¿El gurú es realmente un buda?

La relación entre que el mentor funcione como un buda y que sea un buda

Más allá de la sugerencia de enfocarse con una firme convicción y aprecio en las buenas cualidades y la bondad que sus mentores realmente tienen, los sutras y tantras instruyen a los discípulos para que consideren esas cualidades y bondad como las de un buda. A medida que los discípulos avanzan en su práctica, obtienen progresivamente una comprensión más profunda de la relación entre sus mentores y los budas. Finalmente, como practicantes de tantra superior, necesitan ver que sus Maestros tántricos son budas.

Los textos guelug posteriores del camino gradual, le agregaron a sus presentaciones de la meditación del gurú el considerar que el mentor propio es un buda. La meditación se enfoca en comprender por qué un mentor debe ser un buda. La primera razón pertenece a la autoridad escritural: el Buda declaró en varios sutras y tantras que en tiempos posteriores aparecería en la forma de mentores espirituales, y que entonces los discípulos necesitarían respetar a sus mentores tal como lo respetarían a él.

Las siguientes cuatro razones son inferencias de la lógica. (1) Debido a que la influencia iluminadora del Buda opera sin interrupción en su continuidad, aún debe estar operando en la actualidad. (2) Para que esa influencia alcance a los discípulos necesita pasar a través de un medio, es decir, el medio de los mentores adecuadamente cualificados, como en la analogía de la necesidad de una lente de aumento para enfocar los rayos del sol para encender una llama. (3) La forma en que las mentes confundidas de los discípulos hacen aparecer las cosas no es confiable. Por lo tanto, aunque puede parecer que los mentores tienen defectos inherentes, esta apariencia de su modo de existencia no corresponde a cómo existen realmente. (4) Debido a que las mentes de los discípulos son limitadas, sólo serían capaces de ver y relacionarse con una manifestación del Buda que apareciera con limitaciones convencionales. Por lo tanto, para ayudar a los discípulos, los mentores necesariamente parecen tener deficiencias convencionales.

La mayoría de los occidentales encuentra que esta presentación es insuficiente. O no logra convencerlos de que sus mentores son budas o los lleva a aceptar la proposición con una comprensión inadecuada. Así, malentienden la instrucción de ver a sus mentores como budas.

En Comentario al “Compendio de Dignaga sobre cognición válida”, Dharmakirti declaró que la característica definitoria de un fenómeno que surge de causas y condiciones, es su capacidad de realizar una función para una audiencia específica. Debido a esta capacidad, el fenómeno es lo que es. Así, por ejemplo, un reloj que realiza la función de un juguete para un bebé no es simplemente un reloj funcionando como un juguete: es un juguete, para el bebé.

La explicación madyámaka clarifica este punto: el objeto es relativamente un juguete, no es un juguete en forma última. No es el caso que el reloj contenga una característica definitoria localizable, concreta, como un código genético, que por su propio poder lo haga en última instancia ser un reloj. Ni es el caso que este artículo sea un objeto que tenga en él dos características semejantes, las que por sus propios poderes lo hagan en última instancia tanto un reloj como un juguete, ya sea simultánea o alternativamente. Ni es el caso que el objeto mismo sea en última instancia algo indefinido, que no es ninguna de las dos cosas. Es un reloj o un juguete dependiendo de su capacidad para funcionar válidamente como un reloj para un adulto o un juguete para un bebé, sin ser en última instancia un reloj, un juguete, ambos o ninguno.

La confusión aquí es que las cuatro inferencias lógicas citadas en los textos del camino gradual, demuestran que los mentores espirituales funcionan como budas para sus discípulos, mientras que las citas escriturales declaran queson budas. Por la explicación anterior, las dos declaraciones son equivalentes, pero sólo en el sentido de que los mentores son relativamente budas, no budas en forma última. Los occidentales que no conocen la distinción madyámaka entre existencia relativa y última, encuentran toda la presentación desconcertante. Su confusión se torna incluso más desconcertante porque una lente de aumento no necesita ser el sol para poder actuar como un medio para el sol. Por lo tanto, cuando los textos recomiendan considerar que un mentor es un buda, necesitamos entender que eso significa considerar a la persona sólo relativamente como un buda, dado que él o ella funcionan válidamente como un buda para los discípulos.

