La vida de Buda Shakyamuni

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Dependiendo de la tradición, el Buda puede ser visto como un hombre ordinario que alcanzó la liberación a través de su propio esfuerzo extraordinario, o como un ser previamente iluminado que manifestó su actividad hace 2,500 años para mostrar el camino hacia la iluminación. Aquí revisamos la vida del Buda y vemos qué tipo de inspiración podemos obtener para nuestro propio camino espiritual.

Fuentes tradicionales citan que Buda Shakyamuni, también conocido como Buda Gautama, vivió desde el año 566 hasta el 485 a.e.c., en el norte central de la India. Dichas fuentes budistas contienen numerosos y diferentes relatos sobre su vida; con el paso del tiempo, gradualmente han surgido muchos detalles. Es difícil establecer con precisión los detalles de estos relatos, ya que los primeros textos budistas se escribieron hasta tres siglos después del fallecimiento del Buda. Sin embargo, el hecho de que ciertos detalles hayan surgido de forma escrita después que otros, no es razón suficiente para descartar su validez, pues muchos de ellos siguieron transmitiéndose de forma oral.

Por lo general, las biografías tradicionales de grandes maestros budistas, incluyendo la del Buda mismo, fueron recopiladas con fines didácticos y no como documentos históricos. Más específicamente, las biografías fueron elaboradas de modo que enseñaran e inspiraran a los seguidores budistas a seguir el camino de la liberación y la iluminación. Por lo tanto, para beneficiarnos de la historia de la vida del Buda, tenemos que entenderla dentro de este contexto, y analizar las lecciones que podamos aprender de ella.

Fuentes

Las primeras fuentes de la vida del Buda incluyen, dentro de las escrituras teravada, varios sutras en pali de la Colección de discursos medianos (pali: Majjhima Nikaya) y, dentro de las diversas escuelas hinayana, varios textos vinaya acerca de las reglas de la disciplina monástica. Sin embargo, cada uno de estos textos ofrece solo fragmentos de la historia de la vida del Buda.

El primer relato ampliado apareció en la literatura poética budista de finales del siglo II a.e.c., tal como Grandes cuestiones (sct. Mahavastu) de la escuela mahasanghika del hinayana. Este texto, que estaba fuera de Colecciones de las tres canastas (sct. Tripitaka, Tres Canastas), añadió, por ejemplo, el detalle de que el Buda nació como príncipe en una familia real. Otro trabajo poético semejante apareció en la literatura de la escuela sarvastivada del hinayana: El sutra de la obra vasta (sct. Lalitavistara sutra). Versiones mahayana posteriores de este texto tomaron prestada esta versión previa y dieron más detalles, por ejemplo, explicando que Shakyamuni había alcanzado la iluminación siglos atrás y que, al presentarse como emanación en el príncipe Siddhartha, simplemente estaba demostrando el camino para obtener la iluminación con el propósito de enseñar a otros.

Con el tiempo, algunas de estas biografías se incluyeron en Colecciones de las Tres Canastas. La más famosa es Acciones del Buda (sct. Buddhacarita) del poeta Ashvaghosha, escrito en el siglo I e.c. Otras versiones aparecieron aun después, en los tantras, como en la literatura del Chakrasamvara, en donde encontramos el relato de que, al tiempo que apareció como Shakyamuni enseñando Los sutras de la conciencia discriminativa de largo alcance (sct. Prajnaparamita sutras, Sutras de la perfección de la sabiduría), simultáneamente el Buda emanó como Vajradhara y enseñó los tantras.

De cada relato podemos aprender algo y obtener inspiración. Sin embargo, revisemos principalmente las versiones que representan al Buda histórico.

