Renunciar a los sufrimientos del samsara

Los sufrimientos de los planos superiores de existencia

Una persona verdaderamente espiritual, un practicante de Dharma, es alguien que trabaja para ser capaz de beneficiar vidas futuras y más allá. Tal persona entonces, en un nivel inicial, seguiría la ética de evitar las diez acciones destructivas. Se comprometerá con acciones constructivas para obtener un mejor renacimiento, y así sucesivamente. Tal persona tiene un nivel inicial de motivación. De esta manera, al tomar refugio brindándole una dirección positiva y segura a su vida, tal persona podrá, de hecho, alcanzar un renacimiento como humano o como dios. Pero sentirse satisfecho simplemente con eso no es suficiente. Porque incluso si la persona renace como humano o como dios, estas situaciones caen dentro del rango de los tipos de existencia compulsiva, y los tipos de felicidad que alcanzan son mundanas y perecederas.

De hecho, todos estos estados que alcanzan son sólo ejemplos de sufrimientos verdaderos o problemas verdaderos. Sobre la base de renacer como un humano o como un dios es posible seguir adelante y alcanzar un estado mental tranquilo y estable, una mente de shámata, de quietud mental. Y sobre la base de tener tal estado mental tranquilo y estable, es posible renacer en uno de los estados superiores de existencia, uno de los reinos superiores. En tal estado, por ejemplo si renacemos en el plano de las formas etéreas (el reino de la forma), no tenemos ninguna emoción o actitud perturbadora manifiesta asociada con el plano de los deseos sensoriales (el reino del deseo). De la misma manera, si renacemos en el plano de los seres sin forma (el reino sin forma) no tenemos ninguna manifestación de emociones o actitudes perturbadoras asociadas con el plano de las formas etéreas. A medida que ascendemos a estos planos de existencia cada vez más elevados en los diversos reinos de los dioses, los estados se vuelven cada vez más excepcionales, uno tras otro. Por ejemplo, la tierra en el área en donde estos planos existen está hecha de joyas. Los cuerpos de los diferentes seres son exquisitos y hermosos, y las diversas características distintivas se tornan aún más maravillosas a medida que se asciende.

Sin embargo, aun si renacemos en uno de esos planos superiores de existencia, en donde todo es tan encantador y bello, todavía tenemos un tipo de existencia compulsiva. Todavía tenemos que experimentar los problemas incontrolablemente recurrentes del samsara. Por ejemplo, podríamos renacer en uno de estos planos superiores, pero después ocurre la incontrolablemente recurrente situación de caer en un plano inferior. Después podríamos renacer nuevamente en un plano superior, subir y bajar; pero, de hecho, la mayoría del tiempo la pasamos en los diversos peores estados de renacimiento. Esta no es una situación satisfactoria en absoluto, y es similar a cuando subimos a lo alto de un rascacielos: una vez que llegamos allá arriba, lo único que podemos hacer es bajar de nuevo.

Podemos ver que tener un renacimiento como un humano o como un dios no tiene grandes atributos y sólo involucra problemas incontrolablemente recurrentes. Basados en ese entendimiento y comprensión, puede surgir en nuestra mente la duda de que quizás no sea necesario tratar de renacer así, y que no hay necesidad de mantener la ética de evitar las diez acciones destructivas para poder renacer como un humano o como un dios. Pero el punto es no sentirse satisfecho solamente con alcanzar uno de los mejores renacimientos, sino desear alcanzar un renacimiento semejante para poder beneficiar mejor a otros y en el que podamos hacer más progresos espirituales. No podremos hacer ninguna de esas dos cosas a menos que alcancemos un renacimiento semejante.

Las circunstancias más favorables de un renacimiento humano

Si cuando renacemos como humanos tenemos una larga vida, con gran fuerza física, una fuerte influencia positiva sobre otros y una gran riqueza de recursos disponibles para nosotros, esto nos permite ser de mayor beneficio a los demás. Por ejemplo, si tenemos una vida corta, entonces aunque estemos intensamente interesados en las prácticas espirituales del Dharma y nos dediquemos a ellas, será muy difícil ver la conclusión de todo nuestro entrenamiento y estudio. Si sufrimos de severas enfermedades o aflicciones físicas, eso también nos limitará enormemente. Quizás incluso nos impida tomar los hábitos y volvernos monje o monja; así que es muy importante y útil tener una buena salud.

Más aún, si renacemos en una buena familia y somos personas muy influyentes, entonces seremos naturalmente capaces, no sólo de tener las circunstancias favorables para progresar, sino que también estaremos en una posición en la que otros nos escucharán. Seremos capaces de incentivar a otros a lo largo de su camino espiritual. Por lo tanto, si deseamos tener ese tipo de renacimiento humano es necesario acumular las diversas causas que lo producirán. Tales causas incluyen profesar un enorme respeto a nuestros padres y a todos aquellos que poseen grandes habilidades y buenas cualidades.

Además, si tenemos un cuerpo y una apariencia muy agradable los otros se sentirán naturalmente atraídos hacia nosotros. Vendrán a donde estamos y querrán escuchar lo que decimos. Para obtener eso las causas son, por ejemplo, meditar y acumular los hábitos de la paciencia y la tolerancia, no enojarse nunca y hacer ofrendas de comida, flores, ornamentos y ropas a las diversas estatuas y representaciones del Buda. De igual manera, necesitamos ofrecer comida y ropa a los necesitados y enfermos. De esta forma, acumulamos las causas para ser atractivos.

