños pequeños. Así que ese es un mecanismo: si tan sólo podemos conseguir suficientes cosas alrededor de nosotros, eso nos hará sentir seguros. Y nunca funciona.

El siguiente mecanismo son la ira y la aversión: “Si pudiese simplemente escapar de ciertas cosas que siento que son una amenaza para mí, eso hará que me sienta seguro”. Pero nunca nos sentimos seguros; siempre nos sentimos amenazados y estamos siempre en guardia en caso de que alguien haga algo que no nos guste, y entonces nos enojamos y los ahuyentamos. A veces esto puede ser muy contraproducente. Estoy pensando en el ejemplo de una relación en la cual sentimos que la otra persona no nos está poniendo la suficiente atención, no nos da el tiempo suficiente, así que le gritamos. Nos enojamos y gritamos: “¡Deberías prestarme más atención! ¡Deberías pasar más tiempo conmigo!”, etc. ¿Cuál es el resultado de eso? Normalmente se alejan incluso más. O nos hacen un gran favor y se quedan con nosotros un rato, pero se puede sentir que no están cómodos con eso. ¿Cómo podríamos pensar que enojándonos con alguien vamos a conseguir gustarles más? Es realmente absurdo, ¿no es así? Muchos de estos mecanismos que usamos con la esperanza de estar más seguros realmente sólo empeoran las cosas.

Otro mecanismo que usamos es levantar muros. Se basa en la ingenuidad, al pensar que si no tratamos con el problema de algún modo, no existe o se irá por sí mismo. Es el tipo de actitud de “ no quiero escuchar nada sobre eso”, y levantas el muro. Pero ese estado de ingenuidad, por supuesto, tampoco funciona. El problema no va desaparecer sólo por ignorarlo o no reconocerlo.

Así, basados en estas emociones perturbadoras, lo que pasa es que actuamos en todo tipo de formas destructivas. Gritamos. Podemos incluso pegarle a alguien. Si sentimos “pobre de mí, no tengo nada” podríamos ser capaces de robar, pensando que de algún modo eso va a ayudarnos. O estoy pensando en el ejemplo de cuando viví en la India por muchos, muchos años. La India es la tierra de los insectos, muchísimos insectos, de cualquier clase que puedan imaginar. Y no puedes matarlos a todos; no hay forma de que puedas ganar. La única solución es aprender a vivir con ellos. Si no te gustan los diferentes insectos que viven en tu habitación, duermes dentro de un mosquitero: tienes una red alrededor tuyo y estás en tu espacio protegido. Esa es una solución pacífica, en lugar de emprender un safari y cazar a todos los mosquitos que hay en la habitación, y permanecer despierto toda la noche porque siempre va a ver más para matar. Siempre hay espacio bajo la puerta, o las ventanas no cierran bien; siempre habrá más. Pero ese impulso por la conducta destructiva surge compulsivamente: “¡tengo que deshacerme de ellos!”.

Hay muchas formas diferentes de conducta destructiva. Mentir, usar lenguaje ofensivo, el adulterio, la violación, todas estas cosas están ahí. Y cuando actuamos destructivamente, básicamente eso produce infelicidad, infelicidad no sólo para los demás sino especialmente infelicidad para nosotros mismos. Si pensamos sobre ello, el budismo habla muy firmemente sobre no matar, ¿verdad? Ahora, el punto es que si adquieres el hábito de matar todo lo que no te gusta, como los mosquitos, por ejemplo, entonces esa es tu primera respuesta automática, ¿cierto? Y no es sólo con respecto a matar. Si hay algo que no nos gusta reaccionamos de una forma muy violenta, podría ser verbalmente, físicamente o emocionalmente, en lugar de aprender a lidiar con eso con un estado mental tranquilo.

A veces, por supuesto, podrías tener que matar. Por ejemplo, podría haber insectos que se están comiendo las cosechas; podría haber insectos con enfermedades, etc. El budismo no se trata de ser un fanático. Es preciso que no seamos ingenuos al respecto. Intenten hacerlo sin ira y sin odio: “ ¡odio estos moquitos de la malaria!”. Tampoco debemos ser ingenuos respecto a las consecuencias negativas que acarreará matarlos. Sólo un ejemplo sencillo: si usamos insecticidas sobre todos nuestros vegetales y frutas, bueno, también comemos eso y nos pueden causar enfermedades. Así que hay efectos secundarios negativos. El punto aquí, volviendo a nuestro punto de partida original, es que nuestros métodos son la disciplina, la concentración y un correcto entendimiento, complementado con amor y compasión.