Etiquetar mentalmente a un mentor como un médico o como un buda

En Un sutra desplegado como un tronco de árbol, el Buda recomendó que los discípulos perciban a sus mentores espirituales como médicos, a sí mismos como pacientes, al Dharma como una medicina, y a su práctica diligente como la forma de curarse. Un mentor espiritual, después de todo, enseña métodos para curar a los discípulos de las deficiencias y las dificultades. Complementemos esta explicación de identidades relativas y últimas con el análisis prasánguika-madyámaka del etiquetado mental para entender la validez de esta visión.

Los mentores espirituales sólo son doctores relativamente debido al hecho de que pueden funcionar válidamente como doctores para los discípulos. Más precisamente, sólo son convencionalmente doctores debido al hecho de que pueden ser etiquetados válidamente como doctores por los discípulos. El etiquetado mental válido requiere una base válida para el etiquetado. Aquí, la base es la capacidad de los mentores para funcionar válidamente como doctores para curar a sus discípulos de deficiencias y dificultades. Sin embargo, esto no implica que los mentores espirituales sean doctores en todos los sentidos de la palabra, ya sea en sentido último o incluso convencionalmente. Nadie esperaría que su mentor fuera capaz de realizar una cirugía de cerebro. Etiquetar a los mentores como doctores es meramente una convención, producida para poder afectar las actitudes de los discípulos de tal forma que puedan sacar el mayor beneficio de las relaciones con sus maestros. Después de todo, como se mencionó antes, el término tenpa, traducido aquí como “construir una relación saludable”, se refiere igualmente a las relaciones de pacientes con doctores y a la de discípulos con mentores espirituales.

Además, la gran universidad monástica india de Nalanda, que se especializó exclusivamente en estudios de sutra, siguió una costumbre que posteriormente adoptaron todos los centros monásticos tibetanos. Durante las clases, los monjes estudiantes deben considerar a sus maestros como budas, a sí mismos como bodisatvas, a sus aulas como tierras puras de los budas, al tema como el Dharma más puro y a la ocasión como intemporal. Estos cinco aspectos caracterizan la situación de un buda enseñando en la forma sambogakaya. El s ambogakaya es un entramado de formas sutiles hecho de luz transparente, que puede enseñar el campo entero de las enseñanzas mahayana a los discípulos más avanzados.

Discernir la actividad de enseñanza del Dharma de un mentor y usarla como base para atribuirle un nombre, permite un etiquetado válido de la persona como un buda sambogakaya. Como en el caso de etiquetar a un mentor como un doctor, etiquetar a un mentor como un buda no significa que sea en última instancia, o incluso convencionalmente, un buda en el pleno sentido de la palabra. Los discípulos difícilmente esperarían que sus mentores se pudieran multiplicar en billones de formas o que pudieran atravesar las paredes. Seguir esta convención de etiquetado afecta meramente la actitud de los discípulos, de modo que tienen un mayor respeto por la seriedad de sus estudios. Además, como escribió Sakya Pandita en El camino profundo del yoga del gurú, dependiendo de si los discípulos ven a sus mentores como seres comunes, bodisatvas o budas, obtienen la inspiración de uno u otro.

Por lo tanto, cuando consideramos a nuestros mentores convencionalmente como budas discernimos sólo ciertos rasgos acerca de ellos, y en base a eso los etiquetamos como budas. No etiquetamos a nuestros mentores como budas basados en todo acerca de ellos, sino basados sólo en sus buenas cualidades. La fuerza de estas cualidades no afecta la validez del etiquetado. Ya sea que los ojos sean fuertes o débiles, los etiquetamos válidamente como ojos si nos permiten ver. De modo similar, ya sea que las habilidades de nuestros mentores para comunicar el Dharma sean grandes o pequeñas, etiquetamos válidamente las habilidades como cualidades búdicas si nos permiten aprender las enseñanzas del Buda.

