La bodichita y la conducta del bodisatva

Versos del 10 al 17

Breve resumen

Después de empezar con el homenaje y la promesa de componer, Togme Zangpo recorre las etapas graduales de motivación, el lam-rim, empezando con la preciosa vida humana y las circunstancias que son más conducentes para aprovecharla. Aprendemos que es bueno dejar nuestro lugar de origen y permanecer en soledad.

Después recordamos la muerte y la impermanencia, y cómo esta preciosa vida humana no durará para siempre, lo cual significa que no tenemos tiempo que perder en términos de aprovecharla. Esto no significa que nos volvamos fanáticos, lo cual se explica muy bien en uno de mis koan zen favoritos: “La muerte puede llegar en cualquier momento. Relájate”. Para aprovechar plenamente esta vida, necesitamos tomar cierta distancia de amigos desorientadores, y debemos apoyarnos en amigos espirituales y en maestros espirituales calificados.

Vemos que la dirección segura o refugio es la base de todo el camino budista. Le damos a nuestra vida una dirección que está indicada por el Dharma, la cual nos lleva a las cesaciones verdaderas y a las verdaderas mentes que son el camino, que la Sangha Arya ha logrado en parte y que los budas han alcanzado completamente. Esta es la dirección en la que queremos ir.

En términos del nivel inicial de motivación, anhelamos tener un renacimiento en uno de los mejores estados, pero en particular un precioso renacimiento humano. Este es el peldaño indicado por las Tres Joyas, el cual nos ayuda a anhelar después la liberación y la iluminación. Con el fin de asegurar que no obtengamos un peor renacimiento en vidas futuras, necesitamos refrenarnos de la conducta destructiva.

Con el nivel intermedio de motivación trabajamos para liberarnos del renacimiento incontrolablemente recurrente. Sin importar qué tipo de renacimiento tengamos, si está bajo el control del karma y las emociones perturbadoras y si cada momento está lleno de no darse cuenta y de acciones kármicas compulsivas, solo producirá más formas de sufrimiento. Esto es lo que hemos revisado hasta el momento.

Desarrollar el anhelo de la bodichita

Ahora continuamos con el nivel avanzado de motivación, el cual es anhelar el logro pleno de la iluminación con la bodichita.

(10) La práctica de un bodisatva es desarrollar el anhelo de la bodichita para liberar a los seres limitados, porque si nuestras madres, quienes han sido bondadosas con nosotros desde el tiempo sin principio, están sufriendo, ¿qué podemos hacer con (solo) nuestra propia felicidad?

¿Qué es exactamente la bodichita? La bodichita es un estado mental que es producido por el amor, la compasión y una determinación excepcional. El amor es el deseo de que todos – y esto significa todos, no solo los que nos agradan o son cercanos a nosotros– sean felices y tengan las causas de la felicidad. La compasión es el deseo de que todos se liberen del sufrimiento, y no solo del sufrimiento ordinario, sino del sufrimiento que todo lo impregna del samsara y de sus causas. Esto también incluye tomar cierta responsabilidad para realmente ayudar a los demás a superar sus sufrimientos, pero para eso necesitamos el siguiente paso, la determinación excepcional. La determinación excepcional significa que tomamos la firme decisión de realmente asumir plena responsabilidad para ayudarlos, no solo de forma temporal, sino en todo el camino hacia la iluminación. La bodichita es la base de todo esto.

En la primera fase de la bodichita, nos enfocamos en todos los seres con la intención de alcanzar la iluminación para ayudarlos, a su vez, a alcanzar la iluminación también. En consecuencia, la primera fase de la bodichita está enfocada en nuestra propia iluminación individual que aún no ha acontecido. Podemos imputar o inferir nuestra iluminación individual aún no acontecida sobre la base de sus causas acontecidas en el presente, como podemos imputar la flor aún no acontecida sobre la base de la semilla que acontece en el presente. Si todas las causas y condiciones para que se desarrollara estuvieran ahí, la flor ya acontecería en el presente. Tendríamos una flor que acontece en el presente y ya no una flor aún no acontecida. De manera similar, si invertimos una increíble cantidad de trabajo y esfuerzo y, además, están dadas las condiciones para alcanzar la iluminación, nuestra iluminación aún no acontecida ya no será imputada sobre nuestra continuidad mental. En lugar de ello tendremos una iluminación que acontece en el presente.

Por supuesto, lo que acabo de explicar es bastante complicado y sutil, así que tenemos que ser 100% precisos con la terminología. De lo contrario, es muy difícil realmente saber qué se supone que debemos estar haciendo cuando nos enfocamos en la bodichita. ¿En qué nos estamos enfocando? ¿Qué aparece en nuestra mente? Es nuestra propia iluminación individual futura. Pero eso no está aconteciendo aún, ¿así que eso significa que no existe y que nos estamos enfocando en algo que no existe? Esta se vuelve una pregunta muy delicada y, a menos que sepamos en qué enfocarnos, es muy difícil realmente generar la bodichita. Como el día de mañana, nuestra iluminación aún no acontecida todavía no acontece, pero puede suceder y podemos enfocar nuestra atención en ella y hacer planes. ¿Por qué puede suceder? Porque tenemos los factores de naturaleza de Buda.

Un punto clave aquí es que no estamos anhelando la iluminación del Buda Shakyamuni, porque esa fue su iluminación. No estamos anhelando la iluminación en general como si fuera un gran globo en el cielo que todos anhelamos alcanzar. No es así. Es nuestra propia iluminación individual. Nos enfocamos en nuestros factores de naturaleza de Buda y, sobre esa base, podemos imputar ese aún no acontecer de nuestra propia iluminación individual.

Podemos representar esto con una imagen del Buda, pero tenemos que saber qué representa realmente la imagen. Nuestro enfoque en nuestra iluminación individual aún no acontecida va acompañada por dos intenciones, las cuales son: la intención de alcanzarla y la intención de ayudar a todos los demás a alcanzarla al lograrlo nosotros mismos. Traduzco esto como “anhelo de la bodichita” porque es lo que siempre estamos anhelando. Ese es nuestro anhelo en la vida, alcanzar la iluminación para ser capaces de beneficiar a todos los demás de la forma más significativa posible, ayudándolos a alcanzar también la iluminación.