Autodisciplina ética

¿Cómo aplicamos estas medidas preventivas para evitar problemas en la vida? El primer paso, la primera cosa que hacemos, es aplicar autodisciplina ética, que es evitar actuar destructivamente. Actuar destructivamente es actuar bajo la influencia de estas emociones perturbadoras: ira, avaricia, apego, celos, ingenuidad, arrogancia y demás. Esto significa que cuando tenemos ganas de actuar de forma destructiva, decidimos muy claramente: “no, no quiero actuar de ese modo”. 

Cuando tenga ganas de gritarte por algún error que cometiste, sé que gritar sólo empeorará la situación. Quizás tenga que corregirte o lidiar con cualquier error que hayas cometido, pero gritar simplemente lo empeorará, ¿cierto? Especialmente insultarte y maldecirte ciertamente no va a ayudar en la situación. Así que la autodisciplina ética es darnos cuenta tan pronto como sea posible, incluso antes de que actuemos destructivamente, de que estamos a punto de actuar compulsivamente de una forma destructiva. Sentimos el impulso de actuar así y discriminamos: “esto no va a ser de ayuda en absoluto”, y nos contenemos de actuar nuestro impulso. 

Ahora, no estamos diciendo que te guardes la ira dentro para que te carcoma y que simplemente la mantengas ahí hasta que explotes. Ese no es el método. Y si no hemos sido capaces de lidiar con ella y simplemente se refuerza dentro, bueno, no la arrojemos en la otra persona. Y dar puñetazos en una pared lo único que va a producir es que nos duela la mano, así que eso es estúpido. Así que la liberas de alguna otra forma, ¿no? Golpear una almohada o limpiar todos los pisos de tu casa, ese tipo de métodos estilo “sabiduría materna” para lidiar con la ira y la frustración, y realmente hacer labores domésticas extenuantes o ir a correr un buen rato o ejercitarse fuertemente en el gimnasio, sí ayudan a disipar la energía de esa ira frustrada.

Presencial mental y concentración

Si llegamos a acostumbrarnos más y más a esta forma de comportarnos y nos refrenamos de actuar destructivamente cuando tenemos ganas de actuar de ese modo, lo que estamos usando es lo que se llama nuestro “darse cuenta que discrimina (shes-rab)”. Discriminamos entre lo que es útil y lo que es dañino, y sobre esa base podemos permanecer en calma y no simplemente mantener la ira dentro. Así pues, la principal cosa que estamos cultivando aquí es lo que normalmente es traducido como “presencia mental (dran-pa)”. Eso significa “recordar”. Es como el pegamento mental para sujetarse a la disciplina -lo que quiero hacer, cómo quiero ser en la vida, cómo quiero actuar en mi vida- sujetarse a esto y no olvidarlo. Eso es la presencia mental. Es la misma palabra que se utiliza para “recordar activamente”. 

Entonces lo que intentamos hacer es estar más despiertos. La palabra “buda” en realidad significa “alguien que está totalmente despierto”. Intentamos estar despiertos a cuáles son las emociones que estamos sintiendo, cuáles son los impulsos de actuar de un modo o de otro que surgen compulsivamente en nuestra mente, e intentamos no ser esclavos de estas cosas sino darnos cuenta de que, con entendimiento, podemos elegir cómo actuamos. Si estoy de mal humor, eso puede cambiar; puedo hacer algo para cambiarlo. 

A veces la solución a estar de mal humor es bastante simple. Uno de los métodos más simples es “acostar al cascarrabias”. Nos sentimos como un bebé que ha estado despierto demasiado tiempo y está llorando todo el tiempo. A menudo cuando estamos de mal humor, estamos así. Entonces acuéstate, toma una siesta, ve a dormir. Usualmente, cuando nos levantamos nos sentimos mucho mejor. 

O si estás teniendo un desacuerdo con alguien y está alcanzando un estado muy intenso, bueno, sabes que en esta situación la otra persona ya no te está escuchando realmente y tú ya no la estás escuchando realmente. Es mejor terminar la conversación: “regresemos a esto más tarde cuando ambos estemos calmados”, y ve a dar un paseo, o algo así, para calmarte. 