Si tenemos mucha resistencia física, voluntad y fuerza mental, seremos capaces de lograr grandes hazañas y podremos ver la conclusión de todas nuestras prácticas y esfuerzos. La causa para esto es llevar a cabo diferentes acciones físicas y mentales que los otros ni siquiera pueden concebir, y realizarlas hasta su compleción.

También es importante tener credibilidad de palabra, de tal forma que los demás tomarán en serio lo que decimos, ya sean humanos o dioses, o quienquiera que pueda escucharnos. Tener credibilidad nos permitirá ser de gran ayuda para ellos. La causa para esto es ser muy honestos en todo lo que decimos, no mentir, no usar lenguaje ofensivo y no cometer ninguna de las otras acciones destructivas de palabra. Por ejemplo, podemos tener a dos personas que dicen exactamente las mismas palabras con exactamente el mismo significado, pero la gente escuchará a una e ignorará a la otra. La diferencia proviene de los diversos tipos de acciones que tales personas cometieron en el pasado. Nadie prestará atención a lo que dice la persona que mintió frecuentemente, dijo palabras vacías y tuvo charlas ociosas.

Existen todas estas acciones causales que traen como resultado buenas cualidades. Por lo tanto, es necesario acumular todas las causas para renacer con un cuerpo humano con todas estas características distintivas. De modo que es importante llevar a cabo todas estas acciones causales porque si renacemos, por ejemplo, en una familia o sociedad de criminales o de gente extremadamente negativa, será muy difícil para nosotros superar este obstáculo para nuestra práctica espiritual. Incluso si nosotros mismos tenemos varias excelentes cualidades, es importante no tener otros factores que nos impidan usarlas plenamente. Para obtener esto necesitamos ofrecer diferentes tipos de aspiraciones, tales como: “Pueda yo tener siempre un precioso renacimiento humano totalmente dotado de todas las cualidades positivas y condiciones favorables. Que en todas mis vidas nunca renazca en situaciones en las que tenga que superar una gran cantidad de obstáculos. Que pueda estar siempre en posición de ayudar a otros y que nunca, en ninguna de mis vidas, renazca como alguien que causa una gran cantidad de problemas o daño a los demás”. Estos son los tipos de aspiraciones que necesitamos hacer para renacer con un precioso cuerpo humano con todas las cualidades positivas y las circunstancias conducentes para hacer uso de ellas.

La determinación de liberarse del samsara

Pero no debemos sentirnos satisfechos solamente con alcanzar un precioso renacimiento humano con todas esas cualidades positivas; porque por más espléndida que pueda ser tal vida, aún tiene problemas incontrolablemente recurrentes. De hecho, sin importar qué tan buena pueda parecer, siempre hay problemas y sufrimientos. Todas estas situaciones incontrolablemente recurrentes en las que podemos renacer, situaciones del samsara, sólo involucran problemas. Es necesario ser conscientes de eso y pensar: “No importa cuánta riqueza pueda tener, no importa cuántas cosas buenas estén pasando en mi vida, aún así debo enfrentar muchos problemas”. Si pensamos muy seriamente acerca de los problemas y sufrimientos que existen, desarrollaremos la actitud con la que desearemos liberarnos de todos ellos. Sobre la base de ese fuerte deseo de liberarnos de todos los problemas y sufrimientos, trabajaremos hasta alcanzar el estado de liberación. Y, nuevamente, esto es algo que podemos hacer sobre la base de este precioso renacimiento humano que tenemos.

Este tema sustancial se aborda en el siguiente párrafo:

(5) Los esplendores de la existencia compulsiva, aun disfrutándolos, nunca son suficientes; son el umbral de todos los problemas, incapaces de dar seguridad a mi mente. Consciente de estas trampas, solicito inspiración para desarrollar un grandioso y ferviente interés en el gozo de la liberación.

Las trampas y los problemas del samsara

La primera línea, “Los esplendores de la existencia compulsiva, aun disfrutándolos, nunca son suficientes”, se refiere al primer tipo de problema que todos nosotros inevitablemente enfrentamos sin importar en qué renacimiento nos encontremos. Es el problema de que por más cosas espléndidas que tengamos (no importa toda la riqueza y el placer que tenemos) todos sienten que nunca es suficiente; nunca es bastante. Es como cuando estamos muy sedientos y bebemos agua salada: por más agua salada que bebamos, no saciará nuestra sed. Es lo mismo cuando alguien tiene una gran cantidad de placeres y demás. Debido a que están atados a la situación incontrolablemente recurrente del samsara, nunca sienten que es suficiente. Siempre quieren más y más. Cuando alguien alcanza una posición o rango superior, nunca siente que es suficiente, siempre quiere alcanzar una posición cada vez mayor. Esta es una situación que todos experimentan: no importa cuánta riqueza tengan, no importa cuántas cosas han acumulado, todos quieren tener más y más. Pero al final todas estas cosas perecen. Por más que acumulemos o construyamos, todo se destruirá.

Cuanto más tenemos, más problemas nos produce, como dice aquí: “son el umbral de todos los problemas”. Por ejemplo, si tenemos una fortuna de un millón de libras, entonces tenemos todas las preocupaciones asociadas con mantenerla, no perderla y demás. Sólo nos brinda una gran cantidad de preocupaciones. Existen personas que sólo tienen cinco o seis libras, apenas lo suficiente para comer, y son bastante felices con eso. Su mente es libre. Mientras que hay algunas personas que tienen una gran cantidad de dinero pero sólo se aferran fuertemente a él y son reacias a gastar o disfrutar tan sólo cinco o seis libras. De modo que cuanto más tenemos, esto nos acarrea más problemas: nos volvemos avaros y cosas por el estilo.