Cuando tenemos bodichita en su sentido más pleno, se vuelve lo que se conoce como “sin esfuerzo”, lo cual significa que no tenemos que trabajar a lo largo de todos los pasos para construirla o generarla. En otras palabras, en un chasquido de dedos tenemos una bodichita definitoria plena, y la tenemos día y noche. No importa si estamos conscientes de ese anhelo o no. Todo en nuestra vida, todo lo que hacemos, incluso cuando estamos dormidos, está dirigido a alcanzar esa iluminación.

Nuestra intención es trabajar por el beneficio de todos, cada uno de los seres limitados, y anhelar llevarlos al estado omnisciente más elevado y plenamente desarrollado posible. Este es un estado mental grandioso, enorme e increíblemente amplio. Esto es lo que significa mahayana, un gran vehículo de la mente. Es la mente que actuará como vehículo para llevarnos a la mayor meta. Lo que anhelamos es que este ideal sea tan central en nuestra vida, en nuestra continuidad mental que, sea que estemos conscientes o no, tal sea nuestro anhelo en la vida.

Togme Zangpo da algunas indicaciones en este verso de la forma de cultivar ese anhelo de la bodichita. Se refiere a liberar a los seres limitados, que son nuestras madres. Dice: porque, si nuestras madres, quienes han sido bondadosas con nosotros desde el tiempo sin principio, están sufriendo, ¿qué podemos hacer con (sólo) nuestra propia felicidad? Esto indica el método en siete partes sobre la causa y el efecto para generar la bodichita.

Primero necesitamos desarrollar ecuanimidad de tal forma que no sintamos atracción por unas personas, repulsión por otras e indiferencia hacia todas las demás. Estamos abiertos a todos y eso es muy importante cuando pensamos en términos del amor y la compasión en el sentido mahayana. Recuerden que no estamos hablando de amor y compasión solo hacia las personas que nos agradan, porque esos no son el amor y la compasión mahayana. Necesitamos tener “gran amor” y “gran compasión”. En el sentido mahayana, cuando hablamos de gran amor y gran compasión, es igualitario hacia todos. Obviamente es muy difícil tener esto, especialmente dado que algunos seres limitados tienen un renacimiento actual como mosquitos. Eso requiere que entendamos el renacimiento. Nadie existe verdaderamente solo en la forma de vida que actualmente manifiesta. Cada ser es una continuidad mental individual que atraviesa incontables renacimientos sobre la base del karma que desarrolla.

Cada una de estas continuidades mentales, o más bien cada uno de estos seres, ha sido nuestra madre en una vida o en otra, razón por la cual Togme Zangpo los llama “nuestras madres”. Esto porque hay un tiempo infinito y un número finito de seres. Si pensamos en ello matemáticamente, podemos demostrar que es así.

A mis estudiantes en Alemania se les ocurrió una maravillosa prueba prasánguika para esto. El prasánguika argumenta por conclusiones absurdas. Todos han sido mi madre, no solo por el tiempo sin principio y un número finito de seres, sino la principal razón es porque todos son iguales. Si un ser ha sido mi madre, digamos en esta vida, entonces todos han sido mi madre en alguna vida específica, porque todos son iguales. Si ese no fuera el caso, si una persona nunca hubiera sido mi madre, entonces nadie ha sido nunca mi madre, porque todos son iguales, incluyendo a mi madre en esta vida. Esa es una prueba prasánguika perfecta, incluso si los tibetanos no la utilizan; sin embargo, la aceptan con facilidad. Le di esta prueba al maestro de la escuela de debate en Dharamsala y estuvo de acuerdo en que es una prueba válida.

De hecho, esto es muy importante como el primer paso del entrenamiento en siete partes de la causa y el efecto para desarrollar la bodichita:

(1) Reconocer que todos han sido realmente nuestra madre – necesitamos convencernos de eso, de lo contrario, solo lo estamos aceptando sin realmente entenderlo, lo cual no es estable. Si un ser no ha sido mi madre, entonces nadie ha sido nunca mi madre, porque todos son iguales. Si una persona ha sido mi madre, entonces todos han sido mi madre, porque todos son iguales. Es interesante, ¿no es así?

Los siguientes puntos son:

(2) Recordar la amabilidad del amor maternal – el nivel mínimo de bondad es que nuestra madre no nos abortó cuando estaba embarazada. Por lo tanto, sin importar qué tan difícil sea la relación con nuestra madre, al menos existe esa bondad. La mayoría de nosotros, como recién nacidos, no podríamos haber sobrevivido sin la ayuda de nuestra madre.

(3) Apreciar esa bondad – a menudo eso se expresa como “retribuir esa bondad”, pero pienso que eso es un poco pesado en términos de los sentimientos de culpa que muchos occidentales cargamos. El término realmente significa “apreciar esa bondad” o “ser agradecidos”. Cuando realmente apreciamos la bondad que ha sido mostrada por todos y en verdad nos sentimos agradecidos por ello, entonces tenemos naturalmente lo que se conoce como “amor reconfortante”. Cada vez que nos encontramos con cualquier ser nuestro corazón se llena de gozo y felicidad, como si nos encontráramos con nuestro único hijo; de igual forma, nos sentiríamos terriblemente si algo malo le pasara.

(4) Desarrollar amor – basado en el amor reconfortante hacia todos, es el deseo de que todos sean felices y tengan las causas para la felicidad.

(5) Desarrollar compasión – también basada en el amor reconfortante hacia todos, es el deseo de que estén libres del sufrimiento y de las causas del sufrimiento y estar dispuestos a hacer algo para que suceda.

(6) Desarrollar la resolución excepcional – tomar la decisión definitiva de asumir la responsabilidad de llevarlos a todos hasta la iluminación.