Estos son métodos muy simples. El budismo en realidad enseña métodos de actuación mucho más profundos que estos, pero es un principio. Necesitamos empezar aplicando métodos que seamos capaces de aplicar. Pero el principio es lo importante, y el principio es ver directamente cuál es la causa del problema y hacer algo al respecto para vencerlo. No seamos simplemente una víctima del problema. En cierto sentido, tomar control sobre lo que está pasando en nuestra vida. 

Ahora, si podemos desarrollar la presencia mental para sujetar nuestro entendimiento sobre qué es de ayuda y que es dañino en nuestro comportamiento, si somos capaces de poner atención a lo que está pasando y recordar cómo queremos actuar y entonces corregirlo si no estamos actuando de ese modo, si podemos aplicar esto en la forma en la que estamos actuando con nuestro cuerpo, en la forma en la que estamos hablando, entonces hemos desarrollado la fortaleza para ser capaces de hacerlo con nuestra mente, con lo que estamos pensando. 

Entonces, cuando empezamos a tener este tren de pensamientos de preocupación, o del tipo de pensamiento: “pobre de mí, nadie me quiere”, etc., ese tipo de cosas, decimos: “¡Vamos! No quiero continuar este viaje de autoconmiseración, de preocupación y demás. Esto sólo me va a hacer infeliz”, y traemos nuestra atención de vuelta a algo más positivo. Hay muchas más cosas positivas que podemos hacer con nuestro cuerpo, con nuestra mente, que simplemente sentarnos y preocuparnos. Hay muchas más cosas positivas sobre las que podemos pensar en lugar de pensar en cuán terrible podría ser todo, como cuando nos estamos preocupando. Porque, verán, lo que estamos intentando desarrollar aquí es la concentración de tal forma que podamos traer nuestra atención de vuelta cuando esté vagando. 

Por ejemplo, cuando estamos hablando con alguien y nuestra mente empieza a divagar -no tiene que ser por motivos de preocupación, podría ser sobre: “¿cuándo van a dejar de hablar?” o “ ¿qué voy a tener para cenar?”, podría ser sobre cualquier cosa- y dejamos de prestarle atención a la otra persona, o hacemos comentarios en nuestra mente: “lo que acaba de decir es absurdo”, entonces traemos de vuelta nuestra atención y simplemente nos enfocamos en escucharla. 

Esta es una aplicación muy práctica de la concentración pero requiere disciplina, y desarrollamos esa disciplina primero en términos de nuestra conducta física y verbal. Cuando desarrollas esta habilidad de traer tu atención de vuelta y corregir cualquier desviación, entonces puedes aplicarla a cualquier tipo de situaciones. Es realmente de mucha ayuda. Por ejemplo, empiezas a estar más atento de cómo sostienes tu cuerpo. Si tus hombros están tensos y levantados y tu cuello está tenso, si tienes presencia mental y lo notas, entonces simplemente baja tus hombros y relájalos. Es simplemente una cuestión de poner atención, recordar y hacer algo al respecto. O cuando empiezas a estar muy entusiasmado, lo cual es totalmente inapropiado para esa situación en particular, y empiezas a hablar más y más fuerte y agresivamente hacia alguien, entonces lo notas y simplemente lo cambias. Simplemente te calmas, como al bajar tus hombros, pero lo haces a un nivel energético, a nivel emocional. 

Este es todo el secreto de cómo se aplican estos métodos del Dharma en la vida. Sólo recordarlos y tener la suficiente disciplina para simplemente hacerlos, aplicarlos. Y no lo haces porque quieres ser bueno o porque quieres agradar a tu profesor o algo así. Lo haces porque quieres evitar problemas, dificultades, porque sabes que si no haces algo al respecto simplemente vas a hacer de ti mismo alguien miserable, y eso no es divertido, ¿cierto? Así que necesitamos aplicar nuestra autodisciplina al área mental en términos de la concentración, en términos de lidiar con nuestros sentimientos, incluso. Lidiar con los sentimientos, por supuesto, es más delicado, mucho más difícil. Pero como dije, si te estás alterando excesivamente, te puedes calmar.