Además, el etiquetado mental de nuestros mentores como budas es válido según los tres criterios de Chandrakirti. (1) Nalanda tenía establecida la convención de etiquetar a un mentor como un buda y nuestros mentores siguen la tradición de Nalanda de enseñanza del Dharma. (2) Una mente que puede aprehender válidamente lo que es convencionalmente verdadero no contradice el etiquetado. Nuestros mentores realizan las funciones de un buda al guiarnos a la iluminación mediante la explicación de las enseñanzas del Buda. Experimentamos los efectos beneficiosos de sus enseñanzas cuanto más las ponemos en práctica. (3) Una mente que puede aprehender válidamente la verdad más profunda acerca de cómo existen las cosas tampoco contradice el etiquetado. Etiquetar a nuestros mentores como budas no implica que sus acciones de enseñanza del Dharma, por sus propios poderes, independientemente de cualquier otra cosa, conviertan a nuestros mentores en forma última, o incluso convencionalmente, en budas omniscientes. Nuestro mentor existe y funciona como un buda para nosotros, sólo en la medida en que podemos etiquetarlo válidamente como un Buda y a un Buda es a lo que se refiere nuestra etiqueta mental.

El uso no literal de la etiqueta buda

Considerar a un mentor espiritual como un buda tiene un significado que comparten el sutra y el tantra. Los sutras y sus comentarios instruyen a los discípulos para que vean a sus mentores como budas cuando reciben enseñanzas o cuando toman refugio o votos de bodisatva. Los tantras superiores instruyen a los discípulos para que hagan lo mismo siempre. Chandrakirti enseñó que las enseñanzas del tantra superior con un significado general compartido con el sutra hay que tomarlas literalmente sólo si concuerdan con la experiencia común. Debido a que considerar al maestro propio como un buda no concuerda con la experiencia común, no se debe tomar literalmente. Sakya Pandita señaló esto explícitamente en Las divisiones de los tres conjuntos de votos. Allí, escribió, “Los textos de prashñaparamita declaran que los discípulos necesitan considerar a sus mentores como si los maestros fueran budas. No alegan que los mentores sean realmente budas”.

Una enseñanza compartida que no se debe tomar literalmente tiene diferentes niveles de significado dependiendo del contexto. Cada nivel necesita una interpretación para clarificar el significado pretendido. Además, los niveles de interpretación comunes al sutra y a los primeros niveles de práctica tántrica, están todos dirigidos a guiarnos más profundamente. Guían a un nivel último, definitivo, de significado concerniente a la mente de luz clara y, con ello, a la comprensión de la vacuidad.

Niveles progresivos de interpretación

En Un último testamento lanzado al viento, el Maestro guelug Gyalrong Tsultrim Nyima, explicó tres niveles progresivos en los cuales los discípulos necesitan ver a sus mentores espirituales como amalgamas de las figuras búdicas de Avalokiteshvara, Manjushri y Vajrapani. En el primer nivel, sus mentores son iguales a esas figuras por sus buenas cualidades; en el segundo, tienen sus cualidades; y en el tercero, sus mentores son las tres figuras.

En un comentario oral, Serkong Rinpoche correlacionó los tres niveles de Gyalrong con las tres formas progresivas en las cuales los discípulos necesitan ver a sus mentores como budas, que se encuentran en el sutra del sravaka (oyente), el sutra del bodisatva y las explicaciones del tantra superior. Los sutras del sravaka, llamados frecuentemente los sutras hinayana (vehículo modesto), incluyen el canon pali de la tradición teravada y los cánones sánscritos de otras diecisiete escuelas budistas indias. Desde un punto de vista sravaka, sus mentores son similares a budas en cuanto a que han desarrollado las buenas cualidades de un buda. Desde la perspectiva de un bodisatva, sus mentores son emanaciones de budas y, por lo tanto, contienen esas cualidades; mientras que desde el punto de vista del tantra superior, son budas. Estas tres interpretaciones proceden de una diferencia en la descripción de Buda Shakyamuni según los sutras de los sravakas, los sutras de los bodisatvas y los tantras superiores.