Y por más amigos y conocidos que tengamos alrededor de nosotros, el resultado final de reunirlos es que todos parten y se van a su casa. El resultado final de cualquier cosa que se reúne es que se separa y las cosas siguen su propio camino. No importa qué tan alto subamos, el resultado final es volver a bajar. Por ejemplo, cuando este castillo en el que estamos fue construido era un edificio muy hermoso, pero luego, con el paso del tiempo ha caído en la ruina. Cosas como ésta, como dice en el texto, son “incapaces de dar seguridad a mi mente”. Sin importar qué tan espléndido pueda ser algo, sólo tiene trampas.

Existen otros diversos problemas que se encuentran sin importar el tipo de estado de renacimiento que tengamos. Está el problema de nunca estar satisfechos. Ya lo mencionamos. También existe el problema de nunca tener certeza en la vida. Alguien puede ser un gran funcionario, tener una posición muy elevada, y luego, al final de su vida, caer en la ruina y volverse muy pobre. Esto es algo que podemos observar incluso en el curso de una misma vida. De igual forma, alguien que pudo haber sido nuestro amigo en la primera parte de nuestra vida se puede convertir en nuestro peor enemigo más tarde. Asimismo, alguien a quien odiamos y consideramos nuestro enemigo al principio de nuestra vida puede cambiar y convertirse en nuestro mejor amigo después. Tampoco hay certeza alguna del rango de alguien como amigo o enemigo. Además, no importa qué tanto deseemos que algunas cosas ocurran, u obtener ciertas cosas, frecuentemente tenemos grandes dificultades para conseguir lo que queremos y usualmente ocurre lo opuesto. De hecho, pareciera que todas las cosas que no queremos llueven sobre nosotros.

Los sufrimientos de un renacimiento humano

Al hablar acerca de los humanos y los sufrimientos que experimentan, encontramos todos los problemas del envejecimiento y de ser un anciano. A medida que envejecemos, tenemos enfermedades cada vez peores. Esto es algo que todos podemos ver claramente con nuestros propios ojos. También están los problemas y sufrimientos de estar enfermo. Esto es algo que también podemos ver alrededor de nosotros: hay mucha gente enferma. Cuando nos enfermamos, experimentamos todo el sufrimiento e infelicidad de estar enfermos, el mismo que experimentan otras personas.

También está el terrible sufrimiento que nos ocurrirá en el momento de la muerte. No importa qué tan buena sea la medicina o los doctores en el hospital en el que estemos al momento de morir, nada de eso es de ayuda alguna. En ese momento, la infelicidad y el sufrimiento que experimentamos es el peor tipo de sufrimiento que tendremos. Si no existiera tal cosa como el renacimiento futuro, no sería un problema. Morir sería el final, pero de hecho no es así. Existen los renacimientos futuros. Tenemos que tomar uno.

Antes de tomar un renacimiento, morimos, e inmediatamente después pasamos al estado intermedio, el bardo. Ahí, si acumulamos una gran cantidad de potencial negativo, experimentaremos muchas cosas atemorizantes, estaremos aterrados y sufriremos enormemente. No importa todo lo que hayamos trabajado en nuestra vida tratando de construir una seguridad material a nuestro alrededor, acumulando una gran cantidad de riquezas y posesiones, en el momento de la muerte tendremos que dejarlo todo atrás. No nos podemos llevar nada con nosotros: amigos, compañeros o familiares; nadie puede venir con nosotros. Tenemos que ir al estado intermedio solos, por nosotros mismos. Si hemos acumulado una gran cantidad de potencial negativo en toda nuestra vida, lo viviremos como una experiencia sumamente aterradora. El sufrimiento que tendremos ahí será muy malo.

Como seres que se encuentran en el estado intermedio, tendremos la forma de un humano del tamaño de un niño de ocho años, aproximadamente. El estado intermedio para esta vida ya ha terminado; fue antes de que tomáramos nacimiento. El periodo intermedio que tendremos que enfrentar después de nuestra muerte es el periodo intermedio previo a nuestro próximo renacimiento. De modo que si vamos a renacer nuevamente como ser humano, durante el estado intermedio después de nuestra muerte tomaremos una forma similar a la que tendremos en nuestra próxima vida. Esto se debe a que el estado intermedio de existencia y el estado de existencia del siguiente renacimiento son provocados por el mismo impulso kármico que nos arroja a nuestro futuro renacimiento.

Sólo por razones auspiciosas he estado hablando en términos de ser un ser humano en esta vida y renacer como un ser humano también en nuestra próxima vida. Pero obviamente ese no siempre es el caso. Podemos pasar de cualquier estado de renacimiento a cualquier otro. Pero si vamos a renacer como humano de nuevo, al final de este estado intermedio de existencia tendremos que atravesar la existencia del momento de la concepción. Entonces nos encontraremos adentro del vientre de una madre, y los sufrimientos e infelicidades que tendremos ahí son muy intensos. Estaremos encerrados y confinados en ese pequeño espacio por un periodo de más de nueve meses (nueve meses y diez días). Sólo piensen qué infelices seríamos de estar encerrados durante nueve meses en un clóset muy pequeño, sin ventanas ni puertas, cómo desearíamos no estar confinados por ese periodo. Así de simple, cuando lo pensamos, el sufrimiento de estar confinado en un vientre es horrible.