Entendimiento correcto

Una vez que desarrollas la herramienta de la concentración, al menos a cierto nivel, en lo que realmente quieres ser capaz de mantenerte concentrado es en un entendimiento correcto de lo que está pasando. Tenemos todo tipo de confusiones acerca de la realidad -acerca de cómo existimos, acerca de cómo existen los demás, acerca de cómo existe el mundo-, y debido a esta confusión tenemos todo tipo de proyecciones de lo que es realmente irreal, ¿no es así? Podemos proyectar: “No soy bueno. Soy un perdedor”. O podríamos proyectar: “soy la cosa más increíble del mundo”. Podemos proyectar: “Pobre de mí. Nadie me ama”. Pero si realmente analizamos a todas las personas en nuestra vida, esto significa que mi madre nunca me amó, mi perro nunca me amó, nadie nunca me amó. Este difícilmente va ser el caso. 

Así que proyectamos estas fantasías y creemos que son ciertas; eso es lo horrible. Creemos que podemos llegar tarde, o no llegar nunca a una cita y eso no importa: “no tienes sentimientos”, ¿cierto? Y entonces somos muy desconsiderados con los demás. Pero todos tienen sentimientos, así como yo tengo sentimientos. Nadie quiere ser ignorado. A nadie le gusta tener una cita y que la otra persona no llame o llegue tarde. A nadie le gusta eso. Entonces lo que necesitamos hacer es usar nuestra concentración para cortar de raíz estas fantasías y dejar de proyectar todos esos sinsentidos acerca de que, por ejemplo, nuestra conducta inconsiderada no hiere a otros, porque esa es realmente la causa más profunda de nuestros problemas: “Soy el centro del universo. Debo hacer todo siempre a mi manera. Soy el más importante”. Esta es obviamente la proyección de una fantasía. Nadie es el más importante. Pero basados en la creencia de que nuestra fantasía es verdadera, somos egoístas. Así que si queremos superar el egoísmo necesitamos deconstruir esa fantasía y dejar de proyectarla. Incluso aunque sintamos que somos el centro del universo y lo único que existe (porque cuando cerramos los ojos hay una voz en nuestra cabeza y no vemos a nadie más, por lo que pareciera que somos lo único que existe), tenemos que recordar que esto es una ilusión e intentar no creerla: “No es así. Sólo lo parece”. 

El Buda dijo que mantener ese entendimiento todo el tiempo es el camino verdadero para alcanzar una cesación verdadera de nuestros problemas. Si tuviéramos este entendimiento correcto todo el tiempo no tendríamos ninguna confusión. Y si no tuviéramos ninguna confusión no tendríamos ira, ni apego, ni avaricia, etc. Y si no tuviéramos ninguna de estas emociones perturbadoras no actuaríamos destructivamente. Y si no actuáramos destructivamente no produciríamos todo tipo de problemas a los demás ni a nosotros mismos. Ese es el método budista básico para lidiar con las dificultades en la vida. 

Si queremos tener relaciones más felices, necesitamos reconocer:

  • Soy un ser humano. Tú eres un ser humano. Todos tenemos los mismos sentimientos, etc.
  • Todos tenemos puntos fuertes. Todos tenemos puntos débiles. Yo los tengo y tú también.
  • Nadie es un príncipe azul ni una princesa caramelo en un corcel blanco.

¿Tienen esta imagen en sus historias? Estamos siempre buscando al compañero perfecto, el del corcel blanco, pero ese es un cuento de hadas. No existe, pero lo proyectamos. Debido a que creemos en ese cuento de hadas pensamos que éste va a ser el príncipe o la princesa, y cuando no lo son nos enojamos con ellos y a veces incluso los rechazamos. Y entonces proyectamos en la siguiente pareja potencial que conocemos que él o ella serán el príncipe o la princesa. Pero nunca encontramos al príncipe o la princesa, porque no existe tal cosa.

Así pues, si queremos tener relaciones saludables entonces necesitamos aceptar la realidad. La realidad es, como dije, que todos tenemos puntos buenos, todos tenemos puntos débiles y necesitamos aprender a convivir juntos de algún modo, y nadie es el centro del universo. Y luego las enseñanzas generales que encontramos en cualquier religión o filosofía humanística, las cuales son: ser amable, ser considerado, ser amoroso, etc., ser paciente, ser generoso, perdonar. Todas las religiones y todas las filosofías humanistas enseñan lo mismo y así también lo hace el budismo.

