Amigos apropiados, dirección segura, ética y liberación

Versos del 5 al 9

Breve repaso

Hemos visto que Togme Zangpo comienza su poema con una presentación de los puntos principales que encontramos en el lam-rim, las etapas graduales del camino. Después de rendir homenaje a Avalokiteshvara y la promesa de componer el texto, habla de la importancia de la preciosa vida humana y de la necesidad de aprovecharla plenamente. Togme Zangpo explica las circunstancias más conducentes para ello, a saber, dejar el lugar de origen y confiar en el aislamiento. Entonces, dado que esta preciosa vida humana no es duradera en absoluto, hay una gran urgencia por aprovecharla. Para ayudarnos a darnos cuenta de esta urgencia, habla de la muerte y la impermanencia.

La importancia de tener amigos apropiados

Ahora vamos en el verso 5, el cual introduce el tema de la importancia de tener amigos apropiados. Es muy importante tener un apoyo apropiado en nuestra práctica del Dharma. Con respecto a eso, necesitamos reconocer qué tipos de amigos son desorientadores, los llamados “malos amigos”, y qué tipos de amigos pueden realmente ayudarnos en nuestro camino espiritual.

(5) La práctica de un bodisatva es deshacernos de los malos amigos con quienes, cuando nos relacionamos, nuestras tres emociones venenosas se incrementan; nuestras acciones de escuchar, pensar y meditar decrecen; y nuestro amor y compasión se vuelven nada.

Los malos amigos o amigos desorientadores son aquellos que, básicamente, con toda buena intención, nos alejan de nuestra práctica del Dharma. Nos dicen: “ven, diviértete”, o más precisamente: “¿por qué pierdes tu tiempo haciendo postraciones, meditando y asistiendo a conferencias de Dharma?”. No son personas malvadas –no creo que esa sea en absoluto la intención- pero hay personas que realmente no valoran ni aprecian lo que hacemos en nuestro camino espiritual, quizás se burlan de eso y básicamente tratan de alejarnos de él.

Como dice Togme Zangpo, cuando nos juntamos con ellos, nuestras tres emociones venenosas se incrementan. Al estar con ellos, fortalecen nuestra primera emoción venenosa, la cual puede ser en la forma de deseo o el apego a salir, emborracharse o consumir drogas, participar en entretenimientos sinsentido y demás. Algunas veces, por supuesto, necesitamos relajarnos y divertirnos, pero alguien que nos anima a hacerlo todo el tiempo, sin dejarnos momento alguno para nuestro camino espiritual, es un amigo desorientador.

Tengo un amigo que estaba muy metido en el consumo de drogas y compartía un departamento con alguien más que también consumía drogas. Trataba de dejarlas pero, por mucho que quería detenerse, bajo la influencia de su amigo que fumaba todo el tiempo y lo animaba constantemente, siempre volvía a consumir porque no quería rechazar a su compañero de cuarto.

Por lo tanto, es muy importante cuáles amigos escogemos, especialmente si vamos a pasar una gran cantidad de tiempo con ellos. Cuando salimos con ellos y se enojan y pelean, nosotros también nos enojamos y nos involucramos en pleitos, incrementando así nuestra segunda emoción venenosa, el odio. También causan un incremento de la tercera emoción venenosa cuando nos volvemos ingenuos, porque olvidamos los posibles efectos de nuestra conducta, les seguimos la corriente y hacemos todo lo que ellos hacen. En consecuencia, como dice Togme Zangpo, nuestras acciones de escuchar, pensar y meditar decrecen. Tenemos cada vez menos tiempo de asistir a enseñanzas, de estudiar, de contemplar, de meditar, y nuestro amor y compasión se vuelven nada.

Existen muchos otros tipos de amigos desorientadores y dañinos. Por ejemplo, están aquellos que nos llevan a actividades como grafitear las paredes de diversos edificios o rayar los automóviles y cosas por el estilo. Hay otros que quizá siempre están diciendo cosas terribles de otras personas, y entonces nosotros podemos vernos fácilmente influenciados por eso. Cuando estamos con alguien que está constantemente alterándose y enojándose por la política y lo malo que es el gobierno, también tendemos a volvernos así.

Especialmente cuando no tenemos una práctica de Dharma bien establecida, el tipo de amigos que elegimos se vuelve absolutamente crucial. Si tenemos amigos desorientadores como estos, como el verso dice, necesitamos deshacernos de ellos. Eso no significa que tengamos malos pensamientos acerca de ellos. Aún tenemos el deseo de que sean felices y de que no sean infelices, pero ya no tenemos que pasar tiempo con ellos.