Nacimiento, vida temprana y renuncia

De acuerdo con los primeros relatos, Shakyamuni nació en una aristocrática y acaudalada familia de guerreros en el estado de Shakya, que tenía su capital en Kapilavastu, en la frontera entre lo que hoy se conoce como India y Nepal. No se menciona que naciera como príncipe de la familia real; los relatos de su nacimiento principesco y el nombre de Siddhartha aparecieron después. Su padre fue Shuddhodana, pero el nombre de su madre, Mayadevi, aparece solo en versiones posteriores, así como el relato de la concepción milagrosa del Buda en el sueño que tuvo su madre -sobre el elefante blanco de seis colmillos que entraba por su costado-, y la predicción del sabio Asita de que el niño sería un gran rey o un gran sabio. Después de esto, también aparecieron descripciones del nacimiento puro del Buda del costado de su madre, cerca de Kapilavastu, en el bosque Lumbini, tras lo cual dio siete pasos y dijo: “He llegado”, así como de la muerte de su madre durante el parto.


De joven, el Buda vivió una vida de placeres. Se casó con una mujer llamada Yashodhara y tuvieron un hijo, Rahula. A los veintinueve años, el Buda renunció a su vida familiar y a su herencia principesca, y se convirtió en un buscador espiritual mendicante.

Es importante entender la renuncia del Buda dentro del contexto de su sociedad y su tiempo. Cuando el Buda se fue para convertirse en un buscador espiritual, no abandonó a su esposa y a su hijo en una vida de dificultades y pobreza; ciertamente, serían cuidados por sus acaudalados familiares. Además, el Buda era miembro de la casta de guerreros por lo que, sin duda, algún día habría tenido que dejar su hogar para ir a una batalla, según se aceptaba en aquella época como el deber de un hombre.

Pueden librarse batallas interminables contra enemigos externos, pero la lucha verdadera es contra nuestros enemigos internos, y esa es la batalla que el Buda salió a combatir. El hecho de que el Buda haya dejado atrás a su familia por este fin, indica que es el deber del buscador espiritual dedicar su vida entera a este propósito. En nuestro mundo moderno, si dejáramos a nuestra familia para convertirnos en monásticos, necesitaríamos asegurarnos de que estuvieran bien atendidos. Esto no se refiere solamente a nuestro cónyuge e hijos, sino también a nuestros ancianos padres. Sea que dejemos o no a nuestras familias, como budistas es nuestro deber disminuir el sufrimiento superando la adicción a los placeres, tal como lo hizo el Buda.

Para superar el sufrimiento, el Buda quiso entender la naturaleza del nacimiento, el envejecimiento, la enfermedad, la muerte, el renacimiento, la tristeza y la confusión. En versiones posteriores, el Buda es llevado a pasear fuera del palacio por el chofer de su carruaje, Channa. En la ciudad, el Buda vio gente enferma, anciana, muerta y a un asceta, mientras Channa le explicaba lo que eran. De este modo, el Buda identificó el sufrimiento que todos tienen que experimentar y trató de pensar en una forma de salir de él.

Este episodio en que el Buda recibe ayuda de su cochero en torno al camino espiritual, es análogo al relato del Bhagavad Gita en el que Arjuna es aconsejado por su cochero Krishna acerca de su deber como guerrero de librar una batalla contra sus familiares. En ambos casos, budista e hinduista, podemos ver un significado más profundo en el hecho de ir más allá de las murallas de nuestra vida cómoda para tratar de descubrir la verdad. El cochero puede verse como el representante del vehículo de la mente que conduce a la liberación, mientras que las palabras del chofer representan la fuerza conductora, la de la búsqueda de la verdad.

