Diálogo islámico-budista

Participación personal

Mi propia participación personal en el diálogo islámico-budista se ha desarrollado gradualmente a lo largo de muchos años. En mis viajes alrededor del mundo impartiendo charlas sobre budismo, he visitado un gran número de países musulmanes. En algunos de ellos hablé directamente ante públicos musulmanes. Por ejemplo, en Malasia e Indonesia, pronuncié discursos ante grupos budistas chinos, aunque ocasionalmente discutí con ellos sus relaciones con las mayorías musulmanas de sus países. También he hablado ante grupos de estudiantes universitarios, profesorado y buscadores espirituales en las repúblicas islámicas de Asia Central de Kazajistán, Kirguistán y Uzbekistán que sabían muy poco sobre su patrimonio islámico en el país. Estaban más interesados en aprender lo que el budismo y otras religiones y filosofías del mundo podían aportarles para lidiar con los problemas postsoviéticos. Sólo tomé parte en un diálogo específicamente islámico-budista después de un largo tour por toda Asia Central en 1994, cuando llegué a darme cuenta aún más del potencial de cooperación islámico-budista para tratar con algunos de los temas sociales más urgentes del lugar.

Mauricio

Más tarde ese año, comencé este diálogo en un viaje a África, específicamente en Mauricio y Zanzíbar. Estas dos islas son los principales puntos intermediarios para el tráfico de heroína desde el sur de Asia hasta la península africana. En un encuentro con el presidente mauritano, un indio de etnia musulmán, discutí el problema del abuso de drogas entre los desempleados, la juventud desanimada en el Tíbet y cómo su comunidad religiosa estaba lidiando con el mismo tema en su país. Él compartía mi preocupación sobre el problema y estaba de acuerdo en la importancia de la religión para inculcar un sentido de autoestima, soporte comunitario y ética, para así animar a aquellos que habían sido afectados. Después, en la universidad de Mauricio, di una conferencia sobre “Reivindicar los valores morales en la época moderna: qué puede ofrecer el budismo tibetano”. Hubo una respuesta entusiasta.

Zanzíbar

En Zanzíbar, que tiene una población musulmana del 95%, me reuní con líderes locales y aprendí del modesto éxito que se obtuvo al usar el islam para ayudar a aquellos que desean romper con su adicción a la heroína. Cuando antiguos adictos se mantienen ocupados con lavados rituales y oraciones cinco veces al día, no tienen mucho tiempo libre para llenarlo con drogas. Este ejemplo da mucho en qué pensar en términos de los posibles beneficios de una actividad física como la postración para los adictos de la etnia budista.

Turquía

En la primavera de 1995, en una visita a Estambul, Turquía, me reuní con el decano y un grupo de profesores de Ley islámica y de Filosofía de la religión en la Facultad Teológica Islámica Ilahiyat, en la Universidad de Marmara. Había solicitado el encuentro para discutir la perspectiva de la ley islámica hacia el budismo como una forma de ayudar a mantener la armonía religiosa budista-islámica de cara a la situación actual de gran afluencia de asentamientos hui (chinos musulmanes) en el Tíbet. Desde el siglo XVII una comunidad de musulmanes ha vivido en el Tíbet, bien integrada a la comunidad predominantemente budista, y tradicionalmente han disfrutado de privilegios legales especiales concedidos por el quinto Dalái Lama. Sin embargo, la actual situación tensa en el Tíbet debido a la numerosa población transferida desde áreas de Han, China, ha producido tensiones comprensibles.

Los profesores sentían que no había problemas de armonía por parte del islam para con los budistas, y citaron tres razones. Cierto erudito islámico moderno ha afirmado que el profeta Dhu’l Kifl, el “hombre de Kifl”, mencionado dos veces en el Corán, se refiere al Buda, y Kifl es la interpretación arábiga del nombre nativo del reino del Buda, Kapilavastu. También dijeron que la mención coránica de la higuera se refiere al Árbol del Bodi bajo el cual el Buda manifestó su iluminación. El Corán plantea que los seguidores de Dhu’l Kifl son gente honrada. En segundo lugar, Al-Biruni y Al-Shahrastani, dos eruditos islámicos que visitaron la India en los siglos XI y XII e.c. respectivamente, y que escribieron sobre sus religiones, llamaron “profeta” al Buda, en el contexto de explicar la forma en la que los indios consideraban al Buda. Y en tercer lugar, los musulmanes de Cachemira que se establecieron en el Tíbet desde el siglo XVII e.c. se casaron con mujeres budistas tibetanas dentro del contexto de la ley islámica.