Este asunto se empieza a poner muy complicado cuando, por ejemplo, estamos casados con alguien a quien consideraríamos un amigo desorientador, especialmente si hay niños de por medio. Esa situación no es fácil en absoluto. En cada una de estas relaciones necesitamos decidir, ¿es más beneficioso continuar o separarse? Lo principal a recordar si decidimos terminar la relación es tratar de hacerlo en buenos términos y no solo con mala voluntad u odio. Incluso si nuestra pareja siente una gran cantidad de odio y resentimiento hacia nosotros, al menos de nuestro lado tratamos de no cultivar eso.

Sin embargo, me parece que es importante al menos tratar de permanecer en la relación. No siempre será posible tener éxito en el intento, pero podemos tratar de explicar y demostrar que hacer diversas actividades de Dharma no es un rechazo a la otra persona. No obstante, si la mayor parte del tiempo que pasamos con la otra persona lo pasamos de manera destructiva, solo discutiendo y gritando todo el tiempo, quizás sea bueno reconsiderarlo. Esto no es nada sencillo. Por ejemplo, ¿qué pasaría si los niños llegan a culpar al Dharma de la separación de sus padres? Eso podría tener un efecto muy negativo en ellos en términos de su actitud hacia el Dharma. Así que tenemos que ser cuidadosos con eso.

Si surge una discusión acerca de pasar tiempo en el budismo, pienso que podría ser útil, de ser posible, desactivar el conflicto sin culpar al budismo. Es más constructivo explicar la ruptura en términos de tener diferentes valores, en donde no los especificamos como budismo. Como dije antes, eso podría tener un efecto bastante negativo, no solo en los niños, sino también en la actitud de nuestra pareja hacia el Dharma. Si proveemos las circunstancias para que alguien tenga una actitud muy negativa hacia el Dharma, eso realmente es muy desastroso para ellos. De hecho, no hace ninguna diferencia si estamos en el budismo, el hinduismo, en alguna religión occidental o lo que sea. Ese realmente no es el punto de la disputa. No son las enseñanzas específicas que estamos siguiendo, sino básicamente una diferencia de valores en términos de la importancia de tener una vida espiritual.

(6) La práctica de un bodisatva es valorar más que a nuestro cuerpo a nuestros mentores espirituales sagrados, con quienes, al confiarnos a ellos, nuestras faltas llegan a agotarse y nuestras buenas cualidades aumentan como la luna creciente.

La palabra que se traduce aquí como mentores espirituales es más literalmente un “amigo espiritual”, alguien que contrasta completamente con un amigo negativo. Asimismo, la palabra “espiritual” de hecho no está ahí. La frase dice un “amigo para la conducta constructiva”, en donde la palabra “constructiva” se traduce algunas veces como “virtuosa”, refiriéndose a un amigo con quien nuestra conducta constructiva crece y crece. Toda la relación es constructiva. El amigo es constructivo y nosotros nos volvemos más constructivos y positivos al juntarnos con ellos.

Eso a menudo se refiere a un gran maestro espiritual que nos conduce a lo largo del camino, nos instruye y nos inspira a actuar de una forma dármica constructiva. Sin embargo, pienso que también podemos incluir a nuestros amigos de Dharma habituales. Eso no significa alguien que acude al centro, con quien asistimos juntos a una clase y con quien luego nos vamos a tomar una cerveza. En lugar de ello se refiere a alguien que sugiere, por ejemplo, que meditemos juntos, o que estudiemos o discutamos este o aquel tema de Dharma. Es alguien que nos anima a ser voluntarios, proveer asistencia en un hospital o en un comedor público, algo parecido.

Ahora, en cualquier tipo de amistad tiene que haber cierta conexión kármica, de tal forma que uno se sienta cómodo con la persona. Puede haber personas que se acerquen y nos digan: “oye, sentémonos a meditar” o “hagamos postraciones” y de alguna manera eso no se siente bien. Quizás tenemos la sensación de que se creen muy santos y eso simplemente nos hace sentir muy incómodos. El verdadero amigo espiritual es alguien con quien nos sentimos totalmente cómodos y relajados. Sencillamente es natural y fluye bellamente cuando hacemos algo constructivo juntos.

Por supuesto, en este verso el principal énfasis está en el mentor espiritual o en el maestro espiritual. En términos de ese maestro, como Su Santidad el Dalái Lama siempre señala, no solo confiamos en el nombre de un maestro. Hay muchos maestros con grandes títulos y grandes seguidores y demás, pero eso no significa en lo más mínimo que sean maestros calificados; siempre necesitamos revisar las cualidades del maestro. En este sentido, Su Santidad se refiere principalmente a los tulkus o lamas reencarnados que ostentan el título de “Rinpoche”. Hay muchos de ellos, por supuesto, que tienen un nombre muy famoso debido a sus predecesores, pero que no hacen mucho en esta vida en términos de estudio o práctica.