Estudios e iluminación

Como un buscador espiritual errante y célibe, el Buda estudió métodos para alcanzar la estabilidad mental y las absorciones de la no forma con dos maestros. Fue capaz de alcanzar el más alto nivel de estos estados profundos de concentración perfecta, en los cuales ya no experimentaba sufrimiento burdo ni felicidad mundana común, pero aún no estaba satisfecho. Se dio cuenta de que estos estados producían solamente un alivio temporal, no permanente, de estos sentimientos contaminados; ciertamente no eliminaban los sufrimientos más profundos y universales que él buscaba superar. Al lado de cinco acompañantes, practicó un ascetismo extremo, pero esto tampoco erradicó los profundos problemas asociados con el renacimiento incontrolablemente recurrente (samsara). Únicamente en relatos posteriores aparece el incidente en donde el Buda rompió sus seis años de ayuno a orillas del río Nairanjana, en donde la doncella Sujata le ofreció una taza de arroz con leche.

Para nosotros, el ejemplo del Buda indica que no debemos conformarnos solamente con obtener un estado de calma total o un estado placentero con la meditación, mucho menos por medios artificiales tales como las drogas. Retraernos en trances profundos o torturarnos y castigarnos con prácticas extremas tampoco es una solución. Es necesario recorrer todo el camino hasta alcanzar la liberación y la iluminación, y no conformarnos con métodos espirituales que no nos llevan a culminar estas metas.

Después de rechazar el ascetismo, el Buda meditó solo en la jungla para vencer el temor. Debajo de todo miedo se encuentra el aferramiento a un “yo” imposible de existir y una actitud egocéntrica aún más fuerte que aquella que subyace nuestra búsqueda compulsiva por placer y entretenimiento. Así, en La rueda de las armas afiladas, el maestro indio del s. X, Dharmarakshita, utilizó la imagen de pavos reales que merodean en las junglas de plantas venenosas, para representar a los bodisatvas que emplean y transforman las emociones venenosas del deseo, el enojo y la ingenuidad para superar la actitud autocentrada y el aferramiento a un “yo” imposible.

Después de mucha meditación, el Buda alcanzó la iluminación completa a los 35 años. Relatos posteriores proveen detalles de su logro bajo el árbol del Bodhi, en lo que hoy en día es Bodh Gaya, después de combatir exitosamente los ataques del celoso dios Mara, quien trató de impedir la iluminación del Buda al emanar apariencias aún más terribles y seductoras para perturbar su meditación.

En los primeros relatos, el Buda alcanzó la iluminación completa al obtener los tres tipos de conocimiento: conocimiento completo de todas sus vidas pasadas, del karma y de los renacimientos de los demás, y de las Cuatro Verdades Nobles. Relatos posteriores explican que, con la iluminación, alcanzó la omnisciencia.

Enseñar y establecer una comunidad monástica

Después de alcanzar la iluminación, el Buda dudó acerca de enseñar a otros a alcanzar lo mismo, debido a que sentía que nadie podría entenderlo. Sin embargo, el dios indio Brahma, el creador del universo, e Indra, el Rey de los Dioses, le imploraron que enseñara. Al hacer esta solicitud, Brahma le dijo al Buda que el mundo sufriría interminablemente si no enseñaba, y que al menos habría unas cuantas personas capaces de entender sus palabras.

Es posible que este detalle sea un elemento satírico que indique la superioridad de las enseñanzas del Buda, que superaba los métodos ofrecidos por las tradiciones espirituales indias de su época. Si incluso los dioses superiores admiten que el mundo necesita las enseñanzas del Buda porque ellos mismos carecen de métodos para poner fin de forma permanente al sufrimiento de los seres, no hay necesidad de mencionar cuán necesarias son las enseñanzas para la gente ordinaria. Además, en el imaginario budista, Brahma representa el orgullo arrogante; su falsa creencia de que es el creador omnipotente representa el epítome de la confusión de pensar que este “yo” imposible existe y puede controlarlo todo en la vida. Tal creencia inevitablemente produce frustración y sufrimiento. Solamente las enseñanzas del Buda acerca de cómo existimos realmente pueden ofrecer una detención verdadera del sufrimiento verdadero y su causa verdadera.