Los mismos principios aplican a nuestras relaciones en el trabajo. Si eres amable con la gente que trabaja contigo en la oficina (o si tienes empleados, si eres amable con ellos), todo el negocio caminará más suavemente. Si trabajas en un almacén y eres amable y agradable con los clientes, toda la atmosfera será mucho más agradable, ¿no es cierto? Y si uno es honesto en sus tratos -no engaña a otros y demás- nuevamente, las cosas irán mucho, mucho mejor. Eso no quiere decir que no intentemos obtener una ganancia y generar nuestro sustento, el punto es no ser avaricioso respecto a ello.

Y cuando otros nos engañan, porque no todo el mundo va a actuar del mismo modo, bueno, ¿qué esperabas? Pero desde el punto de vista budista no diríamos que esa gente es mala; simplemente diríamos que están confundidos. Están confundidos. No entienden que actuar de ese modo simplemente les generará más y más problemas: no le van a gustar a nadie. Por lo tanto, son más un objeto de compasión que de odio. Si los vemos como un objeto de compasión y tenemos paciencia con ellos, no sufrimos emocionalmente cuando nos engañan, y después intentamos ser más cuidadosos con los siguientes para que no nos engañen otra vez. Pero ¿qué esperaban de la gente? Muchas personas son así. Así que esa es la realidad. La proyección es que todo el mundo es honesto. ¡No todos son honestos! Sería bonito que todos fueran honestos, pero no todos lo son. Así que al menos nosotros podríamos intentar ser honestos.

¿Pueden los no budistas usar estos métodos?

Ahora, ¿tenemos que seguir un camino espiritual budista estricto de meditación, rituales y demás para aplicar estos métodos? Bueno, no realmente. No tenemos que seguir un camino espiritual estándar, estricto, para aplicar todas estas cosas. Su Santidad el Dalái Lama siempre habla sobre ética secular y valores humanos, ser amable, tener más presencia mental, no ser ingenuo, no proyectar fantasías y demás. Estas son líneas generales que cualquiera puede seguir.

Y cuando hablamos de meditación, simplemente hablamos de un método para familiarizarnos a nosotros mismos con esta forma de pensar al sentarnos e intentar pensar de ese modo, y cuando la atención divague, traerla de vuelta. Bueno, pueden hacer esto mientras están sentados en meditación enfocados en un buda o en su respiración, pero también pueden hacer esto cuando lean un libro, cuando cocinen, cuando hagan cualquier cosa. Cuando cocinan, simplemente permanezcan enfocados en cocinar, y cuando su mente divague tras algún pensamiento loco, simplemente tráiganla de vuelta al cocinar. No tiene que ser una práctica de meditación budista formal. Hay muchas, muchas formas en las que podemos familiarizarnos a nosotros mismos con formas de pensar y de actuar más beneficiosas, sin que implique ningún tipo de ritual budista o preparación budista formal.

Esta, entonces, es la forma en que aplicamos el Dharma, las medidas preventivas, para ayudarnos a evitar problemas.

Video: Mingyur Rinpoche — “Meditación para la vida cotidiana”
Para activar los subtítulos, por favor selecciona el ícono “Subtítulos” que está en la esquina inferior derecha de la pantalla. Para cambiar el idioma, por favor selecciona el ícono “Configuración”, después selecciona “Subtítulos" y elige el idioma de tu preferencia. 

Preguntas

Darnos cuenta de lo que está pasando interna y externamente

Para evitar problemas, ¿simplemente tenemos que estar concentrados todo el tiempo?

En cierta forma, sí. Pero esa no es la idea completa. Podríamos estar muy concentrados gritándole o pegándole a alguien, por ejemplo, así que eso no es todo. También necesitamos darnos cuenta en el sentido de que necesitamos darnos cuenta de lo que pasa internamente, nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, etc., y al mismo tiempo darnos cuenta y estar alertas de lo que pasa a nuestro alrededor con las demás personas. Cuando alguien llega a casa -un miembro de nuestra familia, algún ser querido, o quien sea- quizás veamos que están muy, muy cansados. Tenemos que estar alertas de eso. Ese no es el momento de empezar una gran discusión con ellos sobre algo importante; están cansados. Así que deseamos estar siempre alertas, concentrados, enfocados en lo que está pasando alrededor nuestro. Estar alerta de cuál es la situación con las otras personas, no sólo de cuál es la situación con nosotros mismos.