Luego, aun si un maestro está muy calificado, eso no significa necesariamente que se ajuste a nosotros. Nuevamente, necesitamos revisar el tipo de conexión kármica que tenemos con ese maestro. ¿Nos sentimos cómodos con él o ella o no? Aunque un maestro espiritual nos da información acerca del Dharma, también podemos obtenerla de los libros. Pueden responder a nuestras preguntas, lo cual un libro no puede hacer, pero lo principal que nos brinda un maestro espiritual es inspiración. En realidad, la mayoría de los grandes maestros espirituales viaja mucho en estos días. Tienen muchos estudiantes y es bastante difícil obtener mucha atención personal. Incluso si no tenemos ese tipo de contacto estrecho con un gran maestro, aun así podemos obtener una gran inspiración de ellos. Además, necesitamos esforzarnos por establecer esa relación estrecha. No podemos esperar a que el gurú caiga del cielo. Es totalmente improbable que semejante gurú algún día se aparezca y diga: “Oh, ven querido, te he estado esperando. Ven conmigo”.

Cuando nos confiamos a un mentor espiritual sagrado, como dice Togme Zangpo, nuestras faltas llegan a agotarse. La palabra “sagrado” simplemente significa alguien muy respetado y, en este contexto, el término “nos confiamos” es algo importante aunque no fácil de entender. A menudo se traduce como “devoción”, como en devoción al gurú, pero encuentro que ese término es extremadamente confuso porque, al menos en español, implica básicamente adorar al maestro ciegamente. Sin embargo, este término realmente es un verbo y se usa, no solo con maestros espirituales, sino también con doctores. En otras palabras, nos confiamos a su cuidado. Implica que confiamos en ellos, basados en haber revisado sus cualidades y sentir que son competentes y que pueden ayudarnos. Cuando estamos enfermos y confiamos en el doctor, nos confiamos a su cuidado. En otras palabras, haremos lo que el doctor nos diga para recuperarnos. Es el mismo tipo de actitud con el maestro espiritual. Así como no adoramos al doctor, tampoco adoramos al maestro.

Esa se vuelve una situación delicada porque a menudo surgen todo tipo de emociones con un maestro espiritual, y aunque sentimos un gran amor por la persona, eso no significa que nos estamos enamorando de ella. Cuando tenemos una relación saludable con un maestro espiritual, las emociones son muy edificantes. Un aspecto de la confianza en el maestro es que hace que nuestra mente esté libre de emociones perturbadoras. Este es un punto muy interesante. En muchos sentidos, nuestras emociones son más claras, en el sentido de que las emociones perturbadoras se asientan, como el agua lodosa que se asienta, de tal forma que nuestro estado emocional está libre de turbiedad. Pero no estamos apegados al maestro. No tenemos deseo anhelante, ni sentimos desesperadamente que tenemos que estar con él. No tenemos celos de los demás estudiantes. No nos enojamos ni nos decepcionamos cuando el maestro no tiene tiempo para nosotros. No somos ingenuos al pensar que el maestro es una especie de dios que no necesita descanso ni consuelo, o cosas por el estilo.

Como dice aquí en el texto, nuestras faltas llegan a agotarse. Nuestras emociones perturbadoras se aquietan y, al seguir las enseñanzas de nuestro mentor espiritual, también somos capaces de eliminar lentamente las fallas que tengamos. Todo esto implica, por supuesto, que ya tenemos mucha madurez cuando nos involucramos en una relación con un maestro espiritual. No debemos imaginar que al principio el maestro de pronto hará algo de magia y todas nuestras emociones perturbadoras se aquietarán. Tenemos que esforzarnos en esa relación, lo cual claramente depende de ser lo suficientemente maduros como para establecer una relación saludable con el maestro espiritual. Una relación no saludable puede tener muchas consecuencias desafortunadas.

La última línea describe cómo nuestras buenas cualidades aumentan como la luna creciente. Cuando realmente pasamos tiempo con el maestro, empezamos a desarrollar nuestras buenas cualidades. Nuestra personalidad empieza a mejorar al ayudar al maestro, al ser generoso y ese tipo de cosas. Nuestras buenas cualidades crecen cada vez más. Naturalmente, mientras más seguimos sus enseñanzas, más crecen también nuestro amor, compasión y entendimiento.

Con respecto a nuestros maestros espirituales, el texto establece que debemos apreciarlos más que a nuestro cuerpo, pero ¿qué significa eso? Un nivel de esto es que pensamos más en su comodidad que en nuestra propia comodidad física. Estamos dispuestos a ayudarlos y, particularmente, ayudarlos a ayudar a otros, aun si estamos muy cansados o si es inconveniente para nosotros hacerlo. Con mi propio maestro, Serkong Rinpoche, solía bajar de Dharamsala a Delhi con mucha frecuencia para obtener todas las visas para sus viajes. Era una tarea muy desagradable. Sin embargo, me sentía feliz de hacerlo porque lo ayudaba a ayudar a los demás. No hacemos caso a nuestra propia incomodad física al hacer tales cosas.