Sobre la base de estas seis causas, el séptimo paso, el resultado:

(7) Desarrollar la bodichita.

Como dice Togme Zangpo, si nuestras madres están sufriendo, dado que estamos interconectados y relacionados con absolutamente todos, ¿qué podemos hacer con solo nuestra propia felicidad? Necesitamos utilizar la felicidad duradera de la liberación y la iluminación que alcanzamos al convertirnos en un buda para beneficiar a los demás, no solo para relajarnos al lado de una alberca mientras tomamos una bebida fría.

Igualar e intercambiar el yo por los demás

En el siguiente verso, Togme Zangpo indica el otro gran método para desarrollar la bodichita, el cual es igualar y después intercambiar nuestras actitudes hacia nosotros mismos y hacia los demás.

(11) La práctica de un bodisatva es intercambiar de forma pura nuestra felicidad personal por el sufrimiento de los demás, ya que (todos) nuestros sufrimientos, sin excepción, provienen de desear nuestra felicidad personal, mientras que un buda completamente iluminado nace de la actitud de desear el bien a otros.

Nuevamente, primero necesitamos equilibrar nuestra actitud hacia todos. Esto se basa en el mismo tipo de ecuanimidad que tuvimos en el primer método para desarrollar la bodichita, en el que no sentimos atracción por algunos ni repulsión o indiferencia por otros. Sin embargo aquí, sobre la base de esto, vamos un paso más allá, que es igualar el yo con los demás. Esto significa que nosotros y todos los demás somos iguales en que deseamos ser felices y no queremos ser infelices. Además, todos tenemos el derecho de tener esa felicidad y de no ser infelices, sin importar lo que hagamos. Entonces, ¿por qué cuidamos solo nuestra propia felicidad? En Involucrarse en el comportamiento del bodisatva, Shantideva aborda este punto así:

(VIII.95) Cuando la felicidad es algo igualmente apreciado, tanto por mí como por los demás, ¿qué hay de especial en mí que me esfuerzo por la felicidad solo para mi mismo

(VIII.96) Y cuando el sufrimiento es algo igualmente desagradable, tanto para mí como para los demás, ¿qué hay de especial en mí que me cuido a mí mismo y no a los demás?

Cuando igualamos a todos de esa manera, como explica muy bien Shantideva, en un sentido todos llegamos a formar un cuerpo de vida, como todas las partes de nuestro cuerpo físico forman todo un cuerpo. Escribió:

(VIII.91) Así como a pesar de sus muchas partes, con divisiones en manos y demás, el cuerpo ha de ser cuidado como un todo; de manera similar, a pesar de las diferencias entre los seres errantes, con respecto a la felicidad y el dolor, todos son iguales para mí en su deseo de ser felices y (así forman) un todo.

No podemos decir que una parte de ese cuerpo necesita más cuidado que otra, o que es más importante que una parte de nuestro cuerpo no sufra dolor en lugar de otra. Todas son iguales. Por lo tanto, no podemos decir que una parte del cuerpo, como una mano, solo cuidaría a una mano. Si el pie se lastimara con una espina, la mano -inmediatamente y sin pensarlo- lo ayudaría quitándole la espina. La misma lógica aplica a porqué habríamos de cuidar a todos. Shantideva lo enmarcó de esta manera:

(VIII.99) Si cualquier sufrimiento que cualquiera tenga debe ser atendido por la persona misma, entonces, dado que el sufrimiento del pie no es el de la mano, ¿por qué habría de ser cuidado por ella?

(VIII.100) Si es el caso que (ignorarlo) sería ilógico y, por lo tanto, aquí se asume por el sentido de un yo (completo); entonces, con toda seguridad lo que es ilógico con respecto al (todo formado por) mí mismo y por los otros, es algo que ha de ser desechado, tanto como pueda.

El asunto aquí es realmente acerca de la base para etiquetar el “yo”. ¿Etiquetamos “yo” solo sobre la base de nuestra mano, o sobre la base del cuerpo entero? ¿Etiquetamos “yo” solo sobre la base de nuestra persona, o podemos etiquetarlo sobre la base de cualquiera y de todos? Como Shantideva dijo:

(VIII.92) Aunque mi propio dolor no lastima los cuerpos de otros, aun así, de esa forma, el dolor de un ‘yo’ es insoportable debido al aferramiento a un ‘yo’”.

(VIII.93) De la misma forma, aunque el dolor de otros no recae sobre mí, de esa forma el dolor de un ‘yo’ (también) es difícil de soportar debido al aferramiento a un ‘yo’”.

Como explica Shantideva, hasta el momento estamos basando nuestro concepto de “yo” sobre la base de las piezas de otros cuerpos, algo que ha crecido del esperma y el óvulo de otras dos personas. No es de nuestro propio esperma y óvulo, ¡¿cierto?! Básicamente, estamos cuidando algo que vino del cuerpo de otras personas, así que ¿cuál es la diferencia entre eso y cuidar del cuerpo de cualquier persona que ha provenido del cuerpo de otras personas? ¿Cuál es la diferencia entre limpiar nuestra propia nariz con nuestro dedo y limpiar la nariz de nuestro bebé con nuestro dedo? Estamos dispuestos a hacer ambas cosas de ser necesario. ¿Por qué eso es diferente de limpiar la nariz de un borracho que está tirado en la calle? Shantideva lo pone de esta manera:

(VIII.111) Así como, por familiaridad, hay un entendimiento de un ‘yo’ con respecto a gotas de semen y sangre que le pertenecen a otros, aunque no existe como una ‘cosa’,

(VIII.112) ¿Por qué no habría, de la misma forma, de tomar como un ‘yo’ a un cuerpo que le pertenece a alguien más? (Después de todo), no es difícil establecerlo, de la misma manera, como algo distinto de un cuerpo que es ‘mío’”.