Después, piensen en todos los problemas que un niño tiene que enfrentar. No es divertido ser un bebé: no podemos hablar, no podemos caminar y no podemos controlar nuestros intestinos. Nos ensuciamos todo el tiempo y eso no es divertido. Luego, cuando crecemos un poco, como niños tenemos que atravesar todo el proceso de ir a la escuela. Eso también implica muchos problemas y no es nada placentero.

Estos son los tipos de situaciones que se repiten incontrolablemente. Atravesamos este ciclo una y otra vez. De esto es de lo que se trata el samsara, de la existencia incontrolablemente recurrente. E incluso si volvemos a renacer como un ser humano, tendremos que atravesar este ciclo incontrolablemente recurrente una y otra vez. Algunas veces las cosas saldrán bien y otras no. De hecho, la mayoría de las veces las cosas no nos saldrán muy bien. De hecho, nuestra vida sólo estará llena de problemas y sufrimientos. Si tenemos cosas (dinero, posesiones, amigos, fama y demás) tendremos problemas relativos a tener esas cosas y a conservarlas, y si no tenemos todas esas cosas que deseamos, tendremos problemas por no tenerlas y desearlas. En resumen, no importa que tengamos cosas o no, de cualquier forma salimos perdiendo; aún así tenemos problemas y sufrimientos.

La verdadera fuente de todos los problemas

Ahora bien, lo que necesitamos observar es lo siguiente: ¿Cuáles son las causas, cuál es la raíz de todos esos diferentes sufrimientos y problemas? Si fuera el caso que los problemas no tienen ninguna causa, no habría forma de librarse de ellos. Pero de hecho tienen una causa. Si preguntamos: “¿cuál es la raíz o en qué se apoyan nuestros problemas?”, veremos que todos provienen de las verdaderas fuentes de todos los problemas y sufrimientos, a saber, nuestro comportamiento impulsivo y nuestras emociones y actitudes perturbadoras. La cadena de nuestros problemas proviene de que actuamos impulsivamente, y esto es el karma. Actuamos impulsivamente porque tenemos diversas emociones y actitudes perturbadoras o engaños. ¿De dónde provienen? Surgen porque nos aferramos a las cosas como si existieran en formas imposibles, por ejemplo, como si tuvieran identidades verdaderas, encontrables e inherentes, establecidas independientemente desde su propio lado. Este tipo de falta de darse cuenta o ignorancia con la que nos aferramos a las cosas como si tuvieran identidades verdaderas y encontrables es la raíz de todos nuestros problemas. Cuando nos aferramos de esta forma, eso hace que todo salga mal; esa es la raíz de todos nuestros problemas y sufrimientos.

El Buda mismo giró la rueda del Dharma en tres ocasiones y puso en movimiento tres ciclos de transmisión de las medidas preventivas. Esto es muy conocido. El primer ciclo de transmisión concierne a los cuatro hechos observados como verdaderos por los seres altamente realizados, Las Cuatro Verdades Nobles. De los cuatro hechos vistos como verdaderos por los seres altamente realizados, los aryas, el primero son los verdaderos problemas o los verdaderos sufrimientos; el segundo es la verdadera fuente de todos los problemas o sufrimientos, concretamente, el comportamiento impulsivo y las emociones perturbadoras. Éstas provienen de aferrarse a las cosas como si tuvieran identidades verdaderas.

Liberarnos del aferramiento a identidades verdaderas

De hecho, las cosas no tienen ninguna identidad verdadera, encontrable, inherente, establecida independientemente desde su propio lado. Cuando proyectamos que las cosas tienen tales identidades cuando en realidad no es así, y creemos que lo que percibimos es verdadero, eso es a lo que nos referimos cuando hablamos de aferrarse a las cosas como si tuvieran identidades verdaderas. Esto es cognición distorsionada, porque es aferrarse a algo imposible que no existe en absoluto; no hay tal cosa como identidades verdaderas. Tratar de aferrarse a las cosas como si tuvieran tales identidades es distorsionado. No se refiere a nada real; no corresponde con la realidad. Por lo tanto, si podemos desarrollar el entendimiento de que no hay tal cosa como identidades verdaderas, eso será el oponente directo a la falta de darse cuenta o ignorancia con la que nos aferramos a lo contrario. El entendimiento y la mente con la que nos damos cuenta de que no hay tal cosa como identidades verdaderas, afectará adversamente el tipo de actitud con el que nos aferramos a las cosas como si tuvieran tales identidades.

Si preguntamos: “¿cómo puede ese entendimiento afectar esa actitud distorsionada?”, es porque cuando construimos firmemente, como hábito mental beneficioso, la comprensión de que no hay tal cosa como identidades verdaderas, eliminamos automáticamente la actitud con la que nos aferramos a las cosas como si la tuvieran. Esto se debe a que la creencia de que algo existe y la comprensión de que no existe y nunca ha existido son mutuamente excluyentes. A través de este proceso, cuando ya no nos aferremos a las cosas como si tuvieran identidades verdaderas, no tendremos ninguna emoción o actitud perturbadora.

Es como cuando cortamos las raíces de un árbol, el árbol cae y las hojas y ramas ya no crecerán. Cuando eliminamos este aferrarse a las cosas como si tuvieran identidades verdaderas, se eliminan todos los 84,000 tipos de emociones y actitudes perturbadoras que surgirían de esta concepción errónea de la realidad. En otras palabras, dado que las 84,000 actitudes perturbadoras surgen por tratar de aferrarse a las cosas como si tuvieran identidades verdaderas, cuando nos damos cuenta de que no hay tal cosa como esas identidades, se arranca y elimina esta raíz de todos los sufrimientos. Así que el entendimiento de que no hay tal cosa como identidades verdaderas es realmente la verdadera raíz de la liberación. Por lo tanto, es extremadamente beneficioso acostumbrarnos a este entendimiento y construirlo como un hábito beneficioso. Entonces todos nuestros problemas y sufrimientos dejarán de surgir.