Dirección segura (Refugio)

En el verso 7, Togme Zangpo describe cómo podemos aprovechar nuestra preciada vida humana. En el contexto del nivel inicial de motivación del lam-rim, nuestro anhelo es mejorar nuestras vidas futuras. Primero que nada, necesitamos darle una dirección segura a nuestra vida, también conocida como tomar refugio. Esta es la base para todos los niveles de nuestra práctica budista.

(7) La práctica de un bodisatva es tomar dirección segura de las Joyas Supremas, al buscar protección de quienes nunca nos han engañado – ¿a quién pueden proteger los dioses mundanos cuando ellos mismos están aún atados en la prisión del samsara?

Prefiero usar el término “dirección segura” en lugar de “refugio”, porque el refugio parece demasiado pasivo. Cuando tomamos refugio, suena como si estuviéramos tomando algo de alguien más, pero de hecho no es así. En realidad, estamos haciendo algo muy activo al darle una dirección segura a nuestra vida, y esa dirección segura está indicada por las Tres Joyas. Cuando pensamos en las Tres Joyas, o las Tres Joyas Raras y Supremas, estamos pensando en el Buda, el Dharma y la Sangha.

El Dharma es lo que anhelamos principalmente. La verdadera Joya del Dharma combina la tercera y cuarta verdades de los nobles en la continuidad mental de cualquier ser altamente realizado o arya, hasta un buda. Esto es lo que realmente nos está dando esta dirección. Ellos han logrado ese estado que existe en su continuidad mental en el que los oscurecimientos, las emociones perturbadoras y el no darse cuenta son eliminados para siempre (algunos, en el caso de los seres liberados, o todos, en el caso de un buda). Esa es la cesación verdadera, la tercera verdad de los nobles. La cuarta verdad de los nobles presenta las verdaderas mentes que son el camino que nos conducen a la liberación y a la iluminación. Estos estados mentales son el entendimiento de las cuatro verdades de los nobles en general, o de la vacuidad en específico. Producen cesaciones verdaderas y también son el resultado de las cesaciones verdaderas. Esta es la dirección en la que queremos ir. Queremos alcanzar esas cesaciones verdaderas y esos caminos verdaderos. Esa es la dirección segura que nosotros mismos tomamos.

La Sangha realmente no se refiere a los miembros del centro de Dharma, la cual es una invención occidental de cómo usar esa palabra. La Joya de la Sangha se refiere a todos los aryas, aquellos que tienen una cognición no conceptual de la vacuidad, y que por ello han alcanzado algunas -aunque no necesariamente todas- las cesaciones verdaderas y la verdadera mente que es el camino. No importa si son monásticos o personas laicas.

Las Tres Joyas causales son el Buda, el Dharma y la Sangha como las hemos explicado aquí. Una vez más, son aquellos que han alcanzado estas cesaciones verdaderas y verdaderas mentes que son el camino, y eso actúa como una causa para inspirarnos a ir en esa dirección. Pero también podemos tomar lo que se llama la “dirección resultante”, la cual es esta dirección segura desde las Tres Joyas que nosotros mismos alcanzaremos cuando nos convirtamos en un arya y continuemos hasta convertirnos en un buda.

Cuando Togme Zangpo establece que, al buscar protección de quienes, se está refiriendo a ellos. Nunca somos engañados por las Tres Joyas, pero realmente ¿cómo nos protegen? De nuevo, el énfasis no está en un ser todopoderoso que nos protege, ante quien lo único que tenemos que hacer es abrirnos y rendirnos a su protección para ser salvados. En lugar de ello, cuando trabajamos para alcanzar esas cesaciones verdaderas y verdaderas mentes que son el camino, nos protegemos del sufrimiento. En otras palabras, en última instancia nos protegemos a nosotros mismos. Nunca seremos engañados, porque si alcanzamos esas cesaciones verdaderas y esas verdaderas mentes que son el camino, como los budas y los aryas las han alcanzado, estos estados nos protegerán del sufrimiento. Realmente nos deshacemos de las causas del sufrimiento para siempre.

Por el contrario, los dioses mundanos no pueden realmente ofrecernos ese tipo de ayuda. Como cuestiona el texto, ¿a quién pueden proteger los dioses mundanos cuando ellos mismos están aún atados en la prisión del samsara? Cuando pensamos en dioses mundanos, o quizás incluso nuestro dios moderno del dinero, estas cosas realmente no pueden protegernos de nada. Encontramos que las personas que son muy adineradas a menudo pueden tener más sufrimiento entre más dinero posean. Están preocupadas por cómo invertir ese dinero y cómo evitar tener que pagar muchos impuestos, y quizás siempre se preocupen de que otras personas puedan robárselos. Sospechan que las personas se acercan a ellos solo por su dinero, no por ellos mismos. Es realmente increíble cómo muchas personas que son muy ricas son sumamente infelices. Claramente, estos dioses mundanos no pueden protegernos dado que aún están atados en la prisión del samsara. Aún están atados y conectados con todo tipo de emociones perturbadoras, y causan que nuestras propias emociones perturbadoras se incrementen.