El Buda aceptó la solicitud de Brahma e Indra, fue a Sarnath y, en el Parque de los Venados, enseñó las Cuatro Verdades Nobles a sus cinco antiguos acompañantes. En el imaginario budista, los venados representan la gentileza, en el sentido de que el Buda enseñó un método gentil, que evita los extremos del hedonismo y el ascetismo.

Al poco tiempo, una cierta cantidad de hombres jóvenes de los alrededores de Varanasi se unieron al Buda, manteniendo un celibato estricto. Sus padres se volvieron discípulos laicos y empezaron a mantener al grupo con dádivas. Tan pronto como cualquier integrante se volvía lo suficientemente entrenado y calificado, salía a enseñar a otros. De esta forma, el grupo de seguidores mendicantes del Buda creció rápidamente y pronto se establecieron y conformaron comunidades “monásticas” individuales en diversos lugares.

El Buda organizó estas comunidades monásticas de acuerdo con lineamientos prácticos. Los monjes, si es que podemos utilizar este término en una etapa tan temprana, podían admitir candidatos para que se unieran a las comunidades, pero tenían que seguir ciertas restricciones para evitar confrontaciones con las autoridades seculares. Así, en esta época el Buda no admitió en las comunidades monásticas a criminales, aquellos que estaban en servicio real, tal como el ejército, a esclavos que no habían sido liberados y aquellos con enfermedades contagiosas, tales como lepra. Además, no se podía admitir a nadie que fuera menor de 20 años. El Buda quería evitar problemas y asegurar el respeto público por las comunidades y por las enseñanzas del Dharma. Esto demuestra que, como seguidores del Buda, necesitamos ser respetuosos de las costumbres locales y actuar de forma respetable, de tal manera que la gente tenga una buena impresión del budismo y, en consecuencia, lo respete.

Al poco tiempo, el Buda regresó a Maghada, el reino en donde se encuentra Bodh Gaya. Fue invitado a la capital, Rajagrha – lo que hoy en día es Rajgir – por parte del Rey Bimbisara, quien se volvió su patrocinador y discípulo. Ahí, Shariputra y Maudgalyayana también se unieron a la creciente orden del Buda y se convirtieron en unos de sus discípulos más cercanos.

Dentro del año siguiente a su iluminación, el Buda regresó a Kapilavastu, su hogar, en donde su hijo Rahula se unió a la orden. El medio hermano del Buda, el bien parecido Nanda, ya había dejado el hogar para unirse a él. El rey Shuddhodana, el padre del Buda, estaba muy triste de que la línea familia se hubiera roto y solicitó que, en el futuro, un hijo debiese tener el consentimiento de sus padres para unirse a la orden monástica. El Buda estuvo completamente de acuerdo. El punto de este relato no es verlo como crueldad de parte del Buda hacia su padre, sino resaltar la importancia de no crear mala voluntad hacia el budismo, especialmente dentro de nuestra propia familia.

Un detalle posterior acerca del encuentro del Buda con su familia es el uso de sus poderes extra-físicos para viajar al Reino Puro de los Treinta y tres Dioses o, de acuerdo con algunas fuentes, el Reino Puro de Tushita, para enseñar a su madre, quien había renacido ahí. Esto indica la importancia de apreciar y retribuir la bondad materna.

Crecimiento de la orden monástica

Las primeras comunidades de monjes del Buda eran pequeñas y no pasaban de los 20 hombres. Cada una de ellas era autónoma, pero seguían los lineamentos establecidos para pedir limosna. Las acciones y decisiones de cada comunidad eran decididas por voto consensuado entre sus miembros, para evitar cualquier discordia, y ninguna persona era considerada como autoridad única. El Buda los instruyó para que consideraran las enseñanzas del Dharma como la autoridad misma. La disciplina monástica podía haber sido modificada en caso de necesidad, pero cualquier cambio tenía que estar basado en el consenso de la comunidad como un todo.