Así que no nos vamos al extremo de solamente darnos cuenta de nosotros mismos y no darnos cuenta de los demás; o el otro extremo que es sólo prestar atención a los demás y no a nosotros mismos. Ese también es un extremo a evitar. Hay mucha gente que tiene el síndrome de no ser capaz de decir “ no” y entonces siempre están haciendo cosas para los demás, para sus familias o para quien sea, y terminan tan completamente cansados y exhaustos que simplemente se desmoronan o se vuelven resentidos. Es importante prestar atención también a cómo nos sentimos y cuidar nuestras propias necesidades. Cuando necesitemos tomar un descanso, tomemos un descanso. Cuando necesitemos decir: “ no, lo siento; no puedo hacer esto. Es demasiado. No soy capaz”, simplemente decir “no”. Idealmente, cuando decimos “no” necesitamos darles alguna alternativa, si podemos. Damos alguna sugerencia como: “pero tal vez esta otra persona pueda ayudarte”.

En resumen, simplemente darnos cuenta de todo lo que ocurre, externa e internamente, y entonces aplicar un correcto entendimiento, amor y compasión.

Lidiar con la ira

Hablaste de barrer el suelo como un método para tratar con la ira u otras emociones destructivas, pero apuntaste que el budismo tiene métodos mucho más profundos. ¿Podrías por favor dar al menos una pista de en dónde podemos buscar sobre ellos?  

Bien, yendo un poco más profundo, un nivel para lidiar con la ira cuando estamos enojados con alguien es desarrollar paciencia. Ahora, ¿cómo desarrollamos la paciencia? Hay muchos, muchos métodos, pero un método, por ejemplo, es llamado “paciencia de tiro al blanco”: “si no hubiera puesto el blanco, nadie hubiera acertado en él”. Por ejemplo, te pido que hagas algo para mí y lo haces incorrectamente. Mi tendencia es enojarme contigo. O resulta que no lo hiciste en absoluto. ¿Entonces de quién es la culpa? Es en realidad mi culpa porque fui demasiado perezoso como para hacerlo por mí mismo y te pedí que lo hicieras. ¿Entonces qué se puede esperar? Cuando le pides a alguien que haga algo ¿qué esperas? Digamos que le pides a un niño de dos años que te traiga una taza de té caliente y se le derrama. Por supuesto que va a derramarlo. Es lo mismo, ¿qué esperamos cuando le pedimos a alguien que haga algo por nosotros?

Entonces me doy cuenta de que mi pereza es la que realmente causó el problema. No te enojas con la otra persona. Y me doy cuenta de que cuando te pido hacer algo por mí es porque soy demasiado flojo como para hacerlo por mí mismo -sea que soy perezoso o que no tengo tiempo, lo que sea-. El punto es que si le estoy pidiendo a alguien que lo haga no debería esperar que lo haga perfectamente o de la forma en que yo lo haría, la cual, al final de cuentas, también podría ser incorrecta. Cometo errores también. Y si lo hago por mí mismo y cometo un error no hay razón para enojarme conmigo mismo. “No soy perfecto, nadie es perfecto, así que por supuesto que cometo errores”. Así que simplemente aceptas la realidad. “Soy un ser humano; los seres humanos cometen errores: cometí un error”. Y si puedo corregirlo, lo corrijo. No me enojo conmigo mismo. No tiene sentido enojarme conmigo mismo. Sólo lo corrijo, si puedo. Si no puedo, eso es todo; simplemente déjalo e intenta no repetir el error en el futuro.

Un nivel mucho más profundo de tratar con la ira es entender la realidad de nosotros mismos. Ahora estoy hablando a un nivel muy simple, pero incluso a ese nivel simple es de ayuda. “No soy el centro del universo. ¿Por qué siempre debería hacer las cosas a mi manera? ¿Por qué? ¿Qué hay de especial en mí que debo siempre hacer las cosas a mi manera y nadie más las puede hacer a la suya?”. Con tales pensamientos, empiezas a deconstruir esta visión sólida del “yo” como la cosa más importante en el universo. El “yo” sólido. Luego, por supuesto, puedes deconstruir más y más y más. Cuando tienes esta visión de que el “yo” es una cosa sólida y que siempre tienes que hacer las cosas a tu manera, entonces por supuesto que te enojas cuando no consigues lo que quieres, ¿cierto?