En el nivel inicial de motivación, nuestro principal objetivo es mejorar nuestras vidas futuras. No es que queramos ir al cielo ni nada por el estilo, sino seguir teniendo preciosos renacimientos humanos hasta que alcancemos la liberación o la iluminación. Siempre se dice que la línea divisoria entre alguien que es una persona espiritual y alguien que no lo es, es si está trabajando o no para sus vidas futuras. Esta es la línea divisoria en términos del Dharma, pero claro que muchas religiones enseñan a trabajar por la vida después de la muerte para renacer en el paraíso, así que no es algo específicamente budista. Para hacerlo budista, necesitamos pensar en términos de las vidas futuras dentro del contexto de la dirección segura.

Lo que realmente queremos alcanzar es la liberación y la iluminación, o para ser más precisos, las cesaciones verdaderas y la verdadera mente que es el camino. Queremos seguir teniendo preciosas vidas humanas como un escalón para ser capaces de alcanzar esas cesaciones verdaderas y la verdadera mente que es el camino para, con el tiempo, obtener la liberación y la iluminación. No es solo practicar para poder ir al paraíso. A menos que tengamos esta motivación inicial, no podemos ser realmente sinceros en nuestro deseo por la iluminación, porque es muy poco probable alcanzar la liberación o la iluminación en esta misma vida. Tomará mucho tiempo y, por lo tanto, necesitamos muchos preciosos renacimientos humanos.

Para poder trabajar para lograr un precioso renacimiento humano, obviamente necesitamos de hecho creer en el renacimiento, porque si no creemos, ¿cómo podemos anhelar la liberación del renacimiento, que es de lo que se trata la liberación? Queremos la liberación de los renacimientos incontrolablemente recurrentes, así que tenemos que trabajar duro para entender las enseñanzas budistas sobre el renacimiento. No son sencillas, pero ciertamente son muy sofisticadas. Todo depende de nuestro entendimiento de cómo existe el yo y cómo opera la causa y el efecto. Sin entendimiento -al menos en un cierto nivel- de la vacuidad (vacío) del “yo” y de la causa y el efecto, entonces es realmente difícil entender de qué se tratan las enseñanzas del Buda sobre el renacimiento.

Refrenarse de la conducta destructiva

Para asegurar que nuestras vidas futuras serán con un precioso renacimiento humano, necesitamos prestar atención a la causa y el efecto, específicamente en términos de nuestra conducta. Para abordar esto, Togme Zangpo habla acerca de refrenarse de la conducta destructiva:

(8) La práctica de un bodisatva es nunca cometer ninguna acción negativa, aun al costo de nuestras vidas, porque el Sabio Capaz ha declarado que los sufrimientos extremadamente difíciles de soportar de los peores estados de renacimiento son el resultado de acciones negativas.

Este verso es acerca del karma, el cual por supuesto es un tema muy complejo, pero se pueden hacer algunas generalizaciones. Cuando actuamos de forma destructiva, eso produce infelicidad, y cuando actuamos de forma constructiva, eso produce felicidad. Específicamente, lo que tenemos que hacer para asegurarnos de que no renaceremos en peores estados de renacimiento, es refrenarnos de actuar de forma destructiva. Actuar destructivamente acumula una gran cantidad de fuerza negativa en nuestra continuidad mental y esa fuerza o potencial negativo nos lleva a peores situaciones de renacimiento, de las cuales es difícil escapar.

¿Qué queremos decir con acciones negativas o acciones destructivas? ¿Qué sería lo opuesto de eso? ¿Qué sería constructivo? La forma en la que se explica es que la conducta constructiva es cuando nos refrenamos de la conducta destructiva, lo cual necesitamos entender a fondo. Quizás nos disguste totalmente cazar o pescar y por lo tanto nunca vayamos a cazar o a pescar. En este ejemplo, simplemente no ir a cazar o a pescar realmente no es refrenarse de un tipo de acción destructiva, aun si no se está cometiendo la acción. Por el contrario, a lo que esto se refiere es a cuando un mosquito está zumbando alrededor de nosotros y queremos matarlo, y nos refrenamos de hacerlo porque queremos evitar las consecuencias negativas. Pensamos en la fuerza negativa que se acumula al responder a algo que nos molesta simplemente queriendo destruirlo. La conducta constructiva es la restricción de no matar y encontrar una forma más pacífica de sacar al mosquito de nuestra habitación.