El rey Bimbisara sugirió que el Buda podía adoptar algunas costumbres de otros grupos espirituales mendicantes, como los jainistas, que sostenían asambleas cuatro veces al mes. De acuerdo con esta costumbre, los miembros de la comunidad espiritual tenían que reunirse al principio de cada fase lunar para discutir las enseñanzas. El Buda aceptó, mostrando que estaba abierto a las sugerencias para seguir las costumbres de la época, y terminó moldeando muchos aspectos de sus comunidades espirituales y de la estructura de las enseñanzas según los jainistas. Mahavira, el fundador del jainismo, vivió casi medio siglo antes que el Buda.

Shariputra también le solicitó al Buda que formulara reglas para un código de disciplina monástica. El Buda decidió que era mejor esperar hasta que surgieran problemas específicos, de tal forma que pudieran instituir un voto para evitar cualquier recurrencia de un incidente similar. Esta política se siguió con respecto, tanto a las acciones naturalmente destructivas, las cuales eran dañinas para cualquiera que las cometiera, como a las acciones éticamente neutras, prohibidas para ciertas personas, en ciertas situaciones y por ciertas razones. Así, las reglas de la disciplina (vinaya) eran pragmáticas y estaban formuladas ad hoc, tomando en cuenta que las principales consideraciones del Buda eran evitar problemas y no causar ofensas.

Basado en las reglas de disciplina, el Buda instituyó la recitación de votos en la asamblea monástica cuatro veces al mes, en la que los monjes admitían abiertamente cualquier infracción. La expulsión de la comunidad era resultado de las más serias infracciones, de lo contrario, sólo se experimentaba la deshonra del periodo de prueba. Tiempo después, estas reuniones se llevaban a cabo solo de forma bimestral.

Posteriormente, el Buda instituyó un retiro de tres meses en la temporada de lluvias, durante el cual los monjes podían permanecer en un solo lugar y prescindir de cualquier viaje. El objetivo era evitar que los monjes dañaran los cultivos al tener que caminar a través de los campos cuando los caminos estuvieran inundados. Esto condujo al establecimiento de monasterios fijos, lo cual era práctico. Nuevamente, este desarrollo surgió para evitar causar daño a la comunidad laica y para obtener su respeto.

A partir del segundo retiro de la temporada de lluvias, el Buda pasó veinticinco veranos en el bosque Jetavana, en las afueras de Shravasti, la ciudad capital del reino de Koshala. Ahí, el mercader Anathapindada construyó un monasterio para el Buda y sus monjes, y el rey Prasenajit siguió patrocinando a la comunidad. Este monasterio en Jetavana fue el escenario de muchos de los grandes eventos de la vida del Buda, siendo el más famoso de ellos su derrota de los líderes de las seis principales escuelas no budistas de la época en un concurso de poderes milagrosos.

Si bien hoy en día ninguno de nosotros podemos llevar a cabo hazañas milagrosas, el hecho de que el Buda los haya utilizado para vencer a sus oponentes, en lugar de utilizar la lógica, indica que, cuando la mente de otros está cerrada a la razón, la mejor forma de convencerlos de la validez de nuestro entendimiento es demostrarles nuestro nivel de realización a través de las acciones y la conducta. También tenemos este tipo de dichos en español: “una acción vale más que mil palabras”.

La fundación de la orden monástica de monjas

Más adelante en su carrera docente, el Buda instituyó una comunidad de monjas en el Vaishali, ante la solicitud de su tía Mahaprajapati. El Buda se encontraba reticente a iniciar tal orden, pero después decidió que sería posible si prescribía un mayor número de votos para las monjas que para los monjes. Al hacerlo, el Buda no estaba diciendo que las mujeres fueran más indisciplinadas que los hombres y que, por lo tanto, requirieran más entrenamiento mediante la conservación de más votos. Por el contrario, temía que establecer una orden femenina le acarreara una mala reputación y pusiera fin a sus enseñanzas de forma prematura. Más que nada, el Buda quería evitar que se le faltara el respeto a la comunidad en general, así que la comunidad de monjas necesitaba estar por encima de la sospecha de cualquier conducta inmoral.