Los pares purificadores y perturbadores dentro de Las Cuatro Verdades Nobles

Este estado en el que todos nuestros problemas han dejado de surgir, este estado de ausencia o cesación de nuestros problemas se conoce como una “detención verdadera”, una “cesación verdadera”. Si preguntamos: “¿cómo nos liberamos de esos problemas; cómo se alcanza este estado de cesación verdadera?”, se alcanza a través de una vía de la mente con la que comprendemos que no hay tal cosa como identidad verdadera con respecto a nada. Tal entendimiento es una verdadera vía de la mente, la cuarta Verdad Noble. Por lo tanto, lo que causa la detención de todos nuestros problemas es una vía de la mente con la que tenemos la conciencia discriminativa que nos permite ver que no hay tal cosa como identidades verdaderas (en otras palabras, la conciencia discriminativa de la vacuidad o ausencia total de identidades verdaderas). Esta verdadera vía de la mente es una causa que produce como resultado la cesación verdadera de nuestros problemas, de forma tal que nunca se vuelvan a repetir. Así que las verdaderas vías de la mente y las cesaciones verdaderas están acomodadas, las primeras para ser la causa y las segundas el resultado.

Pero tenemos que distinguir cuidadosamente qué tipo de resultado es una cesación verdadera. Es un resultado de separación, que es un tipo específico de resultado. No es el tipo de resultado producido u obtenido por causas y condiciones, como lo es alcanzar esa cesación verdadera. En cambio, la cesación verdadera misma es el tipo de resultado que es un fenómeno estático no condicionado. Como resultado de separación, es la ausencia estática de algo que no depende de causas y condiciones y que nunca cambia.

Así, las verdaderas cesaciones y las verdaderas vías de la mente son el lado purificador de los cuatro hechos considerados verdaderos, Las Cuatro Verdades Nobles. Y cuando observamos el lado perturbador de estas verdades, nos referimos a las dos primeras verdades. Aquí, las causas verdaderas de todos los problemas están establecidas como una causa, y los problemas verdaderos mismos son el resultado.

Existe un mantra llamado “la esencia del surgimiento dependiente” (rten-‘brel snying-po) que recitamos con frecuencia: Om ye dharma hetu prabhava, hetun teshan tathagathohya vadate, teshanca yo nirodha, evam vadi maha-shramanaye svaha. Es una oración en sánscrito que significa: “Om, cualquier fenómeno se ha originado de una causa, de hecho, El Así Ido ha hablado de su causa; y cualquiera que sea su cesación asimismo ha sido dicha por el Gran Asceta, Svaha”. Este mantra se refiere a estas dos relaciones de causa y efecto dentro de Las Cuatro Verdades Nobles.

El Buda alcanzó un estado de total claridad mental y evolución completa: alcanzó la iluminación. Una vez que él mismo alcanzó la iluminación, enseñó a sus diferentes discípulos cómo lograr, también ellos, la liberación de todos sus sufrimientos. Les enseñó estos cuatro hechos considerados verdaderos por los seres altamente realizados. Si seguimos estas enseñanzas e instrucciones relativas a Las Cuatro Verdades Nobles, es posible alcanzar realmente el estado de liberación, como lo hizo el Buda.

Interesarse en el logro de la liberación

Hemos visto que todos los problemas son algo que ciertamente no queremos, y todos nosotros ciertamente deseamos tener felicidad. Más aún, queremos tener el tipo de felicidad que es duradera y estable. El único tipo de felicidad que es así es la felicidad de alcanzar un estado de liberación, la libertad de todos nuestros sufrimientos y problemas. No solamente nos interesa lograr la liberación del samsara, sino que también estamos convencidos de que la liberación es algo que realmente puede suceder. Pero el logro de un estado de liberación del sufrimiento no se produce sin ninguna causa. En cambio ocurre definitivamente a partir de una causa: la causa de obtener conciencia discriminativa con la que vemos que no hay tal cosa como identidad verdadera en nada. Si obtenemos este entendimiento y producimos así la causa para la liberación al desarrollar esa conciencia discriminativa, podremos alcanzar realmente la felicidad que hemos deseado. Podremos alcanzar el estado de felicidad duradera, la felicidad de un estado de total liberación de todos nuestros problemas y sufrimientos. Si deseamos alcanzar ese estado de liberación, necesitamos desarrollar un ávido interés en él.

¿Cómo desarrollamos este ávido interés? ¿Cómo alcanzamos realmente este estado? Primero que nada, teniendo lo que se conoce como “conciencia discriminativa superior”, algunas veces llamado “ entrenamiento superior en sabiduría”. Para obtener este entrenamiento, es necesario haberse entrenado antes en la absorción meditativa superior. Y para obtener esto, primero necesitamos el entrenamiento en la autodisciplina ética superior. La autodisciplina ética y la absorción meditativa actúan como el fundamento estable para obtener la conciencia discriminativa superior. Este entrenamiento en la autodisciplina ética superior implica mantener los diversos conjuntos de restricciones para la liberación individual: los votos pratimoksha.

Los votos de restricción para la liberación individual y la importancia de mantener la ética

(6) Solicito inspiración para tomar de corazón, con presencia mental, diligencia, y gran cuidado, inducido por este pensamiento de motivación pura, las prácticas para la liberación individual, la raíz de las enseñanzas.