Los profesores explicaron que el islam tolera a toda “la gente del Libro”, que se define como la gente que acepta a un Dios creador. Sin embargo, la ley islámica, específicamente durante la ley árabe de Sindh, desde el siglo VIII al X e.c., extendió el concepto de “la gente del Libro” a los budistas del lugar y les concedió el mismo estatus y derechos que los cristianos y judíos tenían bajo la ley árabe. Les señalé que los árabes musulmanes, en su expansión por Asia Central en el siglo VIII, primero tuvieron contacto con el budismo en lo que hoy es Uzbekistán y el norte de Afganistán. Allí, los textos budistas más ampliamente usados estaban en turco antiguo y después fueron traducidos al sogdiano. En estos idiomas, “dharma” fue traducido con el término griego “nom”, que significa “ley”. Los turcos iugures y los mongoles tomaron este término del sogdiano y lo usaron también para traducir “libro”. Así, en toda Asia Central medieval, los budistas que eran conocidos como “gente del Dharma” podrían también haber sido conocidos como “gente del Libro”.

Indonesia

El estado de Indonesia, mayoritariamente musulmán, permite oficialmente seis religiones: islam, catolicismo, protestantismo, hinduismo, budismo y confucionismo, sobre la base de que todas aceptan a un Dios creador. Con el fin de cumplir con este requisito, los budistas indonesios proponen a Adibuda, el Buda primordial del Tantra de Kalachakra, como el creador. Las enseñanzas de Kalachakra han florecido en Indonesia, especialmente a finales del siglo X, como informó Atisha durante su visita. Hoy en día, en ese lugar existe muy poco conocimiento de estas enseñanzas.

Durante un tour de conferencias por Indonesia en 1988, tuve muchas discusiones con monjes budistas sobre el asunto de Dios en el budismo. Ya que Adibuda puede ser interpretado como la conciencia primordial de la luz clara, y debido a que todas las apariencias del samsara y el nirvana son obra o “creación” de esta mente, concluimos que no hay razón para sentirse incómodos al decir que el budismo acepta un Dios creador. El hecho de que el budismo afirme que Adibuda no es un ser individual separado, sino algo presente en cada ser sintiente, es sólo una cuestión de diferencias teológicas con respecto a la naturaleza de Dios. Muchos pensadores judíos, cristianos, islámicos e hindúes afirman que Dios es abstracto y está presente en todos los seres. Como los musulmanes dicen: “Alá tiene muchos nombres”.

Por lo tanto, desde mi experiencia en Indonesia y sobre la base de Adibuda, estoy de acuerdo en que el budismo acepta un Dios creador, pero con su propia interpretación única. Una vez que se estableció este territorio común, fui capaz fácilmente de empezar un diálogo cómodo con los teólogos islámicos en Turquía. Me invitaron a regresar a su universidad en ese mismo año para dar una charla a estudiantes y profesores sobre budismo y sobre la relación entre el islam y el budismo.

Diálogo entre Su Santidad el Dalái Lama y un maestro sufí del África Occidental

Su Santidad el Dalái Lama ha tenido contacto con líderes islámicos de todo el mundo durante muchos años. Tras mi regreso a la India desde Turquía, acompañé a Dharamsala al Dr. Tirmiziou Diallo, el líder religioso hereditario del sufismo de Guinea de África Occidental, para que se reuniera con Su Santidad. En los días previos al encuentro, él y yo discutimos aún más el significado de “gente del Libro”. El Dr. Diallo sentía que se refería a la gente que sigue la “ tradición primordial”. Esto puede ser llamado sabiduría de Alá o Dios, o como le sugerí en términos budistas, el darse cuenta profundo primordial. Así, el aceptó de buena gana que la tradición primordial de sabiduría no sólo fue revelada por Moisés, Jesús y Mahoma, sino también por el Buda. Si la gente sigue esta tradición y sabiduría primordial innata, son “gente del Libro”. Pero si van en contra de la bondad básica y la naturaleza sabia de la humanidad y el universo, no son del “ Libro”.