Como dice Shantideva, el sufrimiento es para eliminarse, no porque sea mi sufrimiento o tu sufrimiento. El sufrimiento ha de eliminarse simplemente porque es sufrimiento y duele. Shantideva dice que el sufrimiento no tiene dueño. Así como podemos cuidarnos a “mí” sobre la base de este cuerpo singular, de igual manera podemos cuidar de “mí”, sobre la base de los cuerpos de todos los demás.

(VIII.102) En su ser sin un propietario, todos los sufrimientos carecen de una distinción: así que es (simplemente) porque están sufriendo que han de ser evitados. ¿Por qué se hacen (limitaciones) fijas aquí?

(VIII.94) Así, el dolor de otros es algo a ser eliminado por mí, debido a su (naturaleza como) dolor, como el dolor de un “yo”; y los demás son seres a ser ayudados por mí, por sus (naturalezas como) seres limitados, como el cuerpo de un “yo”.

Cuando hacemos la práctica de tonglen, dar y tomar, indicada en el texto en la frase intercambiar nuestra felicidad personal por el sufrimiento de los demás, esto significa que asumimos sus sufrimientos como si fueran nuestros, y damos nuestra felicidad como si nos estuviéramos dando felicidad a nosotros mismos. Si no entendemos la vacuidad (vacío) y la etiquetación mental de un “yo” convencional en el contexto de esta práctica, entonces nos metemos en grandes problemas. ¿En qué problema nos metemos? En el problema de basar toda esta práctica en una idea equivocada de que somos un “yo” sólido, independiente y verdaderamente establecido. Si hacemos eso, adquirimos todo este complejo de mártir de tener que ser el que asuma el sufrimiento de todo el universo, como en “yo voy a salvar a todos” y esto puede crear un miedo tremendo porque también pensamos: “ciertamente no quiero sentir el dolor que tú sientes al morir de cáncer”. En este caso, estamos pensando en un “yo” muy sólido separado de todos los demás, y ciertamente no queremos el sufrimiento de un moribundo. Pero si entendemos la vacuidad del “yo” y pensamos en términos del “yo” ampliado convencional sobre la base de todos, entonces todo este asunto de intercambiar el yo por los demás se vuelve bastante sencillo y muy razonable. Solo nos asusta cuando pensamos en un “yo” sólido. Este es un punto muy importante acerca de esta práctica de igualar e intercambiar el yo con los demás.

¿Por qué queremos pensar en términos de todos los demás y su felicidad, y no solo en nosotros mismos y nuestra propia felicidad? Togme Zangpo establece que (todos) nuestros sufrimientos, sin excepción, provienen de desear nuestra felicidad personal. Cuando actuamos de forma destructiva, de hecho lo estamos haciendo porque queremos nuestra propia felicidad personal. Por ejemplo: “No quiero que este escarabajo vuelve alrededor de mí. Le tengo miedo y quiero ser feliz sin que él esté aquí. Es una forma de vida inaceptable”. Por lo tanto, decidimos matarlo, basados en pensar egoístamente en nuestro propio beneficio. Otro ejemplo de pensar solo en nuestra propia felicidad personal: “Quiero tener lo que alguien más tiene” y, por lo tanto, lo robamos. Queremos nuestra propia felicidad, así que tenemos una aventura sexual con la pareja de alguien más. Queremos salirnos con la nuestra y entonces mentimos. De esta forma, podemos pasar por cada una de las diez acciones destructivas. No es tan difícil identificar cómo surgen, basados en desear solo nuestra propia felicidad y no preocuparnos en absoluto por nadie más.

Incluso cuando actuamos de forma constructiva, si lo hacemos sobre la base de pensar en nuestra propia felicidad, eso solo perpetúa nuestro samsara también. “Soy amable contigo”, por ejemplo, “porque quiero agradarte”, “quiero sentirme necesario, útil” y demás. Eso también es pensar solo en nuestra propia felicidad personal. En terminología budista llamamos a esto “la actitud autocentrada”.

La frase explica que un buda completamente iluminado nace de la actitud de desear el bien a otros. Si nos refrenáramos de actuar de forma destructiva, como matar un escarabajo, sería porque pensamos en la felicidad del escarabajo. Si nos refrenáramos de robarle algo a alguien, de nuevo es porque pensamos en su felicidad, no en la nuestra. De la misma forma, podemos repasar las diez acciones constructivas. Todas están basadas en pensar en la felicidad de los demás, no en la propia, y a partir de ello progresamos por todo el camino hasta la bodichita. ¿Cómo se convierte alguien en un buda? Debido a la bodichita. La bodichita se basa en pensar en los demás.

Para revisar brevemente los dos métodos para generar la bodichita, el sistema de causa y efecto en siete partes trabaja en términos de ver a todos los demás como nuestra madre y después tenemos la práctica de igualar e intercambiar el yo con los demás. Una vez que hemos desarrollado la bodichita sobre la base de estos dos métodos para generarla, entonces ese es el logro del estado de aspiración de la bodichita. Aspiramos a alcanzar la iluminación para beneficiar a todos los demás. Además, seguimos con el estado comprometido de la bodichita, con el cual tomamos los votos del bodisatva y realmente nos involucramos en la conducta que nos llevará a la iluminación.

La conducta del bodisatva: lidiar con los daños

La conducta del bodisatva incluye muchos aspectos diferentes, pero uno de los más importantes es cómo lidiamos con el daño que se nos hace. La forma básica descrita por Togme Zangpo para lidiar con los daños y las dificultades es el tonglen, dar y tomar. Esta es una de las formas más básicas de transformar las circunstancias negativas en positivas y es un tema que se aborda ampliamente en los diversos textos del entrenamiento mental (lojong). Recuerden, Togme Zangpo escribió un comentario en el texto de Gueshe Chaykawa, Entrenamiento mental en siete puntos, y en consecuencia, encontramos muchos puntos que son similares, no solo a ese texto, sino también al texto Ocho versos del entrenamiento mental de Langri-tangpa, en los cuales se basan esos siete puntos.