Existen ocho conjuntos de votos de restricciones para la liberación individual: tres para laicos y cinco para aquellos que han tomado los hábitos. De esos cinco conjuntos de votos para personas que han tomado los hábitos, existe el conjunto para monjes totalmente ordenados, con doscientos cincuenta y dos votos de restricción. El linaje de ordenación para monjas completamente ordenadas en la tradición de votos Mulasarvastivadin que se seguía en el Tíbet ya no existe, pero existen los dos conjuntos de votos de restricción para monjes y monjas novicios, y también el conjunto de votos para monjas en periodo de prueba. Existen también los dos conjuntos de votos para personas laicas (aquellos para hombres laicos y mujeres laicas, y también los votos para un solo día). Así que existen ocho diferentes niveles de votos de restricción para la liberación individual. Cualquiera de ellos que prometamos mantener, necesitamos hacerlo en forma muy pura y seriamente, aun cuando nos cueste la vida. Cualquier tipo de disciplina ética con la que nos comprometamos y prometamos mantener (incluso si es sólo seguir la autodisciplina ética de restringirnos de cometer las diez acciones destructivas) necesitamos sostenerla muy pura y cuidadosamente. Mantener la autodisciplina ética de esta forma es la raíz de todos los logros que el Buda indicó. Puede ocasionar la liberación individual de cualquiera que sostenga estos votos de restricción. Por lo tanto, son llamados “los votos de restricción para la liberación individual”. Ese es el significado de la palabra sánscrita pratimoksha.

Si no mantenemos ningún tipo de disciplina ética decente o moral, no hay forma de que podamos renacer como humano o incluso como dios. Por ejemplo, aun cuando practiquemos una gran generosidad (digamos que tenemos una habitación como ésta llena de dinero y posesiones, y las regalamos a cientos de personas todos los días) aún así, si no hemos sido una persona con moral y no mantuvimos una autodisciplina ética decente entonces, como resultado de nuestra generosidad, podríamos renacer con riquezas, pero no necesariamente como un humano con riquezas. Podríamos renacer en uno de los peores estados de renacimiento, por ejemplo, como un animal con riquezas, como un naga (un tipo de criatura mitad humano, mitad serpiente) o como un espíritu hambriento que tiene una gran cantidad de posesiones y joyas. Por ejemplo, existen espíritus hambrientos ávidamente aferrados, que viven en palacios hechos de oro. Pero debido al poder de haber sido tan mezquinos, están obligados a cortar pedazos de su propio cuerpo y comerlos, porque no tienen otra cosa que comer. Tales cosas existen y se producen como resultado de ser generoso pero no ético.

Pero si llevamos a cabo los mismos actos generosos y a la par mantenemos también una muy estricta autodisciplina ética, entonces como resultado renaceremos como un ser humano y seremos capaces de disfrutar de una gran cantidad de riqueza. Además, podremos usar esos recursos para seguir siendo una persona generosa y para acumular potenciales positivos cada vez más fuertes, para continuar y hacer más progreso espiritual. Así que nuestro comportamiento generoso y ético dará frutos una y otra vez. Mientras que si somos generosos sin ser éticos, entonces el resultado es no renacer como humano sino en uno de los peores estados. Lo que hayamos hecho dará meramente un solo resultado en términos de la riqueza que podamos tener en estos peores estados y no estaremos en condiciones de acumular ningún potencial positivo sobre esa base.

Seguir la disciplina ética y entrenarnos completamente hasta en el más mínimo detalle de lo que el Buda enseñó es, por supuesto, la mejor forma de practicar el Dharma. Pero incluso si no podemos hacerlo, si seguimos los tipo raíz de ética que el Buda enseñó, naceremos dentro del círculo de discípulos del siguiente maestro universal, el quinto buda de este eón, Maitreya. Esta es una característica distintiva especial que el Buda indicó.

La autodisciplina ética, entonces, es el corazón o la esencia de todas las prácticas budistas. Para obtener la liberación necesitamos el entrenamiento en la conciencia discriminativa superior, con la que comprendemos que no hay tal cosa como identidades verdaderas. Para poder obtener eso, necesitamos el entrenamiento en la absorción meditativa superior. Y para poder obtener eso, necesitamos el entrenamiento en la autodisciplina ética superior. Esto es lo que se discute en ese último verso.

Resumen del nivel intermedio de motivación

Ahora hemos hecho un gran progreso desde donde comenzamos como alguien del nivel inicial. Antes sólo estábamos interesados en mejorar nuestras vidas futuras y en renacer como humano o como dios. Pero ahora vemos que, no importa en dónde renazcamos, sólo implica problemas incontrolablemente recurrentes. Hemos desarrollado un deseo de obtener la liberación absoluta de todos los problemas y sufrimientos. Este es el nivel intermedio de motivación, con el que deseamos obtener un estado de liberación de todas las situaciones incontrolablemente recurrentes del samsara.

Si desarrollamos estas diversas vías de la mente indicadas aquí, podemos cortar la raíz de todos nuestros problemas. Podemos alcanzar realmente el estado de liberación de un ser liberado. En resumen, si nos comprometemos con todas las prácticas indicadas aquí y lo hacemos con el propósito de alcanzar la liberación de nuestros problemas individuales, ese es el verdadero nivel de motivación de alguien del nivel intermedio.