Los sutras de los sravakas explican que Shakyamuni nació como un ser común, el príncipe Siddhartha, y que desarrolló sus buenas cualidades durante su vida para llegar a ser un buda. Por consiguiente, en un nivel sravaka nos enfocamos en nuestros mentores como similares a Shakyamuni, en cuanto a que empezaron su vida como seres comunes y desarrollaron buenas cualidades a través de un arduo esfuerzo. Enfocarnos en ese aspecto de nuestros mentores nos ayuda a comprender que nosotros también empezamos el sendero espiritual como seres comunes. Con mucho trabajo apropiado, también nosotros podemos corregir nuestras deficiencias y obtener las cualidades de un buda. Esta comprensión nos ayuda a desarrollar la motivación sravaka, la determinación de liberarnos de nuestros defectos.

Según los sutras de los bodisatvas, Buda Shakyamuni alcanzó la iluminación hace eones. Por compasión, tomó renacimiento conscientemente como el príncipe Siddhartha en la forma de una emanación suprema (nirmanakaya, tulku), para mostrarles a otros la forma de convertirse en un buda. Comprender a Shakyamuni de esta manera nos ayuda a darnos cuenta de que la iluminación no termina con la muerte. Los budas continúan ayudando a los demás hasta que todos se iluminen. Por consiguiente, ver a nuestros mentores como emanaciones ulteriores del Buda sostiene nuestra comprensión de que Shakyamuni se sigue manifestando por el bien de todos. Esto nos ayuda a obtener el coraje para mantener nuestra motivación bodisatva, la bodichita, para esforzarnos por convertirnos en budas como lo han hecho nuestros mentores y para ayudar a otros durante todo el tiempo que sea necesario.

El sistema de tulkus tibetano alienta la visión del sutra bodisatva de los mentores espirituales. Aunque objetivamente no es necesario ser un buda para iniciar una línea de tulkus, los discípulos tibetanos consideran a sus mentores como tulkus iluminados, ya sea que las autoridades espirituales los reconozcan como rinpoches o no. Debido a que Shakyamuni se manifiesta en un extenso entramado de tulkus, los discípulos ven a sus mentores como tulkus de Shakyamuni, y si no también como tulkus de otras líneas tradicionalmente reconocidas.

De acuerdo con la explicación del tantra superior, mientras Buda Shakyamuni enseñó los Sutras de la conciencia discriminativa de largo alcance en el Pico del Buitre, apareció simultáneamente como Vajradara y enseñó los tantras. De esta manera, Shakyamuni es tanto el príncipe Siddhartha como Vajradara. De modo similar, en el nivel del tantra superior necesitamos ver que, desde cierto punto de vista, nuestros Maestros tántricos son los maestros espirituales que vemos delante de nosotros, pero que en otro nivel son simultáneamente Vajradaras. Por lo tanto, el yoga del gurú del tantra implica con frecuencia imaginar a Vajradara en el corazón de un mentor. Esta visualización nos ayuda a comprender que, en cierto nivel, nuestros Maestros tántricos y nosotros tenemos mentes y cuerpos comunes, pero simultáneamente, en el nivel más profundo, ambos tenemos mente de luz clara, vibraciones comunicativas más sutiles y vientos de energía más sutiles. En otras palabras, en el nivel más profundo, todos tenemos los materiales para la mente, palabra y cuerpo iluminadores de un buda.

En el yoga del gurú tántrico los discípulos necesitan ver a sus mentores como budas en los tres niveles, en el del sutra del sravakra, el del sutra del bodisatva y el del sutra del tantra superior. Así, en Una ceremonia para honrar a los gurús, el cuarto Panchen Lama enseñó a sus discípulos a visualizar a sus Maestros tántricos externamente en la forma de Tsongkapa como un monje con votos de sravaka. En el corazón de Tsongkapa está sentado Shakyamuni, el maestro de los sutras del bodisatva. En el corazón de Shakyamuni está sentado Vajradara, la fuente de los tantras superiores. En el corazón de Vajradara hay una sílaba hung que simboliza la mente de luz clara.