Pienso que todos podemos entender que este tipo de conducta constructiva es mucho más difícil que la otra – como, por ejemplo, si no nos gusta para nada el pastel o alguien sirve un pastel que no se nos antoja, no comerlo no es la gran cosa, porque de todas formas no queremos comerlo. Pero si sirven un pastel que nos parece absolutamente delicioso, nuestro pastel favorito, entonces refrenarnos de comerlo, porque estamos a dieta o algo, es mucho más difícil, y también es mucho más constructivo si podemos evitarlo.

Así que la conducta constructiva es refrenarse de actuar de forma negativa cuando queremos actuar de forma negativa, cuando ese es el hábito o la tendencia que tenemos. No lo hacemos porque pensamos en las consecuencias negativas en términos de karma, nuestras experiencias futuras, no solo porque “quiero ser un buen budista”, sino porque pensamos en términos de las consecuencias que tendríamos que experimentar en el futuro.

Ahora, con frecuencia vemos este tipo de fraseología en textos de que nunca cometamos ninguna acción negativa, aun a costa de nuestra propia vida, pero debo decir que ¡eso es algo realmente difícil de aceptar! Si pensamos en ello, ¿cómo lidiaríamos realmente con semejante situación? Yo vivo en Alemania y algunas veces lo discuto con mis amigos alemanes. ¿Qué hubiéramos hecho realmente, por ejemplo, si tuviéramos la edad para ir al ejército en la época de Hitler, cuando si no ibas al ejército te mataban? ¿Qué harían ustedes? Este era un asunto de vida o muerte muy serio. No era como los Estados Unidos durante la guerra de Vietnam, donde alguien podía simplemente escaparse a Canadá para evitar ser reclutado. En la Alemania nazi, te mataban si no entrabas al ejército, así que ¿qué habrían hecho? Pienso que realmente necesitamos pensar seriamente en cosas como esa cuando dice a costa de nuestra propia vida. Es un ideal maravilloso, pero ¿realmente podríamos hacerlo? No lo sé.

Algunas personas, por supuesto, fueron muy afortunadas porque cuando entraron al ejército nazi fueron cocineros. Alguien tenía que ser el cocinero o la persona que lavaba la ropa o cosas parecidas. Por supuesto, al dispararle al enemigo, el soldado podía no apuntar muy bien y fallar el tiro. Pero entonces el soldado corría el riesgo de que los que le dispararan a él no tuvieran lo mismo en mente y, por el contrario, apuntaran muy bien. De nuevo, aunque estos son grandes ideales, pienso que necesitamos evaluar muy seriamente en términos de esto. Si podemos evitar acciones negativas pesadas aun a costa de nuestra propia vida, eso significa que de hecho estamos dispuestos a sacrificar nuestra vida, y ese es realmente un gran logro.

Ciertamente vemos personas que están dispuestas a morir y a ser torturadas por sus principios. Estoy pensando en muchos de los monjes y monjas en el Tíbet que están dispuestos a soportar torturas y 20 o 30 años en campos de concentración porque no denunciarán a Su Santidad el Dalái Lama. Eso apunta a lo que se está abordando aquí. ¿Tenemos la fortaleza de principios para hacer eso? ¡Esta es una pregunta para lo que en occidente llamamos “examen de conciencia”!

Trabajar por la liberación

El noveno verso nos trae al nivel intermedio de motivación del lam-rim, el cual es trabajar hacia la liberación:

(9) La práctica de un bodisatva es tomar interés entusiasta en el estado supremo de liberación nunca cambiante, dado que los placeres de los tres planos de la existencia compulsiva son fenómenos que perecen en un mero instante, como rocío en la punta de la hierba.

El término “existencia compulsiva” se refiere al samsara: nuestra existencia continua con los renacimientos incontrolablemente recurrentes que tomamos de forma compulsiva. Hay tres planos en los cuales podríamos renacer: (1) el plano de los objetos sensoriales deseables, (2) el plano de las formas etéreas y formas muy sutiles, y (3) el plano de los seres sin forma, seres que no tienen un cuerpo burdo y que permanecen en trances meditativos muy profundos.

Para la mayoría de nosotros, es bastante difícil pensar en todos estos planos de existencia y en los diferentes tipos de renacimientos que son posibles. Tenemos dificultades para entender a los seres atrapados en los reinos sin gozo, en otras palabras, las criaturas del infierno o los espíritus hambrientos. Otros reinos incluyen a las criaturas reptantes o los animales, los seres divinos o celestiales, los dioses, y luego los aspirantes a dioses o casi dioses, los llamados “anti-dioses”, que son celosos, combativos y desean ser dioses. Pienso que una de las formas que hace que todo esto sea un poco más comprensible es pensar en el espectro de experiencias que podemos tener.