El budismo tiene mucho qué decir respecto a cómo existimos y cómo existe todo el mundo. Nosotros sí existimos, pero no existimos de las formas imposibles en las que imaginamos existir, por ejemplo como un pequeño “yo” sentado dentro de nuestra cabeza, hablando, que es el autor de esa voz en nuestra cabeza. Parece como si hubiera un pequeño “yo” dentro que está hablando, quejándose: “¿Qué debería hacer ahora? Oh, haré eso”, y entonces como que mueves tu cuerpo, como si el cuerpo fuera una máquina. Pero es una ilusión. No puedes encontrar ningún pequeño “yo” dentro de ti, ¿o sí? Sin embargo sí existimos, hablamos, hacemos cosas. Así que tenemos que dejar a un lado nuestra creencia en estas proyecciones, porque parece como si correspondieran con la realidad. Así parece. Ahí está la voz, así que debe haber alguien hablando ahí adentro. 

Así que el budismo tiene mucho que ofrecer en toda esta área de lo que llamaríamos “ psicología”.

Trabajando con nuestro cuerpo

Pregunta: Tengo dos preguntas. La primera es si podría decirnos un poco más sobre trabajar con el cuerpo. Mencionó que necesitamos relajar nuestro cuerpo, pero quizás necesitemos hacer algunas cosas más. Y la segunda pregunta es: ¿cuál es la fuente de todas esas proyecciones? Por ejemplo, esta persona hablando dentro de nuestra cabeza, ¿por qué aparece? 

Alex: Hay, por supuesto, muchas disciplinas que podemos aplicar para la salud física. Está la medicina budista, por ejemplo, que se encuentra en la tradición tibetana, que tiene mucho que ver con equilibrar las energías del cuerpo. Nuestras energías y nuestra salud en general se ven muy afectadas por nuestra dieta y nuestro comportamiento; comportamientos tales como salir al frío sin la ropa adecuada y enfermar por ello. Estamos hablando de esa clase de comportamiento. O el trabajo excesivo; este tipo de comportamiento te hará enfermar.

También intentamos mantener el darnos cuenta del estado de nuestro cuerpo. Cuanto más silencioso te vuelvas internamente, más alerta te vuelves, no sólo a la condición de tu mente sino también a la condición energética de tu cuerpo. Cuando te das cuenta de que tu energía está muy nerviosa, por ejemplo, lo cual puedes sentir con tu pulso acelerado y demás, hay cosas muy básicas que puedes hacer, incluso simplemente ajustando tu dieta. Por ejemplo, podemos dejar de beber café y té fuerte, y podemos evitar comidas más pesadas que van a bajar las energías, tales como comidas grasosas, queso y demás. Y mantenernos cálidos; no estar en el viento o donde haya corrientes de aire. Tampoco estar cerca de máquinas con alto voltaje que hacen “bzzzrrr,” cosas así, porque alterarán la energía aún más. Conservarnos en una situación tranquila. Así que existe este nivel de práctica.

La tradición tibetana en sí misma no enfatiza el ejercicio físico o ese tipo de trabajo con el cuerpo de la forma que lo harían, por ejemplo, las tradiciones budistas chinas o japonesas con las artes marciales. Pero ciertamente diferentes tipos de artes marciales, tai chi, chi kung, ese tipo de cosas pueden ser muy útiles. Estos son también métodos para desarrollar concentración a través de la presencia mental en el movimiento. Los ejercicios físicos que los tibetanos hacen son mucho más sutiles y tienen que ver con trabajar con los sistemas de energía en diferente forma, no en artes marciales. Es un poco diferente, más parecido al yoga. Así es como se trabaja con el cuerpo.

El origen de la voz en nuestra cabeza

En cuanto al origen de la voz en nuestra cabeza, involucra la naturaleza de la mente y ahí se vuelve un poco más complicado. En el budismo, cuando hablamos sobre la mente no estamos hablando de algún tipo de cosa. Estamos hablando de actividad mental, y esa actividad mental está involucrada con pensar, ver, sentir emociones. Es muy muy amplia. Lo que sucede en esa actividad es que surge algún tipo de holograma mental. Por ejemplo, cuando vemos algo, la luz choca contra la retina, desencadena impulsos eléctricos y reacciones químicas en las neuronas, y como resultado surge algún tipo de holograma mental de lo que algo parece. Pero es realmente un holograma mental. Proviene de todos esos impulsos químicos y eléctricos. 