(12) La práctica de un bodisatva es, aun si alguien bajo el poder de un gran deseo roba o provoca que otro robe toda nuestra riqueza, dedicarle nuestro cuerpo, recursos y acciones constructivas de los tres tiempos.

Si realmente anhelamos con la bodichita llevar a todos hacia la iluminación, el máximo estado posible, y tenemos una voluntad plena de darles toda esa felicidad, entonces, en cierto sentido, se las hemos dado. Quizás no se las hayamos dado físicamente ahora, pero en nuestra mente les hemos dado todo lo que podría darse. Por lo tanto, si nos robaran algo, nos quitaran algo, o causaran que alguien más robara, como dice Togme Zangpo, mientras están bajo el poder de un gran deseo, entonces solo han tomado lo que ya les pertenece.

Shantideva dice algo bastante similar:

(III.12ab) Habiendo dado este cuerpo a todos aquellos con cuerpos limitados para que hagan con ellos lo que quieran,

(III.14ab) Déjenlos hacer lo que sea a (mi) cuerpo, siempre y cuando no les cause daño;

Así, si tomaran algo que es nuestro está bien, dado que mentalmente ya se los hemos ofrecido. También les dedicamos todo lo demás. Por supuesto, le dedicamos a él, como dice Togme Zangpo, nuestro cuerpo, recursos y acciones constructivas de los tres tiempos. Aquí,dedicar” significa, por ejemplo, que pensamos: “Has robado mi reloj, mi computadora” o lo que sea, “espero que lo disfrutes. Quiero que tengas felicidad así que espero que obtengas felicidad de esto”. Tomamos de ellos cualesquiera consecuencias de sufrimiento que puedan provenir de la acción y les devolvemos solamente felicidad.

Nuevamente se nos recuerda lo que dijo Togme Zangpo previamente, que toda la infelicidad y el sufrimiento provienen de pensar solo en uno mismo, y que toda la felicidad proviene de pensar en la felicidad de los demás. Cuando vivía en Dharamsala, India, tenía un jardín de flores y un día llegaron los niños del lugar y las cortaron todas. Siendo un ser samsárico, me enojé un poco y quería salir y gritarles para ahuyentarlos. Pero después traté de recordar este tipo de consejo, ya que si estoy haciendo todas mis meditaciones y prácticas: “que todos sean felices, que todos alcancen la iluminación”, y al mismo tiempo guardo rencor porque me toman un par de flores, resulta absolutamente absurdo. El hecho de estar molesto e infeliz acerca de que cortaran las flores estaba basado totalmente en pensar solo en mí. Eran mis flores y quería disfrutar de verlas yo mismo. Pero cuando pensé en términos de “que puedan disfrutar de estas flores”, eso fue pensar en la felicidad de los demás y de hecho me produjo paz mental.

Recuerden el punto de igualar e intercambiar el yo con los demás: ¿cuál es la diferencia entre que yo las disfrute y que ellos las disfruten? Así que les dedicamos incluso más felicidad de nuestros cuerpos, nuestros recursos y nuestras acciones constructivas de los tres tiempos, pasado, presente y futuro.

Todos estos versos que abordan el lidiar con los daños tienen la intención de ayudarnos a no enojarnos. Un bodisatva no se enojaría con nadie, porque el enojo es básicamente desear que la otra persona sea infeliz. Queremos deshacernos de ellos y detener lo que sea que estén haciendo. Claramente, desear que alguien sea infeliz es lo opuesto de desear que sean felices, ¿no es así? De esta manera, el enojo devasta, como dicen, la fuerza positiva construida por todas nuestras diversas acciones constructivas. “Devasta” significa que hace que nuestra fuerza positiva sea muy débil, de tal forma que le toma mayor tiempo madurar y el resultado al que da surgimiento sea menor. Necesitamos desarrollar paciencia. Con paciencia no nos enojamos, y una de las mejores formas de hacer esto es a través del tonglen, dar y tomar.

(13) La práctica de un bodisatva es, incluso no teniendo la menor falta nosotros mismos, alguien fuera a cortar nuestra cabeza, aceptar en nosotros sus consecuencias negativas, a través del poder de la compasión.

Este verso habla de un ejemplo muy extremo de alguien que nos corta la cabeza, pero lo que debemos extraer de este ejemplo es que si alguien nos lastima severamente, aun si no es nuestra culpa, no nos enojamos. En lugar de ello tratamos de practicar tonglen, al pensar en todas las consecuencias negativas y el sufrimiento que esta persona experimentará como resultado de cortar nuestra cabeza o cualquier daño que nos hagan. Hacemos la práctica de tonglen de tomar aquellas consecuencias en nosotros mismos a través del poder de la compasión, nuestro deseo de que estén totalmente libres del sufrimiento.

Es muy interesante revisar las enseñanzas del karma, en términos de los factores que hacen que su maduración sea mayor. Hay toda una lista que encontramos en las enseñanzas de cosas que hacen que las consecuencias sean más pesadas. “Más pesadas” es literalmente el término que se utiliza, y uno de los aspectos que se enlista se refiere a cuánto sufrimiento causa nuestra conducta destructiva al objeto de esa acción destructiva. Si causara una enorme cantidad de sufrimiento, entonces las consecuencias serían más pesadas. Si no causara tanto sufrimiento, las consecuencias serían menores. Los ejemplos que por lo general se dan son la diferencia entre torturar lentamente a alguien hasta la muerte y matarlo rápida e instantáneamente.

Al usar el ejemplo de “cortar nuestra cabeza”, si alguien va a ejecutarnos, matarnos a tiros en alguna guerra de limpieza étnica o algo parecido, entonces si nos enojamos y realmente sufrimos por ello, las consecuencias para la otra persona serán mucho más pesadas. Si nos cortaran la cabeza, entonces de hecho moriríamos bastante rápido. Pero, regresando al verso anterior en el que alguien nos roba algo, al enojarnos mucho por ello y guardar resentimientos, sufrimos y pensamos en eso realmente por mucho tiempo. Quizás pensemos cómo vengarnos de la persona y con toda esta emoción perturbadora, el resultado es que, no solo sufriremos más ahora y en el futuro, sino que las consecuencias kármicas para la otra persona también serán más pesadas. ¿Qué pasaría si no nos enojáramos? Si pensáramos en la otra persona con compasión, desearíamos que las consecuencias de sus acciones fueran tan ligeras como sea posible. Debido a nuestra compasión por ella, toda la situación cambia, no solo para nosotros, sino también para la otra persona.