Por ejemplo, en términos de visión, como seres humanos solo podemos ver cierta parte del espectro de la luz. No podemos ver ultravioleta, infrarrojo y demás, pero quizás otras formas de vida sí pueden verlos. Por ejemplo, muchos animales pueden ver en la oscuridad aunque nosotros no podamos. Con respecto a la audición, solo podemos oír cierto rango de sonidos, mientras que los perros pueden escuchar sonidos mucho más altos que los que nosotros escuchamos. Por analogía, si vemos el espectro de felicidad e infelicidad, dolor y felicidad, entonces encontramos que como seres humanos, cuando el dolor o el sufrimiento alcanzan cierto nivel, caemos en la inconsciencia, y cuando el placer alcanza un cierto pico máximo, lo destruimos. Es como cuando estás a punto de alcanzar el placer supremo del orgasmo, simplemente te apresuras a experimentarlo, lo cual es básicamente destruirlo o terminarlo. Cuando investigamos una comezón y realmente la analizamos objetivamente, encontramos que en realidad es placer y no dolor. Es un placer muy intenso pero es demasiado placer y, al ser demasiado intenso, nos rascamos. Tenemos que destruirlo.

Si hay formas de vida que puedan experimentar otras partes del espectro de la luz y el sonido, ¿por qué no podría haber formas de vida que puedan experimentar más puntos del espectro de dolor y placer, felicidad e infelicidad? De hecho, la continuidad mental de cada ser es perfectamente capaz de experimentar el espectro entero de felicidad, infelicidad, placer y dolor. Es solo un asunto de cuál es la forma de vida en la que renaceremos que determinará qué parte de ese espectro experimentaremos en esa vida. Pienso que el punto con esas otras formas de vida no es tanto en dónde están o cómo se ven, lo cual de hecho es secundario y bastante trivial. Lo importante es no solo reducirlo a estados psicológicos humanos, sino darnos cuenta de que la mente es capaz de experimentar mucho más en la escala del placer y el dolor o la felicidad y la infelicidad de lo que nos permite nuestro aparato humano.

El punto aquí es que nos queremos liberar de todo eso, porque sin importar qué parte de ese espectro de placer y dolor, o de felicidad e infelicidad experimentamos, no durará. A menos que seamos un arhat, todas estas formas de vida y experiencias surgen de la confusión, y simplemente producirán más confusión. Debido a esta naturaleza auto-perpetuadora del samsara, nuestra experiencia del placer y dolor, felicidad e infelicidad constantemente tiene altibajos, sin seguridad ni certeza en absoluto. A lo que aspiramos es al estado no cambiante de la liberación, el cual no cambiará. Así, siempre tendremos el tipo de felicidad que no está mezclado con la confusión y que no tiene altibajos.

Nos ayuda a anhelar la liberación darnos cuenta de que cualesquiera placeres que encontramos en estos tres planos de la existencia compulsiva son, como dice Togme Zangpo, fenómenos que perecen en un mero instante, como rocío en la punta de la hierba. Estos placeres nunca duran, nunca sabemos lo que seguirá después y nunca nos satisfacen de verdad. Para obtener la liberación, necesitamos deshacernos de esta falta de darnos cuenta que tenemos todo el tiempo, esta confusión. Si nos liberáramos de esto, entonces podríamos deshacernos de las emociones y actitudes perturbadoras que surgen de ella y ya no activaríamos nuestras tendencias y potenciales kármicos. Ya no acumularíamos más karma por actuar compulsiva o impulsivamente, y ya no experimentaríamos esta llamada “felicidad manchada” e infelicidad que madura de los potenciales kármicos.

Para poder deshacernos de esa falta de darnos cuenta y obtener la liberación, necesitamos seguir los tres entrenamientos superiores. El primero es el entrenamiento en la autodisciplina ética superior. Empezamos refrenando a nuestro cuerpo y nuestra habla específicamente, porque refrenar la mente es un poco más difícil. Sin embargo, si al menos podemos refrenar nuestro cuerpo y nuestra habla de actuar de forma destructiva, eso nos da la fortaleza para ser capaces de refrenar a nuestra mente con concentración superior. Con la concentración superior trabajamos para obtener control sobre el vagabundeo mental, el embotamiento y demás.

Por supuesto, también es crucial tratar de refrenarnos de la conducta mental destructiva tal como pensar con gran codicia: “tengo que tener todo lo que tienen los demás”. La codicia incluye planear cómo obtenerlo. También necesitamos refrenarnos de pensar con malicia, planear cómo vengarnos. Por supuesto, si podemos refrenarnos de esto, eso también nos ayuda a refrenarnos de cualquier tipo de vagabundeo mental. Aun así, la parte mental es mucho más difícil que la parte física y verbal. Sobre la base de nuestro entrenamiento en la concentración superior, podemos aplicar esa concentración al darse cuenta que discrimina superior. En otras palabras, podemos entonces enfocarnos en la vacuidad (vacío), lo cual de hecho nos liberará para siempre del no darse cuenta.