Además, como explicó el cuarto Panchen Lama en La esencia del “océano de logros verdaderos” de Kaydrubjey, las figuras apiladas también representan los niveles burdo, sutil y sutilísimo de cuerpo, palabra y mente. Considerar al Maestro tántrico propio como un buda en cada uno de los tres niveles, lleva a la fuente definitiva, última, de la budeidad, la mente de luz clara más sutil, la vibración comunicativa sutilísima y el viento de energía más sutil, inseparables de la budeidad.

El significado de que un Maestro tántrico sea un buda

La declaración del tantra superior de que el Maestro tántrico propio es un buda es extremadamente desconcertante. Tiene un nivel de significado compartido con el sutra y el tantra, es decir, como se explicó antes, que para sus discípulos los mentores son tanto relativa como convencionalmente budas, ya que pueden funcionar válidamente como budas para ellos y, en base a eso, pueden ser etiquetados válidamente por ellos como budas. Los mentores, sin embargo, nunca son inherentemente o esencialmente budas, dado que la existencia última, inherente, como esto o aquello, por el poder de características definitorias localizables, es imposible. Sin embargo, aquí la declaración de que el Maestro tántrico propio es un buda tiene significados adicionales más profundos, específicos de la práctica del tantra superior.

Algunos buscadores espirituales toman la declaración del tantra superior con un significado literal. Consecuentemente, consideran perfectas todas las acciones, palabras y estados emocionales de sus Maestros tántricos. Esto sucede frecuentemente con Maestros de dzogchen, ya que el dzogchen supuestamente significa que todo es perfecto. Sin embargo, en Afirmación de los tres votos, Ngari Panchen, el Maestro nyingma, clarificó la situación. Explicó que, en privado, es posible que los Maestros de dzogchen necesiten actuar ocasionalmente en contradicción con las normas del comportamiento generalmente aceptado. Sin embargo, en público o en la compañía de principiantes que pueden perder la fe, los Maestros de dzogchen necesitan sostener estrictamente los votos de liberación y de bodisatva. Así, si maestros espirituales populares actúan de manera impropia con estudiantes de Centros de Dharma, están violando los principios budistas básicos. La ingenuidad con respecto a este punto puede dejar a los buscadores espirituales expuestos al abuso.

Algunos discípulos son escépticos. Sienten que no es posible que la declaración con respecto a que los Maestros tántricos son budas signifique lo que dice. Sus mentores pueden ser como budas en cuanto a que han obtenido buenas cualidades mediante mucho trabajo. Sus mentores pueden ser incluso similares a las emanaciones del Buda, al servir de recipientes para las cualidades búdicas que ven en ellos. Considerar a sus mentores realmente como budas puede ser una táctica útil de etiquetado mental para obtener la mayor inspiración de la persona, pero piensan que seguramente es sólo una artimaña mental. Su actitud escéptica los priva de obtener los nuevos entendimientos repentinos profundos que se obtienen de la enseñanza. El Maestro sakya Ngorchen declaró claramente, en Un precioso ornamento para los tres continuos, que en el contexto del tantra superior el maestro tántrico no es meramente similar a un buda; él o ella es un buda.

En El corazón de los tantras: la quíntuple práctica de mahamudra, Rigdzin Chokyi Dragpa, el Maestro drigung kagyu, explicó el significado más profundo de que un Maestro tántrico sea un buda. El significado proviene de la práctica característicamente tántrica de trabajar hacia la budeidad mediante métodos que se asemejan al estado resultante que uno se esfuerza por alcanzar. La apariencia humana usual del cuerpo de un Maestro tántrico y su apariencia simultánea como el cuerpo iluminador de un buda, particularmente durante un empoderamiento, son dos hechos acerca del mismo atributo de un fenómeno (ngowochig, ngo-bo gcig; “son uno por naturaleza”). El fenómeno, en este caso, es un Maestro tántrico; el atributo es la apariencia de su cuerpo físico; los dos hechos acerca de ese atributo son que la apariencia puede existir válidamente como un humano usual y como el cuerpo iluminador de un buda.

La apariencia humana usual del cuerpo de un Maestro tántrico es que es delgado o gordo, se cansa, a veces se enferma y envejece. Sin embargo, el cuerpo iluminador de un buda está hecho de luz transparente y energía, aparece en un amplio despliegue de formas búdicas, se puede multiplicar, puede atravesar objetos sólidos, nunca se cansa, se enferma o envejece. Las dos apariencias son dos hechos acerca del cuerpo físico de un Maestro tántrico y, en este sentido, nuestros Maestros tántricos son budas, aunque, por supuesto, no son budas inherente o esencialmente.