En este sentido, entonces, es aceptable decir que el Buda fue un profeta de Dios y esto encaja bien con la interpretación de los profesores turcos que se referían a la “ gente del Libro” como aquellos que aceptan al Dios creador. Adibuda, como la mente de luz clara, no es sólo el darse cuenta profundo primordial, sino el creador de todas las apariencias. El Dr. Diallo estaba muy feliz con esta discusión y citó un hadith (dicho personal de Mahoma) conminando a sus seguidores a buscar la sabiduría en todo el camino hacia China.

El Dr. Diallo mismo siguió los principios de este hadith. Asistió al último día de las enseñanzas de Su Santidad sobre el Bodicharyavatara de Shantideva (Involucrarse en el comportamiento del bodisatva), incluyendo el empoderamiento de Avalokiteshvara que otorgó Su Santidad. Estaba especialmente conmovido por los votos del bodisatva. En la tradición sufí del África Occidental, existe también un total compromiso por buscar la perfección que está más allá de las palabras y servir a toda la creación.

En el último día de su visita, el Dr. Diallo tuvo una reunión privada con Su Santidad. Vestido con elegantes hábitos blancos, el majestuoso líder espiritual africano estaba tan conmovido al estar por primera vez en presencia de Su Santidad, que empezó a llorar. Sin pedirlo a su asistente como normalmente haría, Su Santidad fue personalmente a su antesala y trajo un pañuelo que ofreció al maestro sufí para que secara sus lágrimas. El Dr. Diallo hizo entrega a Su Santidad de un tocado musulmán tradicional que Su Santidad se puso sin dudarlo y que conservó puesto durante el resto de la reunión.

Su Santidad abrió el diálogo explicando que si ambos, budistas y musulmanes, se mantienen flexibles en sus pensamientos, el diálogo fructífero y abierto es posible. El encuentro fue extremadamente cálido y emocionalmente conmovedor. Su Santidad realizó numerosas preguntas sobre la tradición meditativa sufí, especialmente en referencia a los linajes del África Occidental que enfatizan la práctica del amor, la compasión y el servicio. El Dr. Diallo ha vivido exiliado en Alemania por muchos años después de que un comunista tomó el poder en su país. Había muchas cosas en común que estos dos hombres compartían. Ambos, Su Santidad y el Dr. Diallo, se comprometieron a continuar con el diálogo islámico-budista en el futuro.

Nueva visita a Turquía

Hacia finales de 1995, volví a visitar Medio Oriente. Al volver a la facultad islámica Ilahiyet de la Universidad de Marmara, Estambul, di una conferencia a los profesores y estudiantes graduados del Departamento de Filosofía. Este Departamento forma tanto profesores religiosos islámicos como profesores de escuelas secundarias que imparten islam y otras religiones, incluyendo budismo, en toda Turquía. Los profesores estaban extremadamente entusiasmados por establecer un diálogo islámico-budista y discutimos temas tales como la creación, la revelación y la fuente de la ética. El islam afirma que Dios no es una persona sino un principio creador abstracto, y algunas escuelas de teología islámica afirman que la creación no tiene principio. Al hablar en términos de la mente de luz clara como creadora sin principio de las apariencias sin principio, y del Buda como revelador de verdades superiores, teníamos una buena base para un diálogo animado y amistoso.

Las entrevistas que he dado durante mis anteriores visitas a esta universidad han sido publicadas en una revista popular de fundamentalistas islámicos locales, que no solamente se lee en Turquía, sino en todas las repúblicas islámicas de Asia Central. El docente coordinador de mi visita dijo que publicaría en la misma revista una traducción turca de la conferencia que preparé por escrito y que le entregué, esta vez basada en los principios e historia del budismo, especialmente su historia entre los turcos de Asia Central, y la situación actual del budismo en todo el mundo. Fui invitado, no sólo a volver a esta facultad islámica para más charlas a finales de 1996, sino también a sostener encuentros similares con líderes religiosos sufís en Konya y con profesores y estudiantes de otras universidades en Turquía.

Egipto

Después de Turquía, viajé a Egipto, donde fui invitado a dar una conferencia en la Universidad del Cairo. El primer grupo que conocí fue al profesorado del Centro de Estudios Asiáticos de la Facultad de Economía y Ciencias Políticas. Me habían pedido que diera una conferencia sobre “el impacto del pensamiento budista en el desarrollo político y económico asiático”. Estaban particularmente interesados en saber cómo los principios budistas han contribuido con el éxito económico de las naciones del “tigre asiático”, de tal forma que pudieran usar de algún modo el islam con el fin de apoyar un fenómeno similar en Egipto, para transformarlo en un “tigre africano y del Medio Oriente”. También deseaban entender Asia y sus religiones para así formar mejores lazos políticos y económicos con la región. No deseaban estar aislados bajo la falsa idea de que todos los musulmanes son fundamentalistas, terroristas fanáticos.