Sin embargo, en general el Buda era reticente a formular reglas y estaba dispuesto a que las de menor importancia fueran abolidas si se encontraba que eran innecesarias, una política que muestra la dinámica entre las dos verdades: la verdad más profunda, y aun así, el respeto por la verdad convencional de acuerdo con las costumbres locales. A pesar de que en la verdad más profunda no hay problema alguno con tener una orden de monjas, con el fin de evitar que las personas comunes de la época menospreciaran las enseñanzas budistas, necesitaba haber más reglas de disciplina para las monjas. En la verdad más profunda, no importa lo que la sociedad piense o diga, pero en la verdad convencional es importante que la comunidad budista merezca el respeto y la confianza del público en general. Así, en los tiempos y en las sociedades modernas se consideraría una enorme falta de respeto que, dentro de las costumbres budistas, existiera cualquier tipo de prejuicio hacia monjas o mujeres en general, o hacia cualquier grupo minoritario; en este sentido, el espíritu del Buda es modificar las reglas de acuerdo con las normas de las épocas.

Después de todo, la tolerancia y la compasión han sido los aspectos principales de las enseñanzas del Buda. Por ejemplo, el Buda animó a los discípulos noveles que habían apoyado previamente a otra comunidad religiosa, que continuaran apoyándola. Dentro de la orden budista, instruyó a sus integrantes a cuidarse los unos a los otros, por ejemplo, cuando estuvieran enfermos, porque todos eran miembros de la familia budista. Este es un precepto importante también para todos los budistas laicos.

El método didáctico del Buda

El Buda enseñó a otros a través, tanto de instrucciones verbales, como de su ejemplo vivo. Para las instrucciones verbales, siguió dos métodos, dependiendo de si estaba enseñando a un grupo o a una persona. En los grupos, el Buda explicaba sus enseñanzas en forma de discurso, a menudo repitiendo cada punto con diferentes palabras para que la audiencia pudiera entenderla mejor y recordarla. Cuando daba una instrucción personal, que la mayoría de las veces era después de la comida en la casa de algún patrocinador que lo había invitado a él y a sus monjes, el Buda utilizaba una aproximación diferente. Nunca se oponía ni desafiaba la perspectiva de quien lo escuchaba, sino que adoptaba su posición y hacía preguntas que le ayudaran al escucha a clarificar sus propios pensamientos. De esta forma, el Buda conducía a la persona a mejorar su posición y gradualmente obtener un entendimiento más profundo de la realidad. Un ejemplo es cuando el Buda condujo a un orgulloso miembro de la casta de los brahmanes a entender que la superioridad deriva, no de la casta en la cual uno nace, sino del desarrollo de las buenas cualidades.

Otro ejemplo es la instrucción del Buda a una desolada madre quien le llevó a su bebé muerto, rogándole que le devolviera la vida. El Buda le dijo a la madre que le llevara una semilla de mostaza de una casa en la cual la muerte nunca se hubiera presentado y él vería qué podía hacer. La mujer fue de casa en casa, pero todos habían experimentado la muerte de alguien. Lentamente se dio cuenta de que, algún día, todos deben morir, y de esta forma fue capaz de cremar a su hijo con mayor paz mental.

El método de enseñanza del Buda nos enseña que, para ayudar a las personas en encuentros individuales, es mejor no ser confrontadores. La forma más efectiva es ayudarles a pensar por sí mismos. Sin embargo, al enseñar a grupos de personas, es mejor explicar las cosas de forma directa y clara.