Además, nuestros Maestros tántricos son budas también en el sentido de que su palabra y mente tienen, tanto las apariencias humanas usuales, como las apariencias de la palabra y la mente iluminadoras de un buda. La apariencia humana de su palabra es que a veces vacila, es poco clara o no puede hablar nuestro idioma. La palabra iluminadora de un buda, por otro lado, se comunica perfectamente en todos los idiomas, sin vacilar y siempre con claridad. La apariencia humana de su mente es que a veces se enoja, carece de calidez o no puede entender lo que queremos decir. La mente iluminadora de un buda, por contraste, está totalmente libre de emociones conflictivas, tiene el mismo amor por todos los seres y comprende todo perfectamente.

Pero, si vemos a nuestros Maestros tántricos, ¿cómo pueden sus cuerpos ser tanto carne y sangre como luz transparente y energía? ¿Cómo pueden ser tanto viejos como eternamente jóvenes? ¿Cómo pueden ser verdaderos dos hechos aparentemente incompatibles acerca de la apariencia del cuerpo de nuestros Maestros tántricos? Necesitamos explorar esta cuestión más profundamente.

Considerar un fenómeno válidamente desde diferentes puntos de vista

En Suplemento al camino medio, Chandrakirti dio un ejemplo muy apropiado. Supongamos que tres grupos, espíritus, humanos y seres divinos (dioses), miran el líquido que hay en una taza específica. Debido a las diferentes propensiones kármicas, los espíritus lo verían como pus, los humanos como agua y los seres divinos como néctar. Debido a que el líquido no existe con una identidad inherente, última, como cualquiera de estas tres sustancias, la percepción de cada grupo sería válida desde su propio punto de vista. Además, cada grupo experimentaría el sabor del líquido de acuerdo con la apariencia que perciben. Pero el pus, el agua y el néctar no son lo mismo.

El análisis de Chandrakirti se aplica también a nuestro ejemplo anterior de un adulto y un bebé mirando el mismo objeto. El adulto lo vería como un reloj y sabría la hora al verlo; el bebé lo vería como un juguete y jugaría con él. Debido a que el objeto no existe con una identidad inherente, última, como un reloj o un juguete, la percepción y la experiencia de cada uno serían válidas. Pero, un reloj y un juguete no son lo mismo.

La situación es equivalente con respecto a un recién llegado y un discípulo tántrico mirando a un maestro budista. El recién llegado vería el cuerpo del maestro como humano; el discípulo tántrico del maestro lo percibiría como el cuerpo de una figura búdica. Debido a que un cuerpo no existe con una identidad inherente, última, como carne y sangre o como luz y energía, ambas percepciones serían válidas. Pero un cuerpo sólido de carne y sangre no es idéntico a un cuerpo transparente hecho de luz y energía.

Una persona puede incluso ver válidamente el mismo objeto como dos cosas diferentes y usarlo de ambas maneras. Alguien puede jugar con un reloj como un juguete y aun así decir correctamente la hora con él. Una cosa no excluye la otra. De modo similar, podemos ver el cuerpo de nuestros Maestros tántricos como humanos cuando nuestros mentores están enfermos. Sin embargo, durante los empoderamientos podemos ver los mismos cuerpos como los de figuras búdicas, que nunca se pueden enfermar. Ambas percepciones son correctas desde sus propios puntos de vista. La visión tántrica, sin embargo, no niega la necesidad de llevar a nuestros mentores al médico cuando han caído con gripe.

El significado de inseparable

Otra manera de decir que las percepciones de nuestros Maestros tántricos como humanos comunes y como figuras búdicas son igualmente válidas, es decir que las dos percepciones, o las dos apariencias percibidas, son inseparables (yermey, dbyer-med). Inseparable, aquí, significa que si una ocurre válidamente desde un punto de vista, la otra ocurre válidamente desde otro punto de vista. Nuestros Maestros tántricos son inseparablemente humanos y budas sólo en este sentido. Inseparable, entonces, en este contexto, no significa que es necesario que las dos apariencias ocurran simultáneamente. Cuando uno percibe una apariencia, no necesita percibir simultáneamente la otra.