Esta es la razón por la que es muy importante que cuando alguien nos haga algo negativo, lo dejemos ir. Por ejemplo, quizás alguien nos pida dinero prestado y nunca nos pague; bueno, hay algunas situaciones en las que la persona simplemente nunca nos va a pagar. ¡Simplemente suéltalo! Esto es bastante diferente de nuestro concepto occidental de perdón, el cual a menudo implica un tipo de superioridad distante, una actitud como: “bueno, te perdonaré, pobrecito”. Está basado en el concepto de culpa, que la otra persona es culpable y nosotros la perdonamos. Eso es darle una identidad verdadera a la otra persona como “la culpable”, a quien, en nuestra gracia, perdonaremos. Mientras que aquí, simplemente sobre la base de la compasión, vemos que mientras más enojados estemos, más sufrimiento experimentará la otra persona. Dado que queremos que sean felices, no nos enojaremos. Les desearemos incluso mayor felicidad.

Incluso si aún no somos bodisatvas, hay instrucciones muy útiles que podemos tratar de poner en práctica tanto como podamos.

(14) La práctica de un bodisatva es, aun si alguien fuera a publicar a través de los miles, millones o billones de mundos toda clase de cosas desagradables sobre nosotros, hablar en cambio sobre sus buenas cualidades, con una actitud de amor.

Cuando los demás nos dicen cosas desagradables, nos gritan, nos insultan y demás, es importante no responder cosas desagradables. Si constantemente criticamos a los otros y decimos cosas nefastas de ellos, la gente tendrá una opinión muy baja de nosotros y no confiarán en nosotros para que los ayudemos, porque se preguntarán qué podremos estar diciendo de ellos. Así, Langri-tangpa escribió en Ocho versos del entrenamiento mental:

(5) Cuando otros, por envidia, me traten injustamente con regaños, insultos y demás, pueda yo aceptar la pérdida y ofrecer la victoria a los demás.

Además, Shantideva señala que todos tienen algunas buenas cualidades. Escribió muchos versos señalando que si queremos que los demás sean felices acerca de nuestras buenas cualidades, ¿por qué no queremos ser felices por las buenas cualidades de los demás? Todos sienten lo mismo a este respecto. Escribió:

(VI.79) Cuando tus propias buenas cualidades están siendo elogiadas, deseas que otros asimismo las disfruten; pero cuando las buenas cualidades de otros están siendo elogiadas, tú no deseas disfrutarlas también.

(VI.80) Habiendo desarrollado un anhelo de la bodichita a través de desearle felicidad a todos los seres limitados, entonces ¿por qué te enojas por la felicidad que los seres limitados han encontrado por sí mismos?

Si nos regocijáramos en la felicidad y en las buenas cualidades de los demás, de hecho obtendríamos más felicidad. Si somos muy negativos hacia ellos y negamos cualquiera de sus buenas cualidades, ¿cuál es el resultado? Simplemente terminamos infelices. Cuando criticamos a otros, ¿cuál es el estado mental? Es un estado mental muy infeliz. Regocijarnos por las buenas cualidades de los demás, sin importar qué tan pequeñas sean, ciertamente es un estado mental más feliz. Otros obtienen mucho de esto también: obtienen mayor confianza y respeto por nosotros, lo cual nos permite ser más capaces de ayudarlos. Los demás confían más y están más abiertos a nosotros.

Si piensan en la publicidad negativa que los chinos han hecho a Su Santidad el Dalái Lama, él es el mayor ejemplo de esto. Dicen muchas cosas negativas y las difunden por todo el mundo. Aunque lo que dicen no es verdad en absoluto, Su Santidad no critica y no dice cosas desagradables acerca de lo terrible que es el gobierno chino. En lugar de ello, habla de las cosas positivas que China puede ofrecer al Tíbet y no las niega. De esta forma está abierto a negociar con ellos. Esa es una actitud muy diferente a una infracción de tipo terrorista o a un movimiento insurgente al que le parece que el gobierno es horrible y solo busca destruirlo.

El punto aquí es no hablar de las cualidades negativas de los demás, aun si ellos dicen cosas muy negativas de nosotros, sino enfatizar sus buenas cualidades y hacerlo con una actitud de amor, el deseo de que sean felices. Todos tienen buenas cualidades y, por lo tanto, nos regocijamos en la felicidad que tienen por sus buenas cualidades. Si no podemos soportar que una persona le diga cosas negativas de nosotros a los demás, ¿cómo podríamos soportar lo que soporta Su Santidad al tener a toda una nación diciendo cosas negativas de él? Eso realmente resume bastante la conducta del bodisatva de Su Santidad el Dalái Lama, ¿no es así?

(15) La práctica de un bodisatva es, aun si alguien expone nuestras faltas o dice palabras horribles (sobre nosotros) en medio de una reunión de muchos seres errantes, hacerle una reverencia respetuosamente, distinguiendo que (él es nuestro) maestro espiritual.

Langri-tangpa utilizó la analogía del maestro de manera similar:

(6) Aun si alguien a quien he ayudado y de quien albergo grandes expectativas me lastimara de forma completamente injusta, pueda yo verlo, a él o a ella, como a un maestro sagrado.