Pero los hologramas no son sólo visuales. Estos hologramas mentales podrían también ser sonidos, como las palabras. No escuchamos toda una frase en un solo instante, oímos pequeñas partes de ella, una a la vez, y aún así está el holograma mental de toda la frase y entendemos lo que significa. De la misma forma, hay hologramas mentales en la forma de emociones, hologramas mentales en la forma de pensamientos, y también hologramas mentales en la forma de la verbalización, esta voz. Estas cosas simplemente surgen. Hay alguna cognición involucrada. Entonces, eso es lo que es ver, o pensar, o sentir. Eso es lo que es. Y tal actividad mental continúa sin que haya un “yo” separado de quien está observándolo o controlándolo y haciendo que ocurra. Simplemente ocurre. Así que parte de este holograma mental son los pensamientos sobre el “yo”: “esa voz soy yo”. ¿Quién está pensando? Yo estoy pensando. No eres tú el que está pensando, yo estoy pensando. Pero es sólo parte de todo este proceso de hologramas. 

¿Cuál es el origen de esta voz en nuestra cabeza? Es simplemente una de las características de la actividad mental. No es necesariamente como funcionan todas las actividades mentales. La voz no continúa todo el tiempo, y dudo que la lombriz de tierra esté pensando con una voz. La lombriz de tierra ciertamente tiene un cerebro, tiene una mente, ve cosas, hace cosas. 

Realmente empieza a convertirse en algo muy interesante cuando pensamos sobre ello. Un holograma del sonido de una voz es cierta forma de comunicación, ¿cierto? Es un tipo de conceptualización que expresa o comunica un pensamiento en la forma del sonido mental de las palabras. La pregunta interesante es: alguien que es sordo y mudo de nacimiento y no tiene ningún concepto de sonido, ¿tiene una voz en su cabeza o piensa en términos del lenguaje de signos? Esa es una pregunta muy interesante. Nunca he encontrado la respuesta a eso. 

Así que tanto si es una voz como si es lenguaje de signos o lo que sea, o como los gusanos piensan, la ilusión es que hay un “yo” separado detrás de ella que está hablando, sentado en el panel de control, recibiendo la información que entra a la pantalla a través de los ojos, tienen un micrófono y hablan y luego presionan el botón para hacer que los brazos y las piernas se muevan. Esta es una ilusión completa. Pero es ese tipo de “yo” sentado en el panel de control el que es el objeto de “oh, ¿qué va a pensar de mí la gente?” y “¿qué debería hacer ahora?”. Es sobre lo que estamos preocupados, este “yo” en el panel de control. 

Cuando nos damos cuenta de que este “yo” es como una ilusión, entonces no hay nada de qué preocuparse. Hablamos, actuamos. Por supuesto que soy yo: estoy hablando, estoy actuando. Y si a la gente no le gusta, pues no le gusta. ¿Y qué? El Buda no complació a todo el mundo. El Buda no le agradaba a todo el mundo, así que ¿qué podíamos esperar de nosotros? Simplemente usamos el entendimiento, el amor, la compasión y actuamos. Eso es todo. Y no hay que preocuparse por: “¿Qué van a pensar de mí?”. Aunque eso no es tan simple de hacer como parece.

Controlarnos a nosotros mismos cuando los demás están enojados

Cuando otra persona está enojada con nosotros, ¿cómo nos controlamos?

Básicamente vemos que son como niños pequeños. Cuando un niño de dos años se enoja con nosotros cuando decimos “es hora de ir a la cama” y nos dice “te odio. Eres horrible” y entonces hace un gran, gran escándalo, ¿nos enojamos? Bien, algunos se enojan; pero es sólo un niño de dos años, ¿qué esperábamos? Intentas calmar al bebé. Sé gentil, como lo serías con un niño de dos años. Piensa en ello: ¿cómo tratas a un niño de dos años en esa situación? Normalmente cuando un niño de dos años está actuando tan feamente, si lo cargas, lo abrazas y eres cariñoso con él, se calma ¿o no? Si le gritamos sólo lo haremos llorar aún más. Así que la gente es así, como bebés grandes.

Top