Apariencias inseparables impuras y puras

Las enseñanzas sobre “el samsara y el nirvana inseparables”, del sistema sakya del camino y sus resultados, indican varios niveles de significado de la afirmación de que nuestros Maestros tántricos son inseparablemente humanos comunes y budas. Estas enseñanzas nos pueden ayudar a entender mejor este punto difícil. De entre los muchos significados de samsara y nirvana, enfoquémonos aquí en samsara con el significado de “impuro” o “apariencias ordinarias”, y en nirvana con el significado de “apariencias puras”. Además, enfoquémonos en las dos apariencias inseparables en referencia a los cuerpos de nuestros Maestros tántricos.

Las apariencias inseparables impuras y puras tienen tres niveles de significado pertinentes aquí. (1) Las apariencias impuras del cuerpo de nuestros Maestros tántricos se pueden referir a sus apariencias como humanos comunes. Sus apariencias puras se pueden referir a sus apariencias como figuras búdicas. Las dos apariencias son inseparables, algo así como lo son dos niveles cuánticos de energía en los cuales pueden vibrar partículas subatómicas. De esta manera, que nuestros Maestros tántricos tengan cuerpos con formas inseparables humanas ordinarias y de buda, significa que sus cuerpos pueden aparecer válidamente como uno u otro dependiendo del punto de vista, del mismo modo en que un líquido puede aparecer como pus, agua o néctar. Sus cuerpos, sin embargo, no existen esencialmente con apariencias inherentes humanas o de buda, o con ambas o con ninguna.

Además, dentro de los cuerpos de nuestros Maestros tántricos no hay marcas características localizables, concretas, que mediante sus propios poderes los hagan aparecer en formas humanas o de buda. Como en el caso de los niveles cuánticos de energía dentro de un átomo, los diferentes niveles de apariencia existen como meras posibilidades, totalmente dependientes de otros factores y no como entidades concretas, independientemente existentes.

(2) La apariencias impuras de los cuerpos de nuestros Maestros tántricos se pueden referir a sus apariencias como el tener defectos convencionales, tal como un comportamiento incorrecto. Sus apariencias impuras también se pueden referir a sus apariencias que poseen una mezcla de defectos convencionales y buenas cualidades. Sus apariencias puras son las que tienen sólo buenas cualidades convencionales, tal como compasión. Las tres apariencias ocurren, aunque no necesariamente al mismo tiempo y son inseparablemente válidas, cada una desde un punto de vista diferente. Sin embargo, los defectos y valores concretos no existen dentro de nuestros Maestros tántricos, haciéndolos esencialmente impuros, puros, o una mezcla de ambos.

(3) Las apariencias impuras de los cuerpos de nuestros Maestros tántricos se pueden referir a sus apariencias engañosas como si existiesen de maneras imposibles. Sus apariencias puras se pueden referir a sus apariencias no engañosas como si existieran de la manera en la cual realmente existen. Para facilitar el análisis llamemos al primer tipo de apariencias impuras “apariencias de existencia independiente” y al último tipo de apariencias puras “apariencias de existencia dependiente”. Los cuerpos de nuestros Maestros tántricos aparecen inseparablemente como dependiente e independientemente existentes, dependiendo de las mentes que los perciben. No hay características concretas localizables dentro de ellos, ni siquiera la vacuidad misma, que por sus propios poderes los hagan existir ya sea dependiente o independientemente.

Además, los tres significados de apariencias impuras y puras pueden superponerse de varias maneras. Las apariencias de los cuerpos de nuestros Maestros tántricos como humanos pueden ser como humanos con o sin defectos convencionales. Ya sea que aparezcan como cuerpos humanos con defectos convencionales o como cuerpos humanos con sólo buenas cualidades, los cuerpos de nuestros Maestros tántricos pueden parecer independientemente existentes o dependientemente existentes. Sin embargo, las apariencias de los cuerpos de nuestros Maestros tántricos como los cuerpos iluminadores de figuras búdicas, sólo aparecerían exclusivamente con buenas cualidades. Los cuerpos de las figuras búdicas no tienen defectos convencionales. No obstante, las apariencias de los cuerpos de nuestros Maestros tántricos como las de figuras búdicas pueden aparecer independientemente existentes o dependientemente existentes.