Cuando otros nos critican, o exponen nuestras fallas y demás, en realidad están siendo muy útiles al mostrarnos nuestros errores, de tal forma que podamos corregirlos. Después de todo, si pensamos qué es en realidad un buen amigo, es alguien que nos dirá que estamos actuando como un idiota cuando realmente estamos actuando como un idiota. En la escuela, si un maestro no señalara nuestros errores o fallas y siempre dijera: “Oh, es maravilloso eso que escribiste”, no aprenderíamos nada ni mejoraríamos. De esta forma, cualquiera que exhibe nuestras fallas realmente es como nuestro maestro espiritual que nos ayuda a descubrir y corregir nuestros defectos.

Cuando aquello de lo que otros nos acusan es falso, ¡eso nos da una oportunidad de revisar si es verdadero o no! Incluso si exponen nuestras fallas en medio de una reunión de muchos seres errantes, Togme Zangpo dice que aun así debemos considerarlos como nuestros maestros. Si realmente queremos ser capaces de ayudar a los demás, un punto crucial es no ocultar nuestras fallas y defectos ni pretender que tenemos buenas cualidades cuando no es así. Alguien que señala nuestros errores en un grupo de muchas personas nos da la oportunidad de ser honestos.

Por ejemplo, si somos un maestro y alguien en la clase nos corrige, en lugar de sentirnos avergonzados, podemos agradecerle por haberlo señalado. No hay necesidad de pensar: “Oh, es tan terrible. ¿Qué va a pensar la gente de mí?”. En lugar de ello, podemos simplemente decir: “Gracias. Fue un lapsus linguae o fue un error”. Sobre esa base, las personas de la clase tendrán más respeto por nosotros. Algunas veces cuando Su Santidad el Dalái Lama enseña, comete un error y dice algo incorrecto. Lo reconoce y se ríe de ello diciendo: “Acabo de decir algo incorrecto”. No hace un escándalo por ello. No siente: “Oh, soy tan terrible”.

Cuando hablamos de distinguir que esa persona es nuestro maestro espiritual, “distinguir” a menudo se traduce como “reconocer”. Pero “distinguir” significa ver una cierta característica de alguien o algo y especificar esa característica distintiva. La persona puede tener muchos tipos de características que la hacen ser todo tipo de cosas, pero una de las que podemos distinguir es que está actuando como nuestra maestra o maestro en ese momento al señalarnos nuestros errores. Por lo tanto, esa es una distinción correcta, porque sí tienen la característica de ayudarnos a aprender.

(16) La práctica de un bodisatva es, aun si una persona de quien hemos cuidado, valorándolo como a nuestro propio hijo, nos considerara como su enemigo, tener especial afecto por él, como una madre hacia su hijo aquejado por una enfermedad.

Imaginen que es tarde por la noche y le decimos a nuestro pequeño hijo que es hora de ir a la cama, pero él se molesta y grita: “¡Te odio!”. ¿Le creemos a nuestro hijo y nos molestamos también? ¿Acaso pensamos: “¡Oh, mi hijo ya no me ama!”? No, en lugar de eso tenemos afecto y seguimos pensando en el bienestar del niño. Apagamos la televisión y mandamos al niño a la cama. O si nuestro bebé está enfermo y llora toda la noche, ¿nos enojamos con el bebé y lo consideramos nuestro enemigo por perturbar nuestro sueño? No, sentimos aún más cariño y amor por él.

Lo mismo sucede con cualquiera que hemos cuidado y ayudado mucho, pero que después empieza a tratarnos mal, se enoja mucho con nosotros y nos considera como su enemigo. En ese punto, es muy útil verlos de la misma forma que a nuestro hijo enfermo, porque, de hecho, están enfermos con algún tipo de perturbación emocional.

(17) La práctica de un bodisatva es, aun si un individuo, igual o inferior a nosotros, (nos) tratara insultantemente por el poder de su arrogancia, recibirlo en la coronilla de nuestra cabeza respetuosamente, como a un gurú.

Cuando otros, por arrogancia, nos traten de forma insultante, especialmente si son nuestros iguales o inferiores de una u otra forma, es importante no ser arrogantes ni gritarles como respuesta. Esto trae a colación todas las enseñanzas que Shantideva escribió acerca de superar la arrogancia y la envidia. Cuando sentimos arrogancia con respecto a alguien, él sugiere que lo veamos desde el punto de vista de la persona que es inferior a nosotros. Desde su perspectiva, ¿quién creemos que somos? Tenemos todas las buenas condiciones en la vida; sin embargo, no compartimos nada con ellos y, por si fuera poco, los menospreciamos. Naturalmente ellos se sentirán muy mal por eso.

(VIII.141) “A esta persona se le ha mostrado respeto, pero a mí no; no tengo riquezas como esta persona. Este es alabado, pero yo soy menospreciado; este tiene felicidad, pero yo tengo sufrimiento;

(VIII.142) “Yo hago todo el trabajo, mientras esta persona vive (una vida de) comodidad. Esta persona es reconocida en el mundo como superior, mientras yo como inferior, sin buenas cualidades.

(VIII.143) “Pero ¿cómo podría (cualquier trabajo) ser hecho por alguien que no tiene buenas cualidades? ¡Así, todos nosotros poseemos buenas cualidades! (Y, después de todo), están aquellos entre los cuales este es inferior y están aquellos entre los cuales yo, de hecho, soy superior.

(VIII.144) “Tales cosas como el declive de mi disciplina y perspectiva éticas se deben a emociones perturbadoras, y no por estar bajo mi control. Necesito ser curado a lo mejor de su capacidad: incluso acepto de inmediato el sufrimiento (involucrado).

(VIII.145) “Pero (no solo) esta persona no me trata como alguien que ha de ser curdo, ¿por qué me menosprecia?

Este es el tipo de enseñanza que Shantideva da en términos de intercambiar el punto de vista del yo con los demás. Incluso si alguien en una posición inferior nos insultara y fuera arrogante con nosotros, es muy importante recordar este tipo de enseñanzas y no responder de esa manera. En lugar de ello, deberíamos recibir a esta persona en la coronilla de nuestra cabeza respetuosamente, como a un gurú. En otras palabras, en lugar de menospreciarlos con arrogancia, los respetamos como respetaríamos a nuestros gurús porque, nuevamente, nos están enseñando algo: nos están enseñando a no ser arrogantes.