Preguntas

Según el budismo, ¿por qué de una vida a la siguiente no podemos recordar lo que hemos aprendido en nuestras vidas previas en términos de los estudios espirituales y demás que haría que nuestra práctica fuera más efectiva?

En primer lugar, de hecho hay algunas personas que recuerdan ciertas cosas. Lo principal que llevamos con nosotros son tendencias muy fuertes, así que si hemos practicado mucho eso creará hábitos poderosos que en un precioso renacimiento humano futuro facilitarán mucho que nos encontremos nuevamente con el Dharma. Cuando estudiemos, básicamente solo tendremos que recordárnoslo. En otras palabras, se nos dice algo una vez y simplemente lo sabemos, en cierto sentido. Mi maestro Serkong Rinpoche fue uno de los maestros de Su Santidad el Dalái Lama y me dijo que nunca, en ninguna de las clases que Su Santidad recibió, nada se le tuvo que repetir una segunda vez. Lo único que tenían que hacer esa decírselo una vez y él lo sabía.

Quizás podamos relacionarnos con esta experiencia si estudiamos algún idioma cuando éramos niños o jóvenes y después estuvo en desuso la mayor parte de nuestra vida. Por ejemplo, yo estudié chino en mi juventud pero dejé de hacerlo hace 40 años. Solía entenderlo con bastante fluidez, pero ahora apenas puedo recordar las palabras. Sin embargo, lo único que alguien tiene que hacer es decirme cuál es la palabra en chino designada para algo y entonces la recuerdo y la sé. Para la mayoría de nosotros, eso es lo más que podemos esperar. Obviamente, hay algunos grandes lamas que, sin que se les enseñe nada, pueden recordar y recitar algo que han memorizado en vidas previas, pero eso es muy raro.

Muchos de nosotros, occidentales, parece que nos encontramos con el Dharma cuando ya estamos bastante viejos. Por supuesto, sería ideal tener el tiempo para primero aprender y entender los diferentes temas y explicaciones y después meditar sobre ellos, pero a menudo tenemos la urgencia de tener que lidiar con la agitación emocional de nuestra mente y carecemos por completo de la habilidad para ello. Realmente no entendemos los diferentes aspectos que se presentan en las enseñanzas y no tenemos contacto con un maestro. ¿Cómo podemos abordar esta situación?

Hoy en día, hay muchos más libros disponibles de los que había hace 40 o 50 años. Incluso si no hay maestros, hay buenos libros disponibles para leer. Además, tenemos el internet y páginas como esta que tienen muchas enseñanzas y archivos de audio que se pueden escuchar en una variedad de idiomas.

Por supuesto, la mayor cantidad de material está disponible en inglés, así que si no lo entendemos quizás sea buena idea aprender un poco. Aun así, existe una mayor cantidad de material disponible en tibetano, así que los angloparlantes también se están perdiendo una parte. Por supuesto, si realmente lo tomamos en serio necesitamos invertir una gran cantidad de esfuerzo para alcanzar la iluminación. Uno de los aspectos de ese esfuerzo podría ser aprender otro idioma.

Con el Dharma estamos tratando de entrenar nuestra personalidad, y una de las grandes cosas que estamos tratando de desarrollar es la perseverancia de trabajar duro. La liberación y la iluminación en ningún sentido son fáciles ni tampoco se nos servirán en charola de plata. Sin importar cuál biografía leamos de los grandes maestros espirituales tibetanos e indios, aprendemos que todos atravesaron una gran cantidad de obstáculos para estudiar el Dharma. ¿Por qué tendría que ser diferente para nosotros?

Los occidentales tienden a tener baja autoestima, así que nos desanimamos. Debido a ello, es útil animarlos, por ejemplo, con las enseñanzas de la naturaleza de buda del tipo “¡puedes hacerlo!”. Pero no es útil si se minimiza la cantidad de trabajo duro que la liberación y la iluminación requieren. ¡Es como es! Nuestras emociones perturbadoras y nuestros hábitos negativos son realmente fuertes y podemos verlo por nosotros mismos si observamos con honestidad. No hay salida fácil. Somos muy afortunados ahora que no tenemos que caminar desde el Tíbet hasta la India para obtener enseñanzas; en lugar de ello, lo único que tenemos que hacer es encender la computadora y conectarnos a internet. Cuando lo vemos de esta forma, ¡realmente no hay excusa!

Una de las historias más inspiradoras es de la biografía de Marpa, el traductor. Era su primera vez en la India y había aprendido el idioma y traducido una gran cantidad de textos. Iba de regreso al Tíbet con sus traducciones y, mientras cruzaba el Río Ganges, su bote se volteó. Perdió todas las traducciones y tuvo que regresar y volver a hacerlas todas de nuevo, y así lo hizo. Cuando el disco de nuestra computadora se descomponga ¡podemos pensar en Marpa!



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