La necesidad de ir más allá, a un nivel avanzado de motivación

Pero no es suficiente liberarnos de nuestros problemas sólo a nosotros mismos. Claro, es muy agradable y lindo ser un ser liberado, un arhat, y no tener emociones ni actitudes perturbadoras. Tenemos todo tipo de poderes de percepción extrasensorial, los cinco diferentes poderes de emanación y demás, pero no es suficiente que sólo nosotros estemos libres de problemas. Así como la gente ordinaria no está satisfecha con lo que tiene, un practicante espiritual no se sentirá satisfecho con la situación de sólo liberarse a sí mismo; no es suficiente.

El problema aquí es que no somos capaces, en este estado de mera liberación, de satisfacer los propósitos de todos los demás, de todos los otros seres limitados, de todos los seres sintientes. ¿Y cómo podemos ser realmente capaces de ayudar a todos los demás con una mente y un cuerpo limitados? La única forma de poder ayudar a todos esos seres limitados es si evolucionamos completamente y tenemos una claridad mental total; si nos convertimos en un buda. Ser meramente un ser liberado, un arhat, no es suficiente. Como un arhat, aún no tenemos la habilidad de ayudar a todo el mundo.

¿Por qué es que, incluso como un ser liberado, aún somos incapaces de satisfacer los propósitos de todos los demás? Sí, es cierto que en este estado hemos eliminado todos los oscurecimientos que provienen de las emociones y actitudes perturbadoras (ya no tenemos más emociones ni actitudes perturbadoras). Pero, además de los emocionales, hay otro conjunto de oscurecimientos. De hecho hay dos conjuntos de oscurecimientos, y no hemos eliminado el segundo: el de los oscurecimientos cognitivos relativos a todas las cosas conocibles. Debido a que todavía tenemos oscurecimientos relativos a todas las cosas conocibles y esto impide la omnisciencia, aún no hemos cumplido perfectamente nuestros propios propósitos. Si no hemos hecho eso y no hemos alcanzado el estado más elevado que podemos alcanzar, ¿cómo podríamos ser capaces de hacerlo por otros? ¿Y cómo es que no hemos completado nuestros propios propósitos? Es porque, aunque hayamos alcanzado un estado de liberación, aún no hemos llegado a nuestro potencial más elevado y pleno; no hemos alcanzado el estado de un buda.

Definición general de un corazón dedicado de la bodichita

¿Por qué es necesario alcanzar un estado de iluminación? ¿Por qué es necesario alcanzar un estado de total claridad mental y evolución completa, un estado de total purificación y pleno crecimiento? La razón para alcanzar estas cosas es ser capaz de ayudar a todos los demás tanto como sea posible. Cuando desarrollamos una plena dedicación a ese anhelo, ese estado mental es lo que se conoce como un corazón dedicado de la bodichita. En lo que nos enfocamos es, entonces, en los propósitos de todos los demás seres y lo que intentamos hacer es satisfacer esos propósitos lo mejor posible. Además, nuestra mente está enfocada en nuestra propia iluminación futura, que no hemos alcanzado aún, pero que podemos alcanzar, y cuando la alcancemos nos habilitará para satisfacer todos los propósitos de los demás. Si no tenemos un corazón dedicado apuntando hacia esa meta, no hemos alcanzado ningún tipo de vehículo de la mente de la mente vasta mahayana. Incluso aunque obtengamos un correcto entendimiento de la vacuidad o de la realidad, si no tenemos el corazón dedicado de la bodichita, no seremos capaces de alcanzar el estado pleno de un buda.

Este tipo de corazón dedicado de la bodichita es algo en lo que tenemos que trabajar. Desarrollar sinceramente esta dedicación no es algo que podemos hacer en un instante, como apretar un botón. Entonces ¿de qué depende este tipo de corazón dedicado de la bodichita? Depende de la compasión como su fundamento base o raíz. Y así, la gran compasión es el aspecto principal en el que tenemos que meditar primero y erigir como un hábito beneficioso de la mente.

Compasión

¿Qué es la compasión? Es un estado de intenso interés amoroso, con el que deseamos que todos estén libres de sus problemas o infelicidad. Esto es compasión. El deseo de que todos sean felices es lo que se conoce como “amor”. Y cuando tenemos la actitud de pensar: “Yo mismo voy a hacer algo al respecto; voy a trabajar para proporcionarles felicidad a todos y para eliminar el sufrimiento de todos”, ese estado mental se conoce como “una determinación excepcional”. Pero incluso si tenemos ese estado con el que resolvemos que nosotros mismos les vamos a llevar la felicidad a todos y a eliminar su sufrimiento, de hecho no tenemos esa habilidad. Bueno, ¿quién sí la tiene? Solamente un buda completamente iluminado tiene esa habilidad, alguien que tiene total claridad mental y está completamente evolucionado. Así pues, cuando dedicamos nuestro corazón a ser capaces de alcanzar ese estado con el fin de poder beneficiar realmente a todos, proporcionarles felicidad y eliminar sus sufrimientos, eso es lo que se conoce como corazón dedicado de la bodichita.

El estado de determinación excepcional y el corazón dedicado son ambos el resultado de tener gran compasión, mientras que el amor es su causa. Es muy importante acumular la compasión como un hábito beneficioso de la mente (en otras palabras, meditar en ella) porque actuará como la raíz que producirá estos grandes estados de la mente y el corazón. Si acumulamos la compasión como un hábito beneficioso de la mente, esto automáticamente nos purificará de una gran cantidad de potencial negativo que podríamos haber acumulado previamente.