Sin importar si nuestros inferiores o iguales nos insultan o no, es muy importante tener una actitud de respeto hacia ellos. Después de todo, es en dependencia de ellos que alcanzaremos la iluminación y que podremos ayudar a tantos otros. Necesitamos pensar: “es debido a mi compasión hacia ellos, por mi amor hacia ellos y debido a mi ayuda hacia ellos, que seré capaz de alcanzar la iluminación y beneficiar a los demás. Así que definitivamente son muy dignos de respeto”.

Cuando hablamos acerca de obtener inspiración para alcanzar la iluminación, la inspiración proviene de dos direcciones, ambas de abajo y de arriba. De arriba, proviene de las Tres Joyas y de nuestros maestros espirituales, en tanto nos inspiran con su ejemplo. Pero igualmente obtenemos inspiración de los seres limitados –los llamados “seres sintientes” – que están sufriendo, porque es viéndolos a ellos que nos inspiramos con amor y compasión para alcanzar la iluminación para ayudarlos.

Shantideva dice que todos los seres limitados y los budas son iguales en tanto que, basados en la amabilidad de ambos, podemos alcanzar la iluminación. Por lo tanto, Shantideva dice: ¿por qué mostrar respeto solo por los gurús y los budas y no por todos los seres limitados, sufrientes? Escribió:

(VI.113) Cuando la adquisición de los (logros) del Dharma de los Budas es igualmente debida a (ambos), seres limitados y los Triunfantes, ¿qué tipo de orden es que el respeto mostrado a los seres limitados no es el mismo que a los Triunfantes?

Preguntas

¿El primer paso para trabajar con el enojo cuando notamos que está surgiendo es alejarnos de la situación para tranquilizarnos y luego trabajar con él hasta, con el tiempo, deshacernos de él?

Sí, de hecho ese es un buen paso, y se ajusta a lo que dice Togme Zangpo, que un bodisatva debe dejar su lugar de origen, donde el enojo, el apego y la ingenuidad nos perturban tanto. Alejarnos de una situación en la que no seremos capaces de manejar el enojo de manera decente es similar a esto. Es bueno para nosotros tranquilizarnos y recuperar nuestra compostura. De manera similar, es probable que la otra persona también esté molesta y enojada, así que probablemente no estará receptiva a tranquilizarse y hacer las paces. Necesitamos esperar hasta que ella también se tranquilice y que ambos estemos en un estado mental que sea más conducente para resolver el conflicto.

Estoy confundido por la referencia que se hace de las personas inferiores en el verso 17, porque hemos estado hablando de que todos son absolutamente iguales. ¿Qué significa que alguien sea inferior?

Es cierto que todos son iguales, en el sentido de que todos quieren ser felices y nadie quiere ser infeliz. Sobre todo, todos tienen el mismo derecho de alcanzar esto. Todos han sido igualmente amables con nosotros, cuando han sido nuestras madres, por ejemplo. Como dice Shantideva, los budas y todos los seres limitados son igualmente amables con nosotros y, por lo tanto, merecen el mismo respeto. Sin embargo, los seres limitados, Shantideva lo establece de manera muy explícita, no son iguales en todos sentidos. En términos de buenas cualidades como el amor, la compasión, la sabiduría y demás, las de los budas están más allá de la imaginación. Shantideva dice que son iguales solo con respecto al hecho de que, basados igualmente en ambos – en los budas que establecen el ejemplo de lo que anhelamos alcanzar y en los seres limitados como aquellos por quienes anhelamos alcanzarlo – todos alcanzaremos la iluminación.

Sin embargo, en el capítulo octavo de Shantideva sobre la estabilidad mental, donde habla de intercambiar el yo con los demás, sí habla en términos de aquellos que son superiores, aquellos que son iguales y aquellos que son inferiores. Necesitamos superar la arrogancia hacia aquellos que son nuestros inferiores, por ejemplo, aquellos que tienen menos dinero que nosotros. Tenemos que superar la competitividad agresiva con aquellos que son nuestros iguales. De nuevo, podemos usar el ejemplo del dinero, dado que podemos sentir que tenemos que competir con nuestros iguales para ganar más dinero que ellos. Además, necesitamos superar los celos hacia aquellos que son superiores a nosotros, o tienen más dinero que nosotros. De hecho, toda esta idea de superior, igual e inferior está a un nivel muy convencional, por lo general con respecto a cualidades tales como la riqueza, el poder, el estatus, la fuerza física, la belleza y demás.

En el verso 12 que habla acerca de robar, ¿aborda solo el karma de la otra persona que nos está robando o también nuestro propio karma cuando reaccionamos de una forma u otra a lo que el otro está haciendo?

Shantideva dice que es sobre la base de mí que la persona está construyendo consecuencias negativas, porque me está robando a mí. Cuando desarrollamos paciencia hacia ellos, esto es, sobre la base de ellos, estamos desarrollando felicidad. Ellos están generando su propio sufrimiento sobre la base de mí, y nosotros estamos generando felicidad sobre la base de ellos, entonces ¿por qué darles aun mayor sufrimiento al enojarnos con ellos? Sobre la base de mí van a tener un peor renacimiento, y sobre la base de ellos, nosotros alcanzaremos la iluminación. Claramente, es bastante extraño, ¿no es así? Entonces, ¿por qué enojarnos con ellos?

Podemos ver la situación de otra forma, como se encuentra en La rueda de las armas afiladas, otro texto para el entrenamiento mental. En este método, nos damos cuenta de que somos nosotros los que en el pasado hemos cometido acciones negativas de robarle a los demás, y ahora eso está regresando a nosotros. Esa es otra forma de transformar la situación. Así, para repetirlo, cuando alguien nos roba podemos pensar en términos de la maduración de nuestros propios potenciales kármicos negativos, o podemos pensar en términos de construir potenciales kármicos positivos basados en no enojarnos con ellos.

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