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Conspiraciones contra el Buda y escisiones

Siete años antes de que el Buda muriera, su celoso primo Devadatta conspiró para tomar el lugar del Buda como cabeza de la orden. De manera similar, el príncipe Ajatashatru conspiró para reemplazar a su padre, el rey Bimbisara, como gobernante de Magadha, así que los dos conspiraron juntos. Ajatashatru intentó asesinar a Bimbisara y, en consecuencia, el rey abdicó al trono en favor de su hijo. Al ver el éxito de Ajatashatru, Devadatta le pidió que asesinara al Buda, pero fallaron en todos sus intentos.

Entonces, un frustrado Devadatta trató de alejar a los monjes del Buda afirmando ser “más santo” que él y proponiendo un esquema de reglas de disciplina más estricto. De acuerdo con el Camino de la Purificación (pali: Visuddhimagga) del maestro teravada del s. IV e.c., Buddhaghosa, las nuevas propuestas de Devadatta incluían:

  • Usar hábitos remendados con harapos.
  • Usar solamente tres hábitos.
  • Sólo salir por limosnas y nunca aceptar invitaciones a comidas.
  • No saltarse ninguna casa cuando se pidan limosnas.
  • Comer de una sola vez todas las limosnas que se hayan recibido.
  • Comer únicamente del propio cuenco para limosnas.
  • Rechazar el resto de la comida.
  • Vivir sólo en el bosque.
  • Vivir bajo los árboles.
  • Vivir al aire libre y no en casas.
  • Permanecer la mayor parte del tiempo en los vertederos de cadáveres.
  • Sentirse satisfecho con cualquiera que sea el lugar que uno encuentre para alojarse, mientras se deambula continuamente de lugar en lugar.
  • Dormir sentados, nunca acostados.

El Buda dijo que si los monjes deseaban seguir esas reglas de disciplina adicionales, estaba perfectamente bien, pero que sería imposible obligarlos a todos a hacerlo. Una cierta cantidad de monjes eligió seguir a Devadatta y dejaron la comunidad del Buda para formar su propia orden.

En la escuela teravada, las reglas de disciplina adicionales que Devadatta estableció se conocen como “Las trece ramas de la práctica acatada”. La tradición de los monjes del bosque, como se encuentra aún hoy en día en Tailandia, por ejemplo, parece derivarse de esta práctica. El discípulo del Buda, Mahakashyapa, fue el practicante más famoso que siguió esta estricta disciplina, la cual es seguida actualmente en su mayoría por ascetas errantes santos, sadhus, de la tradición hinduista. Su práctica parece ser una continuación de la tradición de los buscadores espirituales errantes mendicantes de la época del Buda.

Las escuelas mahayana tienen una lista similar de doce características de práctica acatada. Esta lista omite “no saltarse ninguna casa cuando se pidan limosnas” y añade “usar hábitos que se hayan desechado en la basura”, mientras que “mendigar” y “comer únicamente del propio cuenco para limosnas” cuentan como uno. Gran parte de esta disciplina fue seguida posteriormente por la tradición india de practicantes tántricos con grandes realizaciones, que se encuentran, tanto en el budismo mahayana, como en el hinduismo.

Separarse de una tradición budista establecida para formar otra, o en términos contemporáneos, formar un Centro de Dharma separado, no era el problema. Hacerlo no era visto como crear un “cisma en la comunidad monástica”, uno de los cinco crímenes atroces. Devadatta sí creó tal cisma, porque el grupo que se separó del Buda para seguirlo albergó una mala voluntad extrema hacia la comunidad monástica del Buda, a la que criticaron severamente. De acuerdo con algunos relatos, la mala voluntad de este cisma perduró por varios siglos.