El desarrollo de la compasión de Asangha

Asangha fue uno de los dos grandes pioneros de las enseñanzas de la mente vasta mahayana. Durante años invirtió un enorme esfuerzo para tratar de obtener una realización tal que le permitiera actualizar y contemplar directamente la figura búdica de Maitreya. El lugar en donde hizo ese retiro estaba cerca del monasterio Nalanda, muy cerca del Pico del Buitre, en una cueva. Durante doce años llevó a cabo una práctica intensiva para actualizar a Maitreya. Primero practicó durante tres años, y después se dio por vencido y regresó; después volvió a la cueva y continúo durante otros tres años. Siguió de esa manera durante periodos de tres años de grandes esfuerzos, completando un total de doce.

Cuando regresó de la cueva, muy disgustado después de doce años sin resultados, vio a un perro grande que tenía una enfermedad terrible en la piel: una condición por la que no tenía pelaje, sólo la piel en carne viva con grandes heridas abiertas llenas de gusanos en la parte más baja de su cuerpo. Aún así, el perro ladraba furiosamente. Al ver al perro en una condición tan desdichada, Asangha desarrolló una gran compasión por él porque al mirarlo vio que no sólo no tenía pelaje, sino que además su piel estaba llena de heridas terribles. Y no sólo eso, las heridas estaban infectadas con gusanos que se arrastraban sobre ellas, y se veían absolutamente horribles. Conmovido por su compasión hacia ese animal decidió tratar de hacer algo. Fue al pueblo local y consiguió un cuchillo afilado. Regresó y quiso sacarle los gusanos al perro, pero de manera tal que los gusanos no murieran. Entonces se cortó un poco de su propia carne y la puso en la tierra como una fuente alternativa de alimento en donde poner a los gusanos que le quitaba al perro. No quería lastimar a los gusanos al removerlos con sus dedos, por lo que se agachó para quitarlos delicadamente con su lengua de las úlceras del perro.

Cerró sus ojos, se agachó y metió su lengua para tratar de quitar los gusanos, pero nunca fue capaz de hacer contacto con el perro. Abrió los ojos y delante de él, en el lugar en el que había estado el perro, vio al mismo Maitreya en todo su esplendor. Sujetó el hábito de Maitreya y preguntó: “He trabajado muy duro durante doce años tratado de tener una visión de ti. ¿Cómo es que no fui capaz de hacerlo hasta ahora?”. Maitreya le dijo: “He estado aquí contigo todo este tiempo durante los doce años. Es sólo que habías estado muy ciego para verme. Tu mente estaba muy oscurecida. Pero la circunstancia de tu gran compasión ha actuado como causa para remover esos oscurecimientos, así que ahora puedes verme. Como prueba de que he estado aquí enfrente de ti todo este tiempo, mira las orillas de mi hábito. Aquí está toda la baba y los mocos que has despedido a lo largo de los años: descansan justo aquí en mi hábito”.

Ahora Asangha estaba tan complacido por haber visto realmente a Maitreya que lo cargó sobre sus hombros y fue al pueblo, que era bastante grande, y desfiló gritando a todo el mundo: “¡Vengan todos y vean al glorioso Maitreya!”. La gente acudía pero nadie era capaz de ver nada sobre los hombros de Asangha. Todos decían: “Pobre Asangha, ha estado trabajando tan duro en sus prácticas intensivas. Se ha vuelto loco”. Después Maitreya llevó a Asangha con él a la tierra pura de Tushita. Ahí le enseñó las cinco escrituras de Maitreya, tras lo cual Asangha las trajo de vuelta a la tierra. El linaje de las prácticas extensas proviene de ahí.

Esto es lo que se indica en este verso:

(7) Así como yo he caído en el océano de la existencia compulsiva, así, también, todos los seres ambulantes - han sido mis madres. Al ver esto, solicito inspiración para crecer hacia la meta suprema de la bodichita para tomar responsabilidad de liberar a estos seres ambulantes.

Resumen

Este verso trata sobre alguien de un nivel avanzado de motivación. Primero, cuando teníamos un nivel inicial de motivación, pensábamos en los sufrimientos de la muerte y en el renacimiento en uno de los peores estados de existencia. Después, al progresar al nivel intermedio de motivación, pensamos acerca de los problemas y sufrimientos que involucra cualquier situación incontrolablemente recurrente del samsara y desarrollamos la determinación de ser libres de todas ellas: desarrollamos la renuncia.

Existen dos tipos de determinación de ser libre: está la determinación de liberarnos de los problemas, con la que le damos la espalda a la obsesión por las cosas de esta vida, y está la determinación de ser libre, con la que le damos la espalda a nuestra obsesión por cosas de vidas futuras. Cuando desarrollamos este segundo tipo de determinación de ser libres, sobre la base de haber pensado en todos nuestros problemas y en cómo sería liberarnos de ellos, entonces transformamos esa determinación de enfocarnos en nosotros por enfocarnos en todos los demás, y pensamos en los problemas de todos los demás. La determinación de ser libre se convertirá de esta manera en el estado de determinación de que todos se liberen de sus problemas y sufrimientos. De esta forma, desarrollamos un estado de gran compasión, con el que deseamos que todos los demás se liberen de su sufrimiento. Esta gran compasión actuará como una base desde la que nos podemos mover en la dirección de la obtención de la determinación excepcional de hacernos responsables del bienestar de los demás, y un corazón dedicado de la bodichita, con el que nos dedicamos a satisfacer los propósitos de todos los demás y alcanzar el estado de iluminación para poder lograrlo. Estos son los estados progresivos a través de los cuales nos entrenamos.

Continuaremos mañana con los puntos restantes mencionados aquí, a medida que nos vamos explayando sobre este verso.

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