La base para etiquetar la apariencia pura de un mentor como un buda

Los discípulos pueden etiquetar a sus Maestros tántricos como budas basados en las apariencias puras de ellos como humanos o como figuras búdicas, ambas con buenas cualidades, ya sea que las cualidades parezcan existir dependiente o independientemente. Debido a que las buenas cualidades son funciones de la naturaleza búdica, la base más profunda para etiquetar válidamente a sus Maestros tántricos como budas, es la naturaleza búdica de sus mentores. Sin embargo, las personas pueden no haber logrado aún las cualidades potenciales de su naturaleza búdica, pueden haberla logrado sólo parcialmente o pueden haberla logrado plenamente. Surge entonces, naturalmente, la interrogante concerniente a la validez de etiquetar a personas como budas en base a naturalezas búdicas no logradas o sólo parcialmente logradas. La interrogante atañe igualmente a la cuestión de que los discípulos vean a sus Maestros tántricos como budas y, en la práctica del tantra, a que los discípulos se vean a sí mismos y a todos los demás como figuras búdicas. Para una respuesta necesitamos acudir a las enseñanzas del tantra superior.

En el contexto del tantra superior, como se explicó previamente, la naturaleza búdica se puede referir a la mente de luz clara. Aunque cada tradición tibetana lo explica de un modo diferente, todas concuerdan en que un aspecto de la naturaleza de la mente de luz clara es la fuente de todas las cualidades búdicas. Otro aspecto de su naturaleza es que carece de la posibilidad de existir de maneras imposibles. Ya sea que la mente de luz clara esté totalmente oscurecida, parcialmente oscurecida, o completamente libre de manchas pasajeras, estos aspectos objetivos, genuinos, de su naturaleza permanecen iguales. Además, ya sea que las cualidades búdicas de la mente de luz clara se encuentren sólo en forma potencial, que estén operando parcialmente, o que estén funcionando plenamente, la naturaleza de la mente de luz clara permanece igual.

En resumen, la base más profunda para etiquetar mentalmente a un Maestro tántrico como un buda, es la mente de luz clara del Maestro. La base para etiquetar no son las manchas pasajeras que pueden estar o no oscureciendo esa mente. Ni es la base la fuerza de las cualidades manifiestas de esa mente. De esta manera, el etiquetado mental de un Maestro tántrico como un buda basado en la mente de luz clara siempre es válido.

Etiquetar mentalmente a nuestros Maestros tántricos como budas, basados en la mente de luz clara, lleva al significado último, definitivo, de la instrucción de ver que el Maestro tántrico propio es un buda. Ver que los defectos que aparecen en nuestros gurús exteriores son manchas pasajeras que surgen dependientemente, nos permite ver que los defectos que aparecen en nuestros gurús interiores, nuestra mente de luz clara, también son pasajeros y de surgimiento dependiente. Esta comprensión es esencial para alcanzar las cualidades búdicas de nuestra propia mente de luz clara.

De acuerdo con Puntos difíciles en lo referente a ayudar y mostrar respeto a un gurú, aunque todos tienen mente de luz clara, vacía por naturaleza, considerar a nuestro perro como un buda no tiene el mismo beneficio que considerar a nuestro Maestro tántrico como un buda. Por lo tanto, aunque la mente de luz clara de nuestros Maestros tántricos son bases válidas para etiquetarlos como budas, sus otras buenas cualidades, más la inspiración que obtenemos de ellos, hacen que el etiquetado sea más efectivo para traernos entendimientos profundos. Las cualidades principales que pueden servir como bases adicionales para etiquetar a nuestros Maestros tántricos como budas, son su compasión, bodichita y actitudes de largo alcance (perfecciones), y el hecho de que nos confieren empoderamientos del tantra superior.

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