El relato de este cisma muestra que el Buda era extremadamente tolerante y nada fundamentalista. Si sus seguidores querían adoptar un código de disciplina más estricto que el que él había establecido para ellos, eso estaba bien; y si no deseaban hacerlo, también estaba bien. Nadie fue nunca obligado a practicar lo que el Buda enseñó. Si un monje o monja deseaba dejar la orden monástica, eso también estaba bien. Sin embargo, lo que es extremadamente destructivo es separar a la comunidad budista, especialmente a la comunidad monástica, en dos o más grupos que se guarden mala voluntad y traten de desacreditarse y dañarse entre sí. Incluso unirse posteriormente a una de las facciones y participar en su campaña de odio es sumamente nocivo. Sin embargo, si uno de los grupos está involucrado en acciones dañinas o destructivas, o sigue una disciplina dañina, entonces la compasión llama a advertir a las personas acerca de los peligros de unirse a ese grupo, pero la motivación nunca debe estar mezclada con enojo, odio o deseo de venganza.

La muerte del Buda

Aunque con el logro de la liberación, el Buda estaba más allá de tener que experimentar la muerte ordinaria de forma incontrolable, sin embargo, a la edad de 81 años, el Buda decidió que sería beneficioso enseñar a sus seguidores la impermanencia y dejar su cuerpo. Antes de hacerlo, le dio a su asistente Ananda la oportunidad de pedirle que viviera y enseñara más, pero Ananda no captó esta señal que el Buda le dio. Esto muestra que el Buda enseña solo cuando se le solicita hacerlo, y si nadie pregunta o está interesado entonces se va a otro lugar en donde pueda ser de mayor beneficio. La presencia del maestro y de las enseñanzas depende de los estudiantes.

Así pues, en Kushinagara, en la casa de un patrocinador llamado Chunda, el Buda enfermó gravemente después de una comida que se le ofreció a él y a los monjes. En su lecho de muerte, el Buda les dijo a sus monjes que si tenían dudas o preguntas no respondidas debían confiar en sus enseñanzas del Dharma y en su disciplina ética, las cuales ahora serían sus maestros. El Buda estaba indicando que cada persona debe resolver las cosas por sí misma a partir de las enseñanzas, dado que no habrá autoridad absoluta que proporcione todas las respuestas. Después, el Buda murió.

Chunda estaba totalmente desconsolado pensando que había envenenado al Buda, pero Ananda lo reconfortó al decirle que, de hecho, había acumulado una enorme fuerza positiva o “mérito” al haberle ofrecido al Buda su última comida antes de morir.

Luego, el Buda fue cremado y sus cenizas fueron colocadas en estupas (monumentos relicarios), especialmente en los lugares que se convertirían en los cuatro principales lugares budistas de peregrinación:

  • Lumbini – donde el Buda nació.
  • Bodh Gaya – donde el Buda alcanzó la iluminación.
  • Sarnath – donde dio su primera enseñanza del Dharma.
  • Kushinagara – donde murió.

Resumen

Diversas tradiciones budistas enseñan diferentes relatos de la vida del Buda. Sus diferencias indican cómo cada tradición concibe al Buda y lo que podemos aprender de su ejemplo.

  • Las versiones hinayana hablan solo del Buda histórico. Al mostrar cómo el Buda trabajó intensamente consigo mismo para alcanzar la iluminación, entendemos que incluso como personas normales podemos hacer lo mismo, y aprendemos a esforzarnos.
  • Según las versiones mahayana generales, el Buda ya había alcanzado la iluminación muchos eones atrás. Al manifestarse en una vida con doce actividades iluminadoras, nos enseña que la iluminación implica trabajar para siempre en beneficio de todos.
  • Los relatos del tantra anutarayoga afirman que el Buda se manifestó simultáneamente como Shakyamuni, enseñando los Sutras de la conciencia discriminativa de largo alcance (Los Sutras del Prajnaparamita) y como Vajradhara, enseñando los tantras. Esto indica que la práctica del tantra está completamente basada en las enseñanzas madyámaka de la vacuidad (vacío).

Así, podemos aprender muchas cosas útiles de cada una de las versiones de la vida del Buda y obtener inspiración en muchos niveles diferentes.

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