Esta fue la primera conferencia sobre pensamiento budista que se dio en esta facultad, y el interés y entusiasmo fueron enormes. Me pidieron que presentara una ponencia sobre las enseñanzas budistas básicas de forma fácilmente entendible desde una perspectiva islámica, para su publicación en inglés y en árabe, como parte de sus series monográficas asiáticas que son distribuidas por todo el mundo de habla árabe. Fue publicado en junio de 1996.

Ver: El budismo desde la perspectiva del islam.

Al día siguiente, di una charla sobre las enseñanzas básicas del budismo a trescientos estudiantes universitarios de primer año en un curso sobre Filosofía Asiática en la Facultad de Artes, seguida por otra charla para licenciados en un Seminario de Filosofía. Los estudiantes y el personal estaban ansiosos de información sobre Asia, tanto como lo estaba la gente en el antiguo mundo comunista. Esto no es, sin embargo, en términos de una búsqueda espiritual, como se daba en los antiguos países comunistas, sino más en términos de obtener contacto con el resto del mundo a través del entendimiento y el respeto mutuos. En la mañana de estas dos últimas charlas, quince diplomáticos egipcios fueron asesinados en un atentado terrorista con bomba en la embajada egipcia de Pakistán, y había una gran protesta estudiantil en la universidad. Había una enorme presencia policial y militar, con vehículos blindados, arrestos, y demás, que tuvimos que eludir para entrar en el campus. Fue maravilloso que hubiera tal interés en el budismo, a pesar de la atmósfera externa.

Jordania

Mi última parada en ese tour fue Mafraq, Jordania, donde había sido invitado a la Universidad Al al-Bayt. Esta universidad internacional, construida en su mayor parte por el gobierno jordano, fue fundada en 1994. Tiene doscientos estudiantes, la mitad de los cuales son de otros países musulmanes, con un puñado de cristianos europeos y norteamericanos, y un numeroso personal extranjero. Fue fundada para ampliar el entendimiento mutuo entre las siete tradiciones del islam y entre el islam y otras religiones mundiales. Me reuní con el presidente de la universidad quien, en diciembre de 1995, iría a Japón como el ponente principal y coorganizador de una conferencia sobre el entendimiento budista-islámico. Expresó su interés en fungir como anfitrión de una conferencia semejante en Jordania en el futuro. Me invitó a regresar a la universidad a finales de 1996 para una serie de charlas sobre el budismo y el Tíbet, su relación con el islam, y para continuar el diálogo. Desea construir una sección budista en la biblioteca de la universidad y me pidió que preparara una lista de libros para ello.

Tuve un diálogo con el profesorado del Instituto Superior de Ciencias Políticas de la Universidad de Bayt al-Hikmah sobre la interacción entre el islam y el budismo en la Asia moderna y antigua. Están particularmente enfocados en el área malasio-indonesa, pero están muy interesados en aprender sobre otras regiones. Solicitaron información sobre los tibetanos musulmanes para su base de datos de estudio de panislamismo y me invitaron a regresar para discutir el papel de la ética budista en el desarrollo económico. También me reuní con profesores de Marruecos y Siria, que estaban profundamente interesados en un diálogo similar.

Perspectivas futuras

Entonces, de acuerdo a mi experiencia, el objetivo principal del diálogo islámico-budista es educacional, de tal forma que cada uno aprenda más sobre las creencias y la cultura del otro. La Biblioteca de Obras y Archivos Tibetanos, en Dharamsala, India, ha liderado la satisfacción de este objetivo. Iniciaron un programa de intercambio de revistas y libros con varias universidades de los países islámicos con las cuales establecí contacto. Asimismo, están estableciendo programas de cooperación con instituciones en las repúblicas islámicas de Asia Central de la antigua Unión Soviética para llevar a cabo más investigación sobre la historia de la interacción entre budistas y musulmanes en esa parte del mundo. Las perspectivas para que el contacto y la cooperación aumenten son